No había visto otra película que me hiciera llorar más. Si señores, estoy hablando del Diario de Noah. No exagero si digo que la he visto ya cincuenta veces. Siempre me reconforta cuando estoy mal.
Así estaba yo, tumbada en el sofá, enrollada en una manta, con la luz apagada. Comiendo un helado de vainilla. No me había duchado desde hace tres días. Tampoco he salido del apartamento. Miriam sigue de viaje con la compañía de teatro y Cris sigue haciendo horas extras para comprarse un móvil nuevo. Por fin podia disfrutar de unos días en casa.
Tenía miles de llamadas de mi hermana. Hoy era la fiesta de disfraces en su casa. No le había confirmado asistencia porque no iba a ir. No tenía ganas de ver a nadie de mi familia, y tampoco pareja para ir.
Sin darme cuenta estaba llorando en el final de la película. Cuando ella recordaba toda su historia de amor, mis vellos se me ponían de punta. Que historia más preciosa...
《Ding Dong》
¿Quién llama a la puerta a las diez de la noche? Con lo cómoda que estoy no me pienso mover. Cogí y le bajé un poco el volumen al televisor.
《Ding dong, ding dong》
Dos veces seguidas. Que pesada es la gente.
- Lucía se que estás ahí, ¡abre!- escuché tras la puerta. Por un momento pensé que se trataba de Leo, pero esa no era su tez de voz.
Con pereza dejé el helado en la mesa y me dispuse a levantarme. Abri la puerta y me encontré con un Marco diferente. No tardé en reírme de él.
- ¿Qué llevas puesto?- pregunté casi sin aire.- ¿Has salido de una máquina del tiempo o algo así?- No podía parar de reír.
Parecía un cuadro. Llevaba una chaqueta de cuero negra abrochada con un cinturón enorme y horrible por la parte de abajo, con unos pantalones pitillos del mismo color que la chaqueta. Y lo que más mataba en este momento era su tupé super repeinado hacia arriba. Perfectamente podría tener tres kilos de laca en la cabeza.
- Pues anda que tu, ¿desde cuando no te hechas desororante? Hueles que echas para atrás.
- Me da igual, nadie me va a ver ni oler. ¿Qué haces aquí?
- Duchate y luego hablamos.- entró al apartamento. - Tienes todo esto hecho una pocilga. ¿Estáis escatimando en gastos o estás jugando a las tinieblas tu sola? - encendió la luz.
- Dios, apaga. - mis ojos estaban ardiendo.- Me gusta estar a oscuras.
- Y viendo películas ñoñas. Por favor Lucía, sólo te hacen falta veinte gatos para ser una escluida social.
- ¡Oye! - dije cuando apagó la tele.- Y tú eres un okupa por estar invadiendo mi propiedad.
- Báñate y calla.- me empujó al baño.- ¡No tardes!- cerró la puerta.
- Eres un idiota.- insulté.
- Prefiero serlo antes que una amargada como tú.
- ¡No lo soy!
- ¿A qué voy yo a bañarte?- lo escuché reír.
- Y si mejor te vas a la mierda.- encendí el grifo.
- Ya estoy al lado de ella.
- Esa no es una respuesta digna para alguien de tu edad... o por lo menos no para la física. - me metí en la ducha.
- ¡Esa a dolido!- lo escuché decir dolido. Yo reí y me dispuse a enjabonarme. Comencé a cantar en ducha como era cotidiano organizaba mis propios conciertos. En cinco minutos después había terminado. Salí del baño con el pelo y el cuerpo enrollados con toallas. Fuera me esperaba Marco sentado en el sofá navegando por el móvil. Giró la cabeza y su mirada se posó en mi.
- ¿Ahora qué?- me senté en el brazo del sofá. - Dime qué quieres hacer.
- Ponte esto. - me dió una bolsa. Miré dentro y saqué una blusa negra, unos pantalones y chaqueta de cuero.
- Oh, no... ¿Mi hermana no ha tenido nada que ver en esto?
- Bueno, un poco si. - volvió a su móvil. - Vamos a una fiesta.
- A su pesada fiesta... ¡No pienso ir... y menos contigo!
-Oye, yo no lo hago por voluntad propia.
- ¿Ah, y por qué? Mira tío no te conozco de nada para que me obligues ir a la estúpida fiesta de mi hermana como acompañante.
- Sí, me conoces lo suficiente para eso. Es una fiesta, lo pasaremos bien.- se levantó y se puso enfrente mía.- Ya me ha contado tu hermana como es tu familia y que tu infancia fue muy difícil. - se agachó para estar a mi altura.- Por eso debes de ir, por tu hermana. No pienses en los demás. Déjame esta noche acompañarte.
- ¿Por qué? Seguro que tiene un lado oscuro. ¿Qué has pedido a cambio?
- Chica, para decir que no me conoces lo suficiente...
- Suéltalo. - rodé los ojos.
- Te voy ha añadir un plus por venir.- lo observé atenta su jugada.- He estado hablando con Luis Enrique y me ha comentado que hace falta una persona para el puesto de fisio en la selección.- ¿Es enserio? Juraría que mi mandíbula estaba tocando el al suelo de lo sorprendente que era la noticia.- Te he hablado de ti y me ha dicho que tienes un buen perfil para cubrirlo..., pero mañana mismo le digo que no te interesa nada y que busquen a otro si no vienes conmigo a la fiesta.
- Dios, eso es maravilloso. Es mi sueño desde que era pequeñita.- salté del sofá.
- ¿No decías que no entendias nada de fútbol y que pasabas olímpicamente de el?
- Cuando no juega la selección. Desde que nací no me pierdo ni un mundial o eurocopa en mi vida.
- Vaya, me sorprendes. ¿Aceptas la propuesta entonces?
- ¡Sii!- salté a us brazos de alegría.
- Me vas a matar... Oye, la próxima vez que te lances en mis brazos, que sé que va a ser pronto, lleva algo de ropa.- Mierda, enseguida me bajé. - No es que me importe, pero por tu comodidad. - guiñó su ojo.
- Eres un guarro.- cogí la bolsa y entré a cambiarme en mi habitación. Me sequé un poco el pelo y en seguida comencé a hacer rizos. Busqué una foto en Google de la película Grease para maquillarme igual... o medianamente parecido.
Media hora después me encontraba lo bastante bien para salir.
- ¿Qué te parece?- giré sobre mí misma para mostrarle como había quedado mi disfraz.
- Pues estás... igual que siempre.- rió y abrió la puerta para salir.
- Ja, Já. Como si tu te parecieras en algo a Jon Travolta.
- Somos como dos gotas de agua.- sacó un peine de su bolsillo y peinó con cuidado su tupé.
- Sí que te lo has currado bien.
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∂єℓι¢αтє 《MA》#1
Novela JuvenilElla, una secilla fisioterapeuta con problemas que acaba de finalizar su carrera, termina en prácticas con unos de los mejores equipos del mundo. Él, unos de los mejores jugadores del mundo comido por la fama, prensa... y un gra GRAN ego. ...Y si c...
