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Al llegar a casa sentía un gran peso en mi pecho y al mismo tiempo sentía un gran agujero en él, mis manos me sudaban y no podía respirar con tranquilidad, fui directo a la cocina, comencé a comerme todo lo que encontraba, mi mamá aún no llegaba a la casa, aún tenía unos cuantos mintus de vida.

-¿En serio estás bien?

-Me suspendieron indefinidamente.

Sí claro, también estaba ese pequeño detalle, nunca antes me habían suspendido, ni siquiera había tenido un reporte, esta era la primera mancha en mi expediente y ahí se iba a quedar para siempre.

Elisa abrió sus ojos como platos.

-¿Qué?, ¿por qué?

-Una profesora nos vio a Renata y a mí besándonos en el baño.

-Ouh... oh no.

Escuchamos un claxon frente a la casa, era el transporte de Antonio, corrí a abrir la puerta, lo recibí y lo metí en la casa para después seguir comiendo como desquiciada, él fue directo a su habitación.

-¿Significa que mamá ya sabe?

-Supongo, la llamaron, así que supongo que se lo dijeron, ¿crees que me mate?

-No, por besar a tu novia y que te suspendieran, es probable, pero por lo otro no creo.

-Yo creo que va a matarme por ambas.

Se escuchó un auto frente a la casa, de repente me dieron ganas de vomitar y me arrepentí de haberme comido la mitad de la cocina en menos de cinco minutos, puede que por eso también me mate.

La puerta se abrió.

-Las dejaré para que hablen -me dijo Elisa, yo comencé a negar con la cabeza.

-No te vayas...

-Estaré en la sala.

Eso por alguna razón me reconfortó un poco, ella se fue y mi mamá apareció en la cocina, dejó su bolsa sobre la barra y se me quedó viendo.

-Hola -le dije.

Se acercó a mí von una expresión en su cara que no supe descifrar porque no la había visto nunca en mi vida y el abrazo que ella me dio solamente me terminó confundiendo aún más.

¿Qué está pasando?, ¿es un abrazo de despedida?

-¿Eres lesbiana? -me preguntó rompiendo el silencio incómodo que se había formado entre nosotras, yo me quedé paralizada entre sus brazos, no le contesté de inmediato, pero cuando me di cuenta yo sólo había comenzado a asentir miran, ella me abrazó más fuerte-. Te quiero mucho, mi niña.

Ahí fue cuando el peso que estaba sobre mi pecho se fue por completo, ahí fue cuando me di cuenta de que estaba conteniendo las lágrimas porque me convertí en una fuente, comencé a llorar sobre su hombro. Ella no lo había dicho con lastima, lo dijo en tono de "no te preocupes, todo va a estar bien".

-¿Así que no te importa? -dije entre sollozos tratando de controlar mi llanto y tampoco puedo dejar de abrazarla.

-No, para nada, tú eres libre de amar a quien tú quieras, no me voy a oponer a eso a menos que sea alguien que te haga daño, pero no creo que Renata lo haga así que no tengo razones para oponerme, ¿es tu novia? -asentí- estás muy pequeña para tener novia.

Mi mamá pasaba su mano de mi cabeza a mi espalda acariciándome tal como lo haría una madre durante una tormenta o cuando acabas de tener una pesadilla y vas a meterte a la cama con ella.

Sonreí con lo último que dijo, ella siempre nos dijo a mi hermana y a mí que no podíamos tener novio hasta que termináramos la universidad, supongo que esa regla también aplica para las novias, eso me alegra.

No cambiaría ninguna cosa ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora