§ Oolong §

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Magnus le miró desde su mesa en la casa de té, observando cómo se reía con unas ancianas. Era increíble la pasión que tenía por atender a las personas y servirles. Se levantó unos diez minutos después y se acercó a la mesa de su observador.

- ¿Qué tanto me miras?

- Me gusta mirarte.

- ¿Si? ¿Y qué ves?

- A una persona muy interesante.

- Lo decís porque te conté lo de mi ex...

- No seas dramático no es por eso.

- Mmmm - Tomó uno de los alfajorcitos y se lo llevó a su boca, saboreando.

- Alec... ¿Qué soy para vos?¿Te gusto?

- Wow, que profundo.

- De enserio. Me gustaría que me fueras claro...

- Bueno. - Alec observó a Magnus y sintió que algo le hacía ruido en el corazón y luego en la mente.

- Me gustas, me encantas y no quiero ser el tipo que te "comes" cada tanto. Quiero estar con vos. ¿Vos queres estar conmigo?

- No. - Dijo con firmeza Alec y miró a Magnus.- No creo en las relaciones serias.

- ¿Crees en estar solo con una persona? - Dijo Magnus sin asustarse, después de todo le había advertido que no se enamorara.

- ¿Te referís a ser exclusivos?

- Si a eso. De eso hablo.

-Bueno... - Alec apretó sus labios y miró hacia afuera.- No me gusta hablar de estas cosas, siento que estamos arruinando las cosas.

- ¿Aclarar te parece que arruina las cosas? ¿Qué hay de malo con hablar?

- No hay nada malo, pero siento que me estas apurando.

- Tal vez deberías tomarte uno de esos té que son relajantes.

Alec miró a Magnus y empezó a reírse como si le hubieran dicho el mejor chiste de la historia. Se levantó y se retiró, caminando hacia la cocina.

El bailarín se quedó mirando como se iba, miro al piso sintiéndose que había arruinado todo. Se puso de pie y se fue. No quedaba nada por hacer.

× [ La casa de té ] ×Donde viven las historias. Descúbrelo ahora