Capítulo 10

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Capítulo 10

—¡Date prisa Kushina o llegaremos tarde! —gritó Mikoto desde el patio para que su prima saliera de una buena vez.

Kushina salió apresurada colocándose perfume y con una tostada de pan en la boca a medio comer.

—Lo siento...—intentó decir con la boca llena—pero me moría de hambre.

Mikoto encendió el motor con su abuela en el asiento del copiloto y Kushina en la parte trasera y comenzó a conducir por la carretera que llevaba al centro de la ciudad.

—Si no les importa quisiera pasar por el templo primero—dijo Mito—antes de llegar a la escuela quisiera agradecer a los dioses por haberme dado vida suficiente para recibir éste premio y también quisiera pedir por el alma de su abuelo.

—Está bien abuelita, iremos al templo—aseguró Mikoto con ternura, como si hablara con un niño pequeño.

El templo de Kawagoe era tan hermoso como las chicas lo recordaban, con una gran entrada de madera pintada de rojo, sus árboles sagrados y el pequeño arroyo que lo cruzaba en el interior donde las personas limpiaban sus pecados con pequeños muñecos de papel que frotaban en sus ropas para luego soltarlos en la corriente del agua. Ese templo también era conocido por ser un lugar al que la gente asistía para obtener buena suerte en el amor, no era algo que a Mikoto le importara pero Kushina estaba más que feliz de purificarse para luego pedirle a los árboles sagrados que le trajeran un buen pretendiente.

—Fue una buena idea venir tan temprano porque aún no abren las puertas, de seguro los dioses me escucharán con más atención si hay menos gente que los distraiga—Pensó Kushina en voz alta causando las risas de las otras dos mujeres.

—Prima no tienes remedio...

—Tú también deberías aprovechar para pedir un buen marido Mikoto.

—No me interesan esas cosas.

—Cuando éramos pequeñas solíamos jugar todo el tiempo a vestirnos de novia, ¿Recuerdas cuando disfrazábamos al pobre Kiba para que fuera el novio?

Mikoto comenzó a reír al recordar cómo solían vestir al enorme perro de su familia con una corbata de su padre.

—Sí, hasta solíamos ponerle un sombrero de copa que habíamos hecho con cartón y cuando decíamos "puede besar a la novia" nos lamía la cara y saltaba encima de nosotras moviendo la cola.

Ambas comenzaron a reír de nuevo recordando su niñez.

—¿Qué sucedió Mikoto?... ¿por qué de pronto dejaste de soñar con el amor?

Mito sintió el aire pesado dentro del automóvil y supo que a Mikoto le estaba costando responder porque no lograba que las palabras salieran de su garganta.

—Chicas ¿quieren que vayamos a comer a un restaurante luego de la ceremonia? Y podríamos tomar un helado en ese lugar que te gustaba tanto Kushina.

La pelirroja pareció olvidarse por completo del tema de conversación y sus ojos brillaron a la mención de comida.

—¡Oh abuela eso sería genial! Ya quiero que llegue ese momento, la comida que venden en el centro comercial es genial.

Kushina no era idiota, sabía que se había excedido con la pregunta y había incomodado a su prima, uno de sus defectos más grandes era que normalmente hablaba sin pensar así que le agradeció mentalmente a su abuela el haberla ayudado a salir de esa situación. Mikoto pareció respirar con más facilidad una vez que cambiaron el tema de conversación.

Amor...LOCO amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora