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     Chelsea y Lauren se habían percatado del extraño ánimo de su amiga así que decidieron invitarla a una pequeña cafetería. Ellas conocían muy bien a Alice, sabían que una bebida caliente y unos brownies la harían sentir mejor.

     Las chicas se sentaron en una mesa al lado de la ventana. Las amigas de Alice veían el menú y debatían en lo que debían pedir, pero ella no las escuchaba. Alice estaba mirando por la ventana al otro lado de la calle, donde estaba ese restaurante que Harry la había llevado una vez.

—¿Qué te parece, Ali? — Dijo Chelsea queriendo saber su opinión respecto a la comida.

— Creo que está bien. — Respondió dejando de observar hacia afuera, obviamente no había escuchado nada sobre la conversación así que su respuesta fue aleatoria.

     Las chicas se habían percatado de su distancia, pero prefirieron no sacar el tema. Querían que ella olvidara al menos por una hora lo que sea lo que le molestaba y no podrían hacerlo si le preguntaban sobre aquello.

     El sonido del teléfono de Alice se hizo presente.

—¿Quién es? — Preguntó Chelsea.

—Es... Tom. — Le causaba extrañeza que el chico la estuviera llamando, así que atendió la llamada. — ¿Hola?

     Alice si pudo escuchar la voz del chico, pero esta estaba algo distorsionada. Pudo escuchar otras voces, pero no muy claramente. Tom, por error, había llamado a la chica. Ella iba a colgar, pero la voz de Harrison llamó su atención.

Debes decirle...

—Dile lo que sientes, tiene que saberlo.

—¿Pero que sientes exactamente por ella? — Preguntó Tom a alguien.

—Podría describirte lo que siento usando esas estupidas frases empalagosas tan gastadas, pero no creo que algo tan común como un conjunto de letras puedan explicar lo que siento por ella. — El corazón de Alice se detuvo unos segundos. — Me gusta mi ángel guardián, me gusta más de lo que debería gustarme alguien que es una amiga.

—¿Amiga? — Preguntó Sam.

Alice puede llegar a ser más que eso, quiero que sea más que eso. Ella es tan perfecta, dulce, asombrosa que no quiero tratarla solo como una amiga...

Ella no pudo seguir escuchando más y terminó la llamada. Su corazón latía a mil por hora, sus mejillas estaban rosadas, su estómago tenía miles de mariposas y sus manos temblaban ¿Qué haría ahora? Ella había escuchado algo que no debía ¿Le diría a Harry? ¿Esperaría hasta que él lo hiciera? ¿O ella tenía que decirle lo que sentía por él?

—¿Estás bien, Alice? — Preguntó Chelsea preocupada. Al diablo con no preguntar sobre el tema, ahora su amiga lucía distinta, más confundida aún.

—¿Que quería Tom? — Preguntó Lauren en el mismo tono.

—Le gusto a Harry... — Dijo ella en voz baja. — Realmente le gusto. — Alice levantó la mirada de su teléfono y observó a sus amigas. — Y a mi me gusta él.

•••

     Ohshitohshitohshitohshit.

xx, Saturno.

Angels. | Harry Holland.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora