§ Spaguetti §

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- Esto es lo mas raro que vi en mi vida... ¿De que son?

Dijo un Magnus que cada día se sorprendía más de las excentricidades del joven que tenía delante de él. Fideos rosas ¿Algo más?

- Son de remolacha. Es delicioso ¿No? Los hace mi cuñada.

- La verdad que quiero conocerla. Me interesa mas ella que vos. - Dijo llevándose un bocado grande a la boca.

- Que lastima que no esta y estoy yo. Te vas a tener que contentar con eso.

- Me contento muy bien. - Respondió sutil.

- ¿Queres mas queso de rallar?

- No gracias...

Se quedaron en silencio comiendo, la comida estaba muy rica como para prestar atención a otra cosa en ese momento.

Cuando terminaron de comer, ambos se quedaron comentando cosas pero en especial Magnus que parecía querer contarle todo sobre el examen.

Alec muy atento lo miraba y sonreía ante las ocurrencias del joven apuesto.

- ¿Qué preferís más? ¿El sexo o bailar?

- Bueno... Si te lo pones a pensar. El sexo es como bailar.

- ¿Si? - Le miró con interés absoluto y Magnus sonrió.- Contame sobre eso.

- Es muy simple. Los movimientos que uno hace es como hacerle el amor a la música. Claro, todo depende del género que bailes pero... Si la música es lenta y suave, se puede hasta llegar al orgasmo.

- ¿Y eso te pasa cuando bailas solo?

- No claro que no... Siempre las cosas son de dos... O más.

- Ah... ¿Te van esas cosas?

- ¿A vos no? - Pregunto algo curioso pero atento a lo que Alec diría.

- No. - Dijo tajante.

- ¿Por qué no?

- No me gusta compartir. No fui a jardín de infantes.

- ¿No? Ósea que nunca aprendiste la canción esa de "A guardar a guardar cada cosa en su lugar, que mañana hay que volver..." y todo eso.

- Que idiota sos - Dijo Alec empezando a reír divertido por como había cantado.

- Si queres puedo ser tu idiota. - Dijo mientras el joven de cabellos oscuros reía y se cortaba su risa por sus palabras.- No por favor, no dejes de reír.

- Pensé que el que hacia comentarios desubicados era yo.

- Perdón, se me contagio por un segundo... ¿Queres hacer uno vos?

- Si...

- Adelante por favor. No sientas que te reprimo - Sonrió muy divertido.

- Que te parece si... Me enseñas unos pasos.

- Con gusto. Si. Claro

- En la cama. - Dijo y Magnus apretó los labios.

- ¿Queres jugar sucio Alexander?

- ¿Yo? Me gusta la limpieza así que no se...

- Dale. Te enseño todo lo limpio en la cama, cuando quieras... 

- ¿El tiempo que quiera? - le interrumpió.

- El tiempo que quieras pero con una condición.

- ¿Cual? - Preguntó un Alec muy atento.

- Que las sábanas no sean rosas, me la baja hasta el subsuelo.

Alec soltó una carcajada y Magnus también se rió, soltando la tensión del momento.

- Bueno no te preocupes por eso, si se te baja... Yo te prometo que te la revivo enseguida. Soy experto en eso. - Dijo relamiéndose el labio superior.

- Y creo que con solo verte hacer eso me la reviviste sin que estuviera caida.

Los dos volvieron a soltar carcajadas y se pusieron de pie a la vez, hartos de hablar y preparados para la acción.

× [ La casa de té ] ×Donde viven las historias. Descúbrelo ahora