- ¿Qué celebráis tanto?- Marco entró por la puerta dejándome totalmente sin palabras.
Sin darme cuenta, ya estaba llorando como una auténtica magdalena. Lentamente, Ana y yo nos separamos. Me dió de forma simulada el test que revelaba mi estado en mi mano. Me retiró las cuatro lágrimas que corrían a lo largo de mi rostro.
- Tranquila. - me susurró. Se separó, y al pasar al lado de Marco, dijo.- Os dejaré solos.
Escondí en mi mano en mi espalda. Con la otra intenté quitarme las nuevas lágrimas que mis ojos desprendían. Marco caminó despacio hacia a mi con gesto de confusión.
- ¿Lucía?
Mantuve la mirada en el suelo, pensando en lo difícil que sería darle la noticia. Sin dejar atrás el pensar en su reacción. Sabía que le encantaban los niños, pero éramos demasiado jóvenes para ello.
- Marco.- con cierto temblor en mi voz, pronuncié la primera palabra. Alcé la mirada hasta chocar con la suya. Su facción cambió al verme. - No sé cómo ha podido ocurrir esto... tengo miedo.
- ¿Qué pasa?- se acercó más a mí. - ¿Te ha llamado ese tal Leo? Porque si es eso voy a partirle la cara en cuanto lo encuentre.
- No... es... es difícil contar esto.- Suspiré y tomé aire.
- Tómate tu tiempo.- acarició mi mejilla.- Pero no llores por favor, me duelen tus lágrimas.
- Prométeme que no te vas a enfadar, ni gritar... no te pongas furioso.- le pedí.
- No lo prometo, lo juro.- rodeó mi rostro con sus manos. Aún seguía sin poder mirarlo directamente a sus ojos.- ¿Qué escondes en tu espalda?
- ¡Nada!- frunció su ceño. - Por favor, no hagas más preguntas que me lo pones más difícil de lo que verdad es.- eché todo el aire fuera. Allá voy...- Marco, yo... estoy...
- ¿Estás qué...?- frunció aún más su mirada. - Sí estás incómoda por la paliza que te está dando mi tía con las fotos, lo entiendo. Ya mismo nos iremos a casa, sólo queda el baile de los novios y la tarta. En una hora más o menos estaremos en casa. Mi tía es demasiado pesada, y hoy más que se ha traído el álbum digital, pero es buena gente...
- ¡Estoy embarazada!- solté de una vez y cerré los ojos.
Pasados unos segundos entre abrí mi ojo izquierdo. Ví a Marco alejarse de mi despacio.
- Marco, yo...
Pasó la mano por su cabellera. Nunca lo había visto con los ojos tan abiertos. Se tapó la boca con sus manos.
-Espera, ¿estás de broma?
- No, yo nunca te mentiría en algo así. - comencé se nuevo a sollozar. Saqué el test que llevaba escondido. - Yo también me acabo de enterar. Ana llevaba uno en el bolso. Dijo que por los síntomas que tengo sería lo más razonable. Y salió positivo...
- ¿Sólo te has hecho uno?- lo tomó y lo miró detenidamente. Yo asentí levemente mientras mordía mis uñas a causa de los nervios. - ¿Es seguro?
- Es de los más seguros. Sólo el 1% los falla...
- ¿Y yo soy el padre?
- El mismo, ¿quién sino? Llevo cuatro meses sin estar con Leo.
Vino y me abrazó. En mi hombro él también empezó a llorar en silencio. Le acaricié la espalda para que se calmara.
- Oye, que sepas que si no lo quieres.- de golpe se separó.
- ¿Cómo? Es la mejor noticia que me han podido dar en la vida. Tal vez un poco pronto, pero nunca me lo habría podido imaginar mejor.
- Genial, no estaría dispuesta a abortar. Pero tampoco lo estoy para ser madre. Voy a ser un puto desastre. No puedo ni conmigo misma, y menos con una criatura tan pequeña e indefensa. Además me pondré gorda, no podré moverme, las hormonas me transformarán... seré igual que una foca. Me dejarás y tendré que criarlo sólo...
- ¡Hey, hey! ¿Qué hablas de dejarte? Vamos, eres la mujer más bella de este planeta... ¿Qué planeta? Del Universo. Y ahora más que llevas a mi pequeño dentro. No te dejaré nunca, pongas como te pongas, seas como seas. Eres el amor de mi vida.- me besó. Después de una larga pausa dijo.- Ahora vayamos a comprar más test. Mañana volvemos a Madrid. Tendrás que empezar cuanto antes con las pruebas médicas.
- Oh, si... pruebas médicas.
- ¡Vamos a ser papás! - me cogió en brazos, como de una princesa se tratara y nos sacó del baño. Yo no puede evitar soltar una carcajada al ver las caras de los invitados cuando llegamos a la pista de baile. Caminamos hacia la salida, aún en sus brazos.
- Estás loco.- dije entre risas.
- Loco por tí nena.- guiñó su ojo mirándome con su carasterística sonrisa.
- Bueno, loco, ¿cómo piensas salir de aquí? Tu padre necesita el coche...
- ¿Os vais sin decir nada?- gritó Igor desde la puerta del restaurante.
- Es una emergencia.
- ¿Qué le pasa a Lucía? ¿Te has puesto peor?
- No no es nada de eso... relacionado está. -respondí con una sonrisa imborrable.
- Es una buenísima noticia, ya os la contaremos. Ahora, Igor, dame las llaves, por favor.
- ¿Y cómo nos vamos nosotros campeón?
- ¡Igor Asensio, dejalos ir! Ya buscaremos un taxi, no no es el fin del mundo. Ana llegó corriendo a su lado.
- Pero es mi coche.
- Cabezota.- murmuró Marco molesto. Ana de acercó a Igor para decirle algo en oído. Al momento abrió los ojos sorprendido. Oh no... ya lo sabía. Entonces lanzó las llaves a Marco.
- Tomad tortolitos. - nos guiñó uno ojo.- Tenéis que contármelo todo. ¿Desde cuando lo sabéis?
- ¿Saber qué?- entró Gilberto en escena.
- ¡Nada!- gritamos todos a la vez.
Marco con delicadeza me metió en asiento de copiloto y lo rodeó para meterse el.
- Vaya unos nueve meses que nos esperan.- acarició mi barriga y arrancó el vehículo.
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∂єℓι¢αтє 《MA》#1
أدب المراهقينElla, una secilla fisioterapeuta con problemas que acaba de finalizar su carrera, termina en prácticas con unos de los mejores equipos del mundo. Él, unos de los mejores jugadores del mundo comido por la fama, prensa... y un gra GRAN ego. ...Y si c...
