Capítulo 24

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—Mamá, ¿Por qué estás tan tranquila con todo lo que está sucediendo?, ¿No te molesta que por haber sido tan imbécil pueda perjudicarlos a ti y a papá? Ya sé que no lo dicen pero la gente comenzará a hablar en poco tiempo sobre la familia del comisario.

—No me preocupa.

—Podrías actuar como una madre normal al menos.

—Una madre normal seguramente te repudiaría y andaría llorando por los rincones sobre la deshonra familiar, ¿eso es lo que quieres? Porque si es así no tengo problemas en comenzar a hacerlo.

Fugaku puso los ojos en blanco, con Naori era imposible tener una conversación madura.

—No me refiero a eso, estoy hablando de que al menos no andes por allí tarareando como si nada pasara.

—Un niño es una bendición en las condiciones que sean, por eso estoy feliz y te juro que te moleré a golpes si algún día llego a notar que no tratas a tu hijo con todo el amor con el que tu padre y yo te hemos criado.

Las expresiones "moler a golpes" y "amor" eran sinónimos para Naori, Fugaku comenzó a reír ante el pensamiento y abrazó a su madre que se mostró desconcertada pero también alegre de tenerlo entre sus brazos.

—Hace tiempo que no abrazabas a tu madre.

—Te juro que solo tú eres capaz de hacerme reír en una situación como ésta, te quiero mamá.

—Y yo a ti, pero lo que te dije sobre mi nieto es en serio—sus ojos se tornaron serios y preocupados—debes amarlo, promételo.

—Lo haré, ¿estás más tranquila?—Fugaku soltó a su madre y tomó la chaqueta para marcharse—a veces no sé qué imagen tienes de mí, no soy el animal bruto que todos creen, yo nunca rechazaría a mi hijo.

—Lo sé pero lo que me da miedo es que con el tiempo termines alejándote de él o ella por causa de no soportar a su madre.

Fugaku lo pensó unos momentos y no tuvo respuesta a esa afirmación, ni él sabía cómo reaccionar a Rinko, cada vez la soportaba menos.

La puerta se cerró detrás de Fugaku y Naori dejó en el acto su papel de madre despreocupada, en realidad estaba tan nerviosa como cabía esperar por con una boda apresurada y un niño no deseado en camino pero conocía el corazón de su hijo y sabía que si ella se mostraba débil él se desmoronaría en cuestión de segundos. Así había sido siempre, por fuera parecía de hierro pero por dentro Fugaku era frágil e inmaduro.

Se quitó el delantal y se cambió de ropa, retocó su maquillaje y tomó el bolso a toda velocidad, debía estar en casa antes del mediodía para no levantar sospechas.

Con decisión caminó por las calles de la ciudad hasta el Hospital universitario de Kawagoe cuando una mano desconocida la sujetó por la cintura, a punto de dar un grito reconoció las manos de su marido y al darse la vuelta los ojos de Naori despedían llamas de enojo, Madara no podía parar de reír.

—Cielos mujer qué susto te diste.

—Eres un idiota, ¿por qué hiciste eso?

—Tuve una reunión con el alcalde y venía a pie de regreso a la estación porque el clima es bueno cuando de pronto vi una atractiva mujer de largo cabello negro y curvas infartantes que caminaba por la acera de enfrente, la más hermosa que vi en mi vida por cierto. ¿Alguna vez conociste a alguien así?

Naori comenzó a reír ante las ocurrencias de su esposo, ese lado tierno solo salía a la luz con ella, frente a los demás Madara Uchiha era implacable y por eso ocupaba el cargo de jefe de policía desde hacía años.

Amor...LOCO amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora