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Habían pasado dos días desde aquella conversación que había tenido con Komaeda, quien está que evita a toda costa toparse con el castaño debido a que está avergonzado por la manera que le había contestado.

No quería gritarle, pero lo que le dijo Hinata lo había ofendido más cuando tocó el tema del celo, sabe que no quiso ofenderle y que se expresó mal; aún así no quiere verlo. Así que, ni bien llegaron a la isla, Komaeda fue directo a su cabaña y se encerró ahí hasta que dio la hora de la cena, la cual no estaba seguro en ir; pero con tantas personas sabía que Hinata no se le acercaría. Y así fue, el castaño quería ir donde estaba el de ojos grises, pero no quería que los demás noten que paso algo malo con ellos por lo que le dice a Mitarai que quiere discutir algo con él sobre el programa que uso Junko y Togami (el impostor) al escuchar esto se suma a la charla.

—Demonios —dice fastidiado Fuyuhiko al ver a esos dos—. Hasta cuando piensan estar así.

—No se puede evitar —comenta Mahiru mientras corta su carne—. Después de todo, no es un asunto fácil de resolver.

Mikan asiente nerviosa y balbucea como siempre incoherencias.

—Hinata debería hacerse cargo —dice Hiyoko en un tono pretencioso—. Además, Komaeda no es nada feo, ese culo que ti...

— ¡Hiyoko! —Exclama Mahiru horrorizada y algo celosa.

La bailarina ríe, le gusta poner celosa a su alfa, y le acaricia la mano para que se tranquilice. Ambas están comenzando a salir, todos esperan que las cosas salgan bien para las chicas.

—Creo que será mejor si hablo con Hinata —comenta Sonia para sí, pero es oída de todas maneras por los presentes—. Debe tener miedo a que si rompe la marca, Komaeda muera.

—Bueno, es lo que se espera —dice Fuyuhiko y hace una mueca de preocupación.

—Lo que bocchan dice es cierto —la mira de reojo—. Nadie quiere que Komaeda muera, sea como sea es nuestro compañero y amigo, y hay que ayudarlo para que pueda afrontar sea cual sea la decisión que tome Hinata.

Los de aquella mesa asienten, mientras a pocos metros se encuentra otra mesa donde están los demás.

— ¿Qué es lo que tú quieres, Komaeda? —Le pregunta Nekomaru tras hablarle del tema al albino.

—Yo... —mira su plato de comida, realmente no tiene apetito—. Yo solo quiero que Hinata sea feliz.

Soda lo mira con algo de lástima.

—No te preocupes, los dioses oscuros sabrán qué destino darles a ambos.

—Que digas oscuro no suena tan bien, Gundhan —dice Teruteru sonriendo.

Akane solo balbucea lo que sea debido a que está comiendo e Ibuki les da ánimos mientras toca con los cubiertos.

—Gracias, chicos —les sonríe Komaeda, pues no esperaba que después de lo que pasó en el New World lo aceptaran.

Él fue quien causó más daño, por su culpa se dio el primer asesinato y también quiso matar a los que sobraban. Aunque si se lo ponen a pensar, sin él tampoco hubieran podido descubrir el alter ego de Enoshima.

En fin, ya es un tema que está cerrado y ahora hay un problema que todos quieren que se solucione debido a que no toleran ver a dos de sus amigos; así como en estos momentos donde Hinata ha entrado con Miratai y Komaeda agradece por la comida para retirarse esquivando al castaño, quien gruñe al ver como el albino hace lo que sea por evitarlo.

Por alguna razón, el alfa de Hinata está de mal humor, él no quiere que su omega lo ignore.

Hinata frunce su ceño con molestia. Él no nació alfa sino beta, pero cuando Kamukura nació este fue alfa y al parecer esos genes se quedaron; así que, esto de ser alfa le es un poco difícil al castaño. Aún así, sabe que podrá comprenderlo y ser un buen alfa.

—Tu mal humor se huele —le dice Soda tapándose su nariz.

—Es porque su omega no le pela —comenta Hiyoko con burla.

Hinata gruñe baja y le dice.

—No es mi omega.

—Ya, no empiecen —dice Sonia seria, no quiere que una pelea sin sentido se dé—. Y Hinata, debo hablar contigo después.

Este solo asiente a regañadientes, no quiere, pero sabe que no puede escapar de la princesa alfa.

—Realmente no quiero hablarlo, Sonia —le dice una vez que están solos en el comedor—. Me estresa en solo pensar qué hacer.

—Mhm, primero quiero que hablemos sobre qué fue lo que le dijiste a Komaeda para que saliera llorando ese día en el barco —bebe un sorbo de su taza de té y el castaño se encoge de hombros, y termina contándole—. Realmente eres un…

Se calla, pues una princesa no debe usar ese tipo de vocabulario.

—Lo sé, no hace falta decirlo y quiero disculparme; pero está que me evita.

—Komaeda está nervioso y asustado, se le huele.

Hinata gruñe bajo, no le gusta eso que otros alfas estén oliendo al albino. La rubia alza una ceja al ver esa reacción y sonríe para sí misma, sabe lo que está pasando.

—Hinata, ¿estás seguro que no sientes nada por...

—No —la interrumpe inmediatamente—. Komaeda no me simpatiza, por ende es imposible que sienta el más mínimo cariño por él.

—Bueno, acabas de gruñir.

—No significa nada —bebe también su té—. Gruño para todo.

—Pero, antes no lo hacías.

—Es que ahora estoy más estresado es todo —se excusa, pero la princesa sabe que no es eso,sospecha que muy en el fondo el castaño siente algo por el de ojos grises.

Suspira, quizás, su amigo necesite un empujón para que abra los ojos; así que, sonríe y cierra sus ojos.

—Cambiando de tema, estaba pensando hacer una fogata, ya sabes, para que todos estemos más unidos.

Hinata lo piensa por unos breves segundos, pues tiene el talento del análisis, y le parece una excelente idea; y quizás solo quizás pueda acercarse al albino y pedirle perdón para después poder hablar más con calma respecto al lazo.

Nuestro Amor © (HinaKoma/Omegaverse) [Segunda Temporada] |Terminada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora