3.3

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— ¿Nervioso?

— No preguntes estupideces, Tom. Claramente Harry está nervioso. — Dijo Harrison revisando el closet del chico buscando una chaqueta.

— Tranquilo, hermano, no te va a rechazar. — Le dijo Sam dejándose caer sobre la cama a un lado de su hermano menor que miraba su teléfono. — No te vayas a entusiasmar con el gel, Tom.

—¿Gel? No quiero esa cosa en mi cabello.

—Tus rulos están descontrolados, hermanito.

—Están bien, es mas, tu estupido gel los arruinará. — Harry vió su teléfono. — Solo déjame, se está haciendo tarde y no quiero atrasarme.

Harrison le pasó un abrigo a su amigo antes de darle una sonrisa.

—Todo saldrá bien, tonto. — Le dijo dándole unas palmadas en la espalda.

—Gracias a ustedes por la ayuda.

— Suerte. — Sam y Harry hicieron su saludo de manos antes de que el chico se fuera.

—Cinco dólares a que se pone a llorar si ella le dice que sí. — Dijo  Harrison.

—Trato. — Le dijo Paddy que estaba a su lado.







     Alice caminaba nerviosa por la playa junto a Harry, el chico le había dicho que le tenía una sorpresa y aún no sabía nada.

—¿Y a dónde vamos exactamente?

—Es octava vez que me preguntas, ángel.

— ¿Y tendré una respuesta esta vez?

—No. — Harry rió ante la falsa cara triste de la chica a su lado. Alice creía que sus oídos habían sido bendecidos al escuchar la risa del chico con el sonido del océano de fondo, algo simplemente perfecto.

El chico llegó a un sector de playa que tenía unas palmeras decoradas con luces tenues, velas y una manta con almohadones en el suelo.

— ¿Qué...?¿Cómo...? — Alice tenía una sonrisa en su rostro. Sus ojos observaban con maravilla el lugar. Harry le tomó la mano y la llevó hasta la manta, allí se sentaron.

—Los chicos me ayudaron con todo esto y Sam me ayudó con la comida. — El chico comenzó a sacar cosas de una canasta que había allí. Alice levantó una ceja. — Bueno, yo ayudé a Sam. — Ambos rieron.

—No tenías porqué hacer todo esto, Harry.

—No, no tenía, pero quería hacerlo. — Él le sonrió antes de seguir sacando cosas. — Aquí tenemos sándwiches, brownies, pastel de manzana, frutas con chocolate y panqueques, idea de Harrison.

Comenzaron a disfrutar la comida mientras charlaban y reían, Jack Johnson sonaba desde el teléfono de Harry creando un ambiente agradable. Ambos se sentían bien.

—Tengo algo más para ti. — Dijo el chico algo nervioso sacando unas tazas de la cesta junto a un termo, él vertió el líquido que había en este. — No podía faltar el té con leche.

Ella rió antes de aceptar la taza gustosa. Mientras bebían su té y charlaban, Harry no dejaba de pensar en el momento en que ella terminara y se percatara de la verdadera razón de la cita.

—Ven, vamos a la orilla. — Dijo Alice tomando su mano y dirigiéndose al océano aún con el té en sus manos.

Ambos se quitaron sus zapatos y dejaron que el agua salada acariciara sus pies. Harry se había adentrado un poco más al agua.

—¡Mira, encontré estas conchas de mar y...! — El chico se volteó y dejó de hablar cuando vio a Alice petrificada viendo la taza en sus manos. El corazón le latía a mil cuando vió el rostro de la chica con los ojos bien abiertos.

—¿Es un chiste? — Preguntó ella después de unos largos segundos en silencio.

    Cuando la chica había terminado el contenido de su taza, pudo ver que al fondo de esta había algo escrito.

"¿Te gustaría ser mi novia, ángel?"

—¿Porqué lo sería? — Dijo Harry cuando se acercó a ella. — Me gustas demasiado, me encanta pasar tiempo contigo. Eres inteligente, graciosa, tierna, eres simplemente asombrosa Alice. Eres mi mejor amiga y me gustaría que también seas algo más.

    Alice pasó su mano vacía por la del chico antes de pararse en las puntas de sus pies y besar al chico tiernamente. Claramente eso  había tomado desprevenido a Harry, pero le siguió el paso. Él pasó sus manos por la cintura de la chica para acercarla con delicadeza.

— ¿Debería tomar eso como un sí? — Preguntó el chico cuando se separaron. Ambos estaban con sus frentes juntas y los ojos cerrados.

— Definitivamente seré más que sólo tu mejor amiga, Harry. — Ella le dió un pequeño beso. — Con gusto seré tu novia.

El chico la abrazó y se quedaron mirando el océano por unos momentos, disfrutando el estar con el otro.

—¿Quieres más té, ángel?

—¿Cómo decirte que no? — Harry rió antes de tomarle la mano a la chica y dirigirse a donde estaban antes con unas sonrisas en sus rostros.

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    ¡DESPUÉS DE OCHENTA AÑOS AQUÍ ESTÁ EL CAPÍTULO!

xx, Saturno.

Angels. | Harry Holland.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora