Angels. | Harry Holland.

3.1

     Los padres de la pequeña Carly tenían que salir por una cena de trabajo así que le habían preguntado a Harry si podía cuidarla. Y Alice, como buena amiga/más que amiga, decidió acompañarlo.

     El chico veía una película infantil con su prima y Alice a su lado.

—¿Tienes hambre, Carly? — Preguntó Harry. La niña asintió.

—¿Qué tal si hacemos galletas? — Propuso Alice con una sonrisa.

—¡Sí!

     Así fue como los dos jóvenes y la niña terminaron en la cocina horneando galletas. Harry estaba revolviendo la mezcla cuando un puñado de harina le llegó en el rostro, Carly aguantó una risita.

—Te atraparé, pequeña. — La niña corrió mientras se reía del rostro, ahora blanco, del chico. Ella se escondió detrás de Alice. La chica, con una sonrisa cómplice, le lanzó un puñado de harina. — ¿Tú también? Las atraparé a ambas.

Alice comenzó a correr de la mano de la niña, ambas riéndose del chico tras de ellas. Harry alcanzó a Carly y la dejó sobre el sofá y comenzó a hacerle cosquillas.

—¡Basta, basta! — Decía la niña sin poder parar de reír.

El chico dejó de hacerle cosquillas y la tomó en sus brazos para dirigirse de vuelta a la cocina, con Alice de la mano. Harry dejó a la pequeña sobre la mesa y los tres comenzaron a hacer bolas con la masa de las galletas para luego dejarlas sobre una bandeja.

     Luego de un rato, los tres estaban estaban acostados viendo películas mientras comían galletas.

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—Alice... — Le dijo Harry en voz baja. Él intentaba despertar a la chica que aún dormía.

—¿Qué? — Ella despertó algo confundida.

— Mis tíos llegaron. Ven, es hora de irnos.

     Harry conducía con Alice a su lado mirando el camino. Decir que ella no tenía sueño era una gran mentira. El chico aparcó el auto afuera del edificio de su amiga, ella lo observaba detenidamente.

—¿Qué pasa? — Preguntó él curioso con una sonrisa.

—Aún tienes un poco de harina en el cabello. — Alice pasó lentamente sus dedos por el cabello del chico, Harry cerró sus ojos al agradable tacto de la chica.

—Me gustas mucho, Alice. — Dijo él en voz baja.

—Lo sé, tú también me gustas mucho, Harry. — Ambos estaban cerca del otro, sus miradas cambiaban entre los ojos y los labios del otro. — Sólo hazlo... — Le dijo Alice antes de que el chico cortara la distancia y encajara perfectamente sus labios con los de ella.

    Era un pequeño y dulce vals el que hacían sus labios unidos. Harry no podía comparar esa sensación con nada que él conociera, era únicamente magnífico.

"Que perfecto es este ángel"