Solo Fuí La Otra

Capitulo 27

Dulce

Era otro día. Otro día en que mis pesadillas se hicieran realidad.

Mi alarma me decía que me levantara. Que se me haría tarde para ir al aeropuerto.

Con fatiga y sueño me levante de la comoda cama cubierta de sabanas de seda color blancas.

Y mi tarea de la mañana sería despertar a Annie, que estaba a un lado mio, del pesado sueño que se carga.

Despues de haberla despertado, me levante y camine hacia el baño para darme una buena ducha con agua fría para espantarme el sueño.

En toda la noche no pude dormir. Cada vez que cerraba los ojos, me imaginaba a Christopher follandose y besando a la puta golfa esa.

Imaginandome todo lo que él me hacia, se lo hacia a la "ex".

Me dan celos el volver recordar el día de ayer. Cuando entro agarrado de la mano con la tal Eisha o Aidha, o como de diga ese puto nombre.

Y me emputa el no poder haber hecho nada. Porque realmente no podía hacer nada.

No era nada de él. Y él no era nada mio.

Y lo que me encabrona es el que la va a traer a México, ¡la va a llevar! Maldita sea, ¡la odio!

Estoy reconsiderando el matar a Christopher Von Uckermann y de paso a la zorra de alcantarilla.

Me siento mal el haber pensado que era la única mujer que en realidad ocupaba un espacio en su corazón.

Pero, no lo es.

Es una puta mentira en la cual quiero seguir creyendo en ella.

No se para que a estas alturas se aparece la ex cuando Christopher esta casado. Y con amante incluida. Y esa, soy yo.

Pasaron 30 minutos desde que me meti a la ducha. Cerre las llaves de la regadera y salí al pequeño cuarto donde estaba mi ropa limpia acomodada.

Las bragas y el sujetador eran de encaje y de color beish. El color que me encantaba en ese tipo de ropa.

Me puse el pequeño conjunto, para despues ponerme una playera de tirantes pegada a mi cintura color negra y un short que me llegaba por debajo de la nalga de color blanco.

Me desenrede mi cabellera rojiza dejando que se empezara a ondular los pequeños trozos de pelo.

Me agarre el cabello en una coleta y solo me pinte las pestañas y me delinie el ojo de color negro. Me puse un labial color rosa palo en los labios.

Y, ¡lista!

Ahora solo quedaba esperar a Anahí y a Alfonso.

Baje a la cocina para poderme hacer un café en lo que esperaba a que el par de enamorados acabara de arreglarse.

Estaba sentada en la silla que estaba detras de la mesa que había en la gran cocina.

Estaba viendo mis redes sociales, que ya tenía tiempo que no me metía. Estuve vagando por un buen rato hasta que oí gritar a Anahí.

-Anahí: ¡Ya vamonos! ¡Ya esta tarde!

Ay, si fueron ustedes los que se tardaron horas arregladose.

-Alfonso: Si ya vamonos.- dijo bajando corriendo de las escaleras.- ¿Ya estan todas las maletas dentro del auto?

-Mayordomo: Si, señor. Ya esta todo arreglado.

-Alfonso: Vale, gracias, Fausto. Te encargo la casa, cualquier cosa que pase me avisas.

-Mayordomo: Si, señor. Que tengan un buen viaje. Los veo dentro de dos semanas.