§ Lluvia y té de tilo (en saquito) §

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Saco el saquito de té de tilo y lo dejó sobre un platito, siempre siendo observado por ojos juzgadores. Sirvió con lentitud y delicadeza las dos tazas de te, apoyo la tetera a un costado y con una seguridad terrible le puso una cucharadita de azúcar.

- Me estas matando.

- ¿Queres irte?

- ¿Por qué le pones azúcar? - Dijo con dolor Alexander.

- Porque es mi casa y hago lo que quiero.

Alec no dijo mas nada y se quedo así como estaba, mojado completamente por la lluvia torrencial. Le miro mientras le alcanzaba la taza y este la recibía agradecido. Magnus se echó hacia atrás para disfrutar su taza.

- ¿Disfrutaste de verme mojarme por media hora?

- Por supuesto.

- ¿Por qué mierda estás tan enojado? - Soltó un Alec molesto.

- No grites es la hora del té.

Magnus dio unos sorbos disfrutando del sabor gratificante del delicioso té. Pero Alec tenía los huevos al plato. Largo la toalla y se quitó toda la ropa mojada que tenía puesta.

Camisa.

Remera.

Pantalón.

Boxers.

El bailarín amateur lo observó apretando sus labios para no reír. Le alcanzó la toalla y este se la recibió sentándose a su lado mientras se secaba. Magnus miró a otro lado, a la ventana específicamente.

- Que lindo día ¿No? Romántico.

- Muy. - Dijo molesto Alec tomando el té con muy pocas ganas.

- Seria lindo tener a alguien ¿No? Cucharear. - El experto en te lo observó sin entender muy bien que proponían sus palabras ¿Lo estaba apurando o insinuaba algo mas? - Que lastima que mi último intento de pareja era un pelotudo ¿Sabes que le paso?

- ¿Qué? - Dijo Alec esperando lo peor.

- Me dijo que estaba todo bien que aceptaba mis condiciones y no se que mas y después... NO ME MANDO MAS UN PUTO MENSAJE. - Alguien dejó la taza sobre la mesa al escuchar los gritos.- LO GRACIOSO! No para esto se pone chistoso... - Magnus le pone la mano a Alec en la rodilla para que lo mire y este lo hace.- EL TIPO, viene a MI CASA a exigir y no solo eso viene ENOJADO y me pregunta a mi porque estoy enojado.

- No me gusta mandar primero los mensajes... - Magnus apretó los labios y cerró los ojos para contener las ganas de cagarlo a sopapos por ser tan malditamente infantil.

- Me mandaste antes mensajes Alexander de las pampas aguadas de la pelotudez.

- Si pero era distinto porque era divertido joderte... Magnus de los montes de...

- Rey de los montes rescatados de las Hadas.

- ¿Qué?

- No sabes jugar.

- Sí que sé pero... De los montes plegados de azúcar QUE NO VA EN EL TE.

- Ay pero por favor... - Magnus empezó a reírse y Alec lo siguió riéndose también.- ¿Estas bien? - Le preguntó luego por su condición de mojado.

- Voy a estar bien cuando entre en calor.

- Bueno si queres... Puedo hacer el esfuerzo de cucharearte hasta que entres en calor.

- Si no es mucha molestia... - Magnus se levantó sutilmente, extendiendo su mano para que la tome. Alec la tomó, mientras con la otra se sostenía la toalla. 

- No hace falta, no la vas a necesitar a donde vamos.

Alec dejó caer la toalla y camino detrás de él mientras iban a la pieza donde Magnus comenzó a quitarse la ropa, siendo observado por unos atentos ojos que esta vez no estaban para nada enfurecidos. Se recostaron mirando hacia la ventana, Magnus abrazo a Alec dejando un beso sobre su nuca. Llevó la frazada de los pies a cubrirlos y juntos comenzaron a entrar en calor.

- Estás duro... - Dijo Alec luego de unos minutos donde sintió que comenzaba a quedarse dormido.

- Si, ¿Y? ¿Te molesta?

- No... Me gusta.

- No te emociones. Hoy no te toca. - Dijo divertido Magnus besando su nuca con un beso ruidoso y rápido.

- ¿Por qué no?

- Porque no tengo ganas... Ni de que me cojan ni de ponerme a coger.

- ¿Y si hago todo yo? - Dijo Alec llevando su mano a acariciar la pierna del bailarín que se había metido entre las de él cuando inició la conversación, con una clara insinuación.

- Nada Alexander. Hoy no.

Alec dejó su mano donde estaba sintiendo una necesidad que no había sentido nunca con nadie. La necesidad de que le hicieran el amor. Respiro profundo intentando calmarse como seguramente lo hacía Magnus.

Entre tanta concentración se adormito hasta quedarse dormido bajo el abrazo fuerte de Magnus en su pecho y el calor en su espalda, básicamente todo el cuerpo dejándose absorber por él y nada mas que el.

× [ La casa de té ] ×Donde viven las historias. Descúbrelo ahora