《3》Lᴇᴏ

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- Vamos Cristina, ¿es que te pesa el culo?-bromeó Miriam que estaba sentada enfrente de mi.

- Ten cuidado, no le eches ningún café encima a nadie.- dije yo está vez bromeando.

Después de salir del estadio decidí ir al Starbucks que habían abierto hace poco y donde Cristina trabajaba.

- Queréis callaros- se acercó a nosotras para dejar en la mesa el capuchino que había pedido Miriam .

- Hace media hora que te pedí mi chocolate.- exigí, torciendo mi mandíbula y cruzandome de brazos intentando aparentar seria.- Que camarera más lenta, te exijo la hoja de reclamaciones.

- Ajá, no serás capaz de ello si no quieres encontrarte todas tus pertenencias en la calle.-sonrió burlona mientras se alejaba.

Nosotras tres vivíamos juntas en el centro de Madrid desde hacía tres años. Conseguimos una beca y nos vinimos las tres a estudiar aquí.

Dejamos un poco de lado a Cristina cuando do por fin trajo mi chocolate y volvió a atender las otras mesas con total normalidad. Siempre tratábamos de sacarnos de quicio las unas a las otras.

- Entonces, ¿Cómo a ido tu primer día de trabajo?- preguntó Miriam mientras se limpiaba la boca con una servilleta.

- Yo diría que bastante bien. No he hecho nada. Según el horario debo de entrar mañana a las ocho.

- Algo habrás hecho.

- He conocido a la jefa, parece agradable... es italiana.

- Vaya, que guay. Siempre te a gustado Italia.

- Ahí tienes razón, aunque en realidad no entiendo nada. Ha dicho algo en italiano cuando un chico se marcó que no logré pillar.- reí - Creo que debo de comprarme un diccionario.

- Espera... ¿un chico?- preguntó con curiosidad subiendo las cejas levemente.

- Sí - dije sin más bebiendo el chocolate.

- ¿Era futbolista?

- No lo sé, ya sabes que yo no entiendo de eso...

- Pues deberías, ¿dijo su nombre?

- Cam lo mencionó, pero realmente no me acuerdo.

- ¿Cómo era?

- Pues alto...

- ¿Rubio?

- No.

- ¿Ojos grises? ¿Negros?

Me quedé un momento intentando visualizar el momento, pero estaba tan nerviosa que ni me fijé.

- No lo sé... no soy tan observadora.

- Pues deberías haberle hecho un escaner - llegó Cristina y que sentó al lado de Miriam.- Yo en tu ligar lo habría hecho

- Viniendo de ti no me cabe duda. - todas reímos.

[...]

- ¿Por qué huele a quemado?- me levanté del sofá de golpe para acercarme a la cocina de donde provenía el olor.

En la cocina estaba Miriam intentando apagar una llama que había salido de la satén con un trapo.

- No sé lo que ha pasado, estaba batiendo los huevos y dejé la satén encendida para que se calentara...- Miriam explicó. - De pronto salió la llama. ¡Casi me quemo el pelo!

- Miriam estás hecha un desastre...- le dije cogiendo un trapo para apagarla. - ¡Podíamos haber salido todo el edificio en llamas, no sólo tú pelo!

La llama comenzó a consumirse hasta que desapareció. Cogí la satén totalmente negra consumida por las llamas.

- Otra sartén para tirar- la tiré al cubo de la basura.- Tienes que tener más cuidado.

- Ya dije que no era buena idea que hoy cocinara ella.- entró diciendo Cristina por la puerta.- ¿Pedimos pizza?

- Está bien, pero ya no más.- acepté ya que sabía que estaba deseando.- ¿entendido?

- Estoy de acuerdo con Lucía. - apoyó la cocinera que casi incendia la casa - Llevamos toda la semana comiendo lo mismo.

- Ya, ya...- salió de la cocina ignorando nuestros comentarios.

[...]

El timbre se hizo presente en el piso. Cristina saltó del sofá como si tuviera un muelle en el trasero, cogió el dinero y se dió la vuelta cuando estaba delante de la puerta.

- ¿Estoy bien?- nos preguntó retocandose el pelo.

- Genial- Miriam contestó a lo que yo solo hice un gesto levantando mi dedo pulgar.

Hasta hora no me había dado cuenta de que se había cambiado de ropa y ya no llevaba el pijama, al contrario que Miriam y yo.

- Ya empieza a darme pena el pobre repartidor.- dijo Miriam riendo mientras revisaba su móvil.

- A mi también. Es una acosadora. - le dije de igual forma.

Por fin Cristina abrió la puerta.

- ¿Está Lucía por aquí?- me quedé paralizada al escuchar esa voz.

-¿Leo... qué haces aquí?

Miriam me miró con los ojos muy abiertos. Cristina se giró a mirarme y le lancé una mirada de ayuda.

- ¿Dónde está Lucía?- volvió a exigir.

- Eh... Está dormida. Ha tenido un día muy laaargo. -Cristina alargó la palabra.

- ¿Puedo pasar?

- ¡No!- Saltó Miriam llegando al lado que Cristina y yo me escondí detrás del sofá. - Estamos apunto de acostarnos. Estamos muy cansadas. ¿Querías algo?

- Oye, quiero ver a Lucía. Necesito hablar con ellla y explicarle que todo fue un error. - intentó entrar pero las chicas lo bloquearon empujandolo.

- Un error- repetí sarcástica.

- ¡Dejarme pasar!- escuché que estaba enfurecido, lo que hizo que mi vello se pusiera de punta

- Imbécil, ¿estás sordo?- Cristina lo apuntó con el dedo.- No sé lo que le habrás hecho a mi amiga, pero te juro- Hizo una pausa para cerrar más la puerta hasta dejarla en tornada. - que te mataré. - la cerró.

∂єℓι¢αтє 《MA》#1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora