Epílogo

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Tras nueve meses, nació nuestro primer bebé, fue un hermoso niño, ese día Lorriane se encontraba en nuestra casa, y ella fue quien llamó a la partera, ayudo a la misma a traer a mi bebé al mundo, fue un niño, aún recuerdo cuando la partera lo puso en mis brazos envuelto en su cobijita blanca, al igual que su piel un tiempo después, pues en esos momentos, estaba rojo y no paraba de llorar, las lágrimas se derramaban por mis mejillas, pase mi dedo índice con suavidad por su diminuta carita, ya era madre, por supuesto, Jules y yo ya teníamos todo para cuando nuestro bebé naciera, como no había modo de saber que sería, habíamos decidido mandar a hacer toda su ropita a tonos blancos y oro, en su mayoría, mamelucos, algo que sin importar podría usar, además de gorritas, el poco cabello que se le veía, era de un castaño chocolate, y por lo que parecía, tenía rizos, Lorriane se quedó conmigo todo el día, a pesar de que tenía criadas que podían atenderme, Jules no se encontraba en casa, había salido para ver cosas del negocio, con ahora varias sucursales donde vendía tela, él tan solo se dedicaba a ver que todo estuviera en orden y ayudar a sus jóvenes empleados cuando fuera necesario, ese día cuando llego a casa y no me encontró en el balcón ya fuera bordando, leyendo o tomando té con pastas con Lorriane se asustó y corrió a nuestra habitación, abrió de golpe la puerta, asustandonos a los 4, la criada, Lorriane, el bebé, yo, este penúltimo llorando por el ruido, a lo que la criada lo tomo de su cuna la cual se encontraba cerca de la cama y dejándolo en mis brazos para que pudiera calmarlo, Jules al ver al bebé que sostenía en mis brazos sonrió ampliamente y al igual que yo, lloró, se acercó con suavidad y observo con ternura a su pequeño, quién se calmó con facilidad, Jules se sentó en la cama cerca de mi, con cuidado para no lastimarnos -¿Cómo le has puesto al bebé cariño?- pregunto con voz baja, nuevamente acaricie la mejilla del pequeño, y sin despegar la mirada de el respondí - Aún no le he puesto nombre, estaba esperándote para hacerlo- Jules volteó a verme, por lo cual hice lo mismo - Me gustaría que se llamará Lucas, como tú hermano, ya que gracias a él, hoy estamos aquí y tenemos a un bebé, le debemos mucho- es ese momento me solté a llorar, extrañaba mucho a mi hermano, y en ningún momento había logrado comunicarme con él, solo me quedaban los recuerdos, y esto era lo que más me lastimaba, recordar todas nuestras aventuras, cuando jugábamos a ser una princesa y su fiel caballero de niños, todas las aventuras que pasábamos, los regaños por parte de nuestra madre cuando llegábamos a casa en mi caso, con toda la falda llena de lodo y en el de mi hermano con los pantalones sucios, incluso, en una ocasión, jugando en nuestra parte favorita del jardín, donde solía ir cuando quería tranquilidad, se me había atorado el vestido y al intentar jalarlo para liberarme, lo había desgarrado, lo cual me género un gran problema, pero Lucas dijo que había sido su culpa por que el estaba enseñándome como manejaba la espada,¿qué habría sido del resto de mi familia? Mis padres, mis hermanos, de seguro Manon estaría a salvó, ya no era una Bellerose a final de cuentas, ya estaba casada, pero, ¿habrían matado al resto de mi familia? ¿Les habrían quitado todo por mi culpa?, en verdad me hubiera gustado saber que pasó con ellos, pero su regresaba sería mi fin, no podía volver al lugar que alguna vez fue mi hogar, pero, no recuerdo lo demás, Edna, Diana, Gisele, ¿qué habrá sido de mis pequeñas hermanas? Espero no los hayan culpado, ellos no sabían nada, Dios también lo sabe y estoy segura que los habrá ayudado, pero de quien más recuerdo es de Lucas, creo que esta es de las cosas más específicas que logro recordar sobre él, el tiempo pasa, y no en vano, siento que cada vez se lleva más partes de mi memoria...

Otra cosa que acordamos esa noche Jules y yo, fue que nuestros hijos llevarían primero mi apellido, ya que el suyo no era importante, quería que al menos tuvieran algo digno de su nivel correspondiente por mi, una aristócrata, princesa de Francia un día, que luego desapareció junto con uno de sus guardias. El tiempo pasó, me encantaría poder relatar más cosas pero cada vez me cuesta más recordar mi pasado, solo logro recordar ciertas cosas específicas que fueron importantes, por ejemplo, el bautizo de nuestro pequeño Lucas, que tenía la piel como la porcelana, y el cabello como el chocolate con leche que solíamos tomar y que tanto le gustaba a mi pequeño, tuvimos dos hijos más, una pequeña y otro niño, recuerdo que decidir sus nombres fue un problema, ya que estaban los de mis hermanos, pero también los de las personas que nos habían ayudado a escapar de Francia, y por supuesto, nuestros nombres, así que a nuestra hija decidimos ponerle Madeleine Lorriane, a nuestro tercer hijo, Jules, esto había sido elección mía, consideraba adecuado el que uno de nuestros hijos llevará el nombre de su padre, y así quedaban los nombres de nuestros pequeños, Lucas, Madeleine Lorriane y Jules Bellerose, puedo recordar que en los bautizos de cada uno, asistió mucha gente, recuerdo entre ellos a toda la familia de Lorriane, por cierto, habíamos decidido que Lorriane y su esposo fueran los padrinos de nuestros tres hijos, que se llevan dos años cada uno, los tres tenían el cabello castaño chocolate y la piel blanca, Madeleine Lorriane, tenía mi color de ojos y el cabello liso de su padre, Jules junior, tenía el cabello lacio y mis ojos verdes, que era lo único que le diferenciaba de su padre, ya que eran idénticos, el único que había heredado los ojos cafés había sido Lucas.

No me voy a casar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora