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La clase 77 y los sobrevivientes de la clase 78 están que escuchan atentos a la explicación que Soda les está dando sobre el proyecto Towa.

—Simplemente perfecto —comenta el verdadero Togami sonriendo—. Aquellos artefactos resultan más que eficaces.

—Te felicitamos, Soda —dice Makoto con una amplia sonrisa.

—Un trabajo magnífico —halaga, también, Kirigiri.

—Quién diría que si eres útil —dice Hiyoko a modo de burla, pero en el buen sentido.

—Bien hecho, Soda.

El omega de cabello rosado se sonroja tras las palabras de Sonia y desvía la mirada apenado.

— ¿Cuándo tendrán listos los materiales? — Pregunta Hinata moviéndose algo incómodo, a despertado con un sentimiento extraño en el interior de su cuerpo.

Komaeda nota este raro comportamiento por parte del alfa y frunce el ceño.

—Trataremos que sea lo más pronto posible —dice Makoto tecleando quién sabe qué en el computador.

De repente, un aroma aparece en la sala de reuniones haciendo que los alfas se pongan alertas con la protección de sus respectivas parejas.

Nekomaru ha entrado en celo.

—Demonios —gime el alfa y se pone de pie—. Discúlpenme.

Y se retira de la sala.

— ¿Estás bien? — Le pregunta Mahiru a su omega, quien asiente con una sonrisa.

—Creo que hay que dejar la reunión hasta aquí —dice Sonia poniéndose de pie.

La clase 78 asiente comprendiendo y la pantalla se pone negra.

—Mikan, encargarte de los supresores para Neko...

—No hace falta —Akane interrumpe a Hinata—. Yo me encargaré.

Ibuki suelta un chillido de sorpresa y aplaude.

— ¡Más parejas! ¡A Ibuki le gusta!

Minutos después, cada quien está que realiza la tarea asignada correspondiente que les dio la princesa alfa. Sin embargo, Hinata no puede prestar atención a lo que le está diciendo Togami debido a que un calor insoportable ha consumido todo su cuerpo.

—Joder —dice sacándose la corbata y tira la cabeza hacia atrás.

—Uy, no —dice Togami tapándose la nariz—. Iré a llamar a Koma....

— ¡No! — Gruñe mirándolo molesto—. Iré yo, yo iré con mi Nagito.

Togami rueda los ojos.

Mientras tanto, en la cocina Komaeda está dejando una caja de algún condimento.

—Ah, qué cansancio —comenta Mitarai dejando otra caja.

—Estoy muerto —dice Teruteru tirándose en el piso.

—Por qué Sonia nos dio este trabajo —se queja el animador—. Debió dejarle a los alfas.

Tanaka ríe y ayuda al animador con otra caja. Un ruido de algo cayéndose llama la atención de los presentes.

—Auch —dice Komaeda sobando su cabeza.

— ¿Estás bien, Komaeda? — El alfa le extiende la mano y antes de que el albino la acepte, un gruñido conocido se escucha en la cocina.

—Alejate —demanda Hinata molesto.

Komaeda se sonroja al sentir el aroma que desprende el alfa y jadea cuando lo ha tomado de los hombros para ponerlo de pie, y abrazarlo por la espalda. Puede sentir como el duro y firme miembro del castaño está que se presiona contra su trasero. Muerde su labio con fuerza para no soltar un gemido.

—Agh, Hinata —dice Mitarai tapándose la nariz—. Tu celo apesta.

El mencionado gruñe, oculta su rostro en el pálido cuello y comienza a morderlo. Las piernas del albino tiemblan y tiene que hacer un gran esfuerzo mental para no gemir, está más que avergonzado.

—Hajime —susurra en modo de reproche.

Gruñido.

— ¡En mi cocina no! — Chilla Teruteru y agarra una sartén—. Váyanse, antes que les tire un buen golpe —los señala con el utensilio—. Pervertidos.

Komaeda agarra la mano de su pareja para acariciarla con ternura.

—Vamos, Hajime —este solo gruñe a modo de protesta—. Me haré cargo de tu celo —comenta sonrojado y el alfa lo mira con picardía, pero también con felicidad.

Así, la pareja principal sale de la cocina rumbo a la cabaña del omega, a petición del alfa debido a que no quiere que nadie huele ni escuche al albino. Komaeda gime fuerte cuando ha sido arrinconado contra la puerta y sus labios son poseídos por los del alfa.

—Omega —gruñe mordiendo el labio inferior del albino.

—Hajime, espera—dice entre el beso y pone sus manos encima de los hombros del castaño para separarlo un poco—. ¿Puedes esperar un poco antes de…, antes de… —sacude la cabeza y decide no decirlo—,..., puedes esperar?

—No —responde excitado y pretende besarlo otra vez.

—Por favor —ruega haciendo el puchero que el alfa no resiste—. No tardaré, solo…, solo es algo que a Hajime le gustará.

Al ver el sonrojo del omega y como desvía la mirada por lo avergonzado que se encuentra, Hinata no tiene más opción que aceptar.

—Cinco minutos —demanda sentándose en la cama y desabotonando los tres primeros botones de la camisa.

El albino sonríe agradecido, agarra algo del armario y se encierra en el baño. Hinata está con la ceja alzada debido a la intriga que tiene por saber qué es lo que Komaeda ha planeado.

—Maldición —gime mirando su miembro y sin más remedio comienza a masturbarse.

— ¡Deja de hacerlo!

La voz del omega hace que de un salto.

—Pero, cariño —dice a modo de reclamo.

—So-Solo un minuto —balbucea nervioso.

Hinata suspira y muerde su labio inferior.

El calor va aumentando por su sistema nervioso, su alfa comienza a impacientarse, necesita al albino, lo necesita debajo suyo, encima suyo, en cualquier posición; pero necesita sentir la caliente y estrecha entrada de su omega. En como las pálidas mejillas toman color al igual que los labios, quiere deleitarse con los gemidos tan sublimes, los cuales hacen que pierda el control. Desea morder la marca tantas veces y reclamarlo para que todos sepan que Komaeda es solo de Hinata. Ver las lágrimas de excitación y aquella mirada tímida, y a la vez atrevida.

El alfa está más que excitado en este momento, si el albino demora un minuto más, va y tira la puerta para cogerlo en el piso o encima del lavado.

—Mhm —gime con aquella idea.

—Ha-Hajime —escucha que lo llama Komaeda—. Cierra los ojos, por favor.

—De acuerdo —obedece, no duda.

Confía en el albino.

Los tímpanos del castaño escuchan como la puerta del baño se abre, un hormigueo recorre su espalda y gruñe por el olor a vainilla.

— ¿Puedo abrir los ojos, Nagito?

Komaeda traga saliva y duda si al alfa le gustará lo que lleva puesto.

—Sí —susurra bajando la mirada apenado por el atuendo—. Abre los ojos, Hajime.

Las pupilas de Hinata están dilatadas por la imagen que sus oscuros ojos verdes están observando y lo único que puede pensar es en poseer a su precioso omega de todas las maneras posibles y las que no, también.

Nuestro Amor © (HinaKoma/Omegaverse) [Segunda Temporada] |Terminada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora