0.6

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     Sus amigas habían convencido a Alice de salir esa noche con la excusa de celebrar el cierre del semestre y sus buenas calificaciones.  El lugar tenía música tecno moderna que hacía a la gente querer bailar y saltar, pero Alice no bailaba. Ella estaba sentada en un taburete viendo a la gente divertirse y pensando en que quería volver a casa para acostarse en su cama.

     Un chico le llamó la atención, era alto y se movía hacia los lados como si la inexistente brisa lo desestabilizara. Él intentaba subir el pequeño escalón que llevaba a los baños, pero lo único que hacía era colocar su pie en la orilla de este haciendo que resbalara, una y otra vez.  Claramente el chico había tomado de más.

—¿Necesitas ayuda? — Preguntó ella luego de acercarse. El chico de cabello castaño rojizo ondulado la observó, Alice se percató del sonrojo que apareció en las mejillas.

—Tranquila, p-puedo solo...

     Harry lo intentó nuevamente, pero volvió a fallar.

—¿Viniste acompañado? — Le preguntó Alice con voz tranquila.

—Están por ahí, pero no los necesito, e-estoy bien.

—¿Quieres que busque a tus amigos?

— No no no, no te diré.

—Te traeré agua, no te muevas de aquí. — La chica rápidamente fue a la barra y pidió una botella de agua. Al volver, lo vio sentado en el suelo sacando sus cosas de sus bolsillos. — ¿Porqué estás en el suelo?

—La acústica es mejor desde aquí.

— ¿Qué haces vaciando tus bolsillos?

—Busco mi... reloj.

—Lo tienes en la muñeca.

El chico miró asombrado su mano y empezó a jugar con el accesorio en su muñeca mientras tarareaba la canción que sonaba. Alice se percató de que el chico había dejado sus cosas allí en el suelo así que ella las recolectó para cuidarlas. Harry vió lo que hacía la chica así que tomó su teléfono.

— ¿Me darías t-tu número? — Preguntó él entregándole el teléfono con ojos de perrito. — Agéndate como mi ángel guardián, con emoji incluido. — Él volvió su atención a su reloj y la música.

Alice luego de pensárselo unos segundos decidió hacerlo. Una idea apareció en su mente, decidió dejarle grabarle un mensaje. Creía que sería buena idea para que a la mañana siguiente el supiera que había sucedido.







     Luego de una hora de estar cuidando al chico, él le dijo que vivía cerca de allí así que Alice decidió llevarlo para que pudiera recuperarse.

—Ven, apóyate en mi para que no te caigas. — Dijo mientras ayudaba a Harry a levantarse del suelo.

     Alice le mandó un texto a sus amigas diciéndoles que se iba para que no se preocuparan por ella. Ellos caminaban en dirección al hogar del chico.

—Mi ángel. — Le dijo Harry en voz baja —¿Podrías prestarme un diccionario? Es que al verte me he quedado sin palabras.

— No otra vez. — Dijo Alice en un susurro, no pudo evitar reírse ante el hecho que volvía a decir frases de coqueteo.

— Oye, tienes algo en la cara.

—¿Qué? — Preguntó ella.

—La sonrisa más bonita que he visto en mi vida. — Alice volvió a reírse por el piropo. — Disculpa, ¿te llamas Google? Es que en ti encuentro todo lo que busco.

—Deberías conseguirte otras frases, chico. — Dijo ella aún riendo.

— No me llamo chico, mi nombre es Harry, mi ángel guardián.

     Ambos compartieron una sonrisa.

Angels. | Harry Holland.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora