Capítulo 18

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Cerré los ojos aún abrazada a Alexander, sintiendo la suave tela de su traje en mi mejilla, y aspirando su aroma, -Miren que lindos se ven los dos jóvenes juntos- esa voz me era, sumamente familiar, abrí los ojos  y era mi padre, que iba con mi madre y toda mi familia, Manon me veía boquiabierta, la vi directamente a los ojos, ella frunció el ceño y apretó los labios, luego desvió la mirada, mis hermanas pequeñas estaban sonrientes y risueñas, Lucas me veía con una mirada pícara, ante la cual me sonroje, toda la familia Bellerose caminaba detrás de mis padres y nos observaban, Alexander quito uno de sus brazos y tomo mi mano, con lo que parecíamos sumamente enamorados, y para mi sorpresa, detrás venían los chicos que me escoltaban a casi todos lados, incluido Jules, que al vernos, su mirada se veía dolida, traicionada, sentí que mi corazón se oprimía y decidí desviar la mirada de el, al menos en lo que se alejaba, amo a Jules, pero sera mejor para todos que me quede con Alexander, llevare la vida digna que me merezco, una vez todos avanzaron, Alexander me extendió el brazo y caminamos tranquilamente tras ellos hacia el castillo. Una vez dentro, fuimos directo al comedor, que estaba perfectamente arreglado para recibir a todos, no me di cuenta hasta ese momento que Madame Ines también estaba aquí, quien al vernos fue directo sobre nosotros -Madeimoselle Madeleine, venga conmigo por favor- mire a Alexander, quien asintió con la cabeza y de este modo, solté el brazo de mi prometido y camine a un lado de la costutera, se movía con confianza dentro del castillo, yo, por mi parte, la seguía viendo de reojo lo que pronto sería mi hogar, un lugar sumamente hermoso, con pinturas de los antiguos reyes, esculturas, grandes ventanas con elegantes y gruesas cortinas; recorrimos todo el pasillo, y en la última puerta de la derecha, Madame Ines se detuvo, abrió la puerta, estaba muy iluminada, por lo cual me cubrí los ojos con el dorso de la mano en lo que mis ojos se acostumbraban a esta, que entraba a raudales por las enormes ventanas que abarcaban casi toda la pared, con espesos cortinajes crema y oro, entré cuidando no caerme, una vez que mis ojos se adaptaron a la luz, parpadeé, y vi que dentro solo había una pequeña pasarela con espejos tras ella, una mesa con los materiales de Madame Ines, una tela blanca cuidadosamente doblada con unos guantes a juego, y un maniquí que llevaba un bello vestido blanco, tenía una amplía y vaporosa falda blanca con rosas hechas de listón y detalles dorados por varios lados, el corpiño era liso, con bordados plateados, de cuello redondo, mangas hasta la muñeca, con encaje blanco en las orillas,  y encima el velo, de vaporosa tela blanca y una corona de flores, lógicamente era mi vestido de bodas, y era muy hermoso, -Vamos querida, ve tras los espejos y quítate el vestido, debemos probarte tu vestido de novia- dijo Madame Ines -Atrás esperan tus criadas para ayudarte- añadió al tiempo que caminaba hacia el vestido, fui donde se me indico y si, mis criadas esperaban para ayudarme, cabe decir que esta parte no tenía ventanas, pero llegaba luz suficiente, rápidamente y con sumo cuidado cambiamos mi vestido por el vestido de novia, salí de detrás de los espejos sin saber que pensar, por una parte, dije que no me casaría y escaparía con Jules el día de mi boda, pero, por la otra, Alexander me había dado ese libro nuevo llamado "Enciclopedia" lo cual es algo muy costoso, y a pesar de no estar interesada en lo material, sentía cierta culpa de dejarlo por la persona que amo, aunque el estaba siendo muy bueno conmigo, estaba realmente confundida; Madame Ines me miró encantada y acercándose a mi con alfileres en mano, me incitó a subir a la pasarela, tomando con delicadeza la falda subí y me vi en el espejo, me sorprendí al verme, lucía realmente bien, el vestido me sentaba de maravilla, Madame Ines me entrego los guantes, los cuales me puse, eran muy suaves y tenían perlas en el dorso, luego, se puso a revisar todas las costuras y verificar que no requiriera ajustes, al terminar, fue por el velo y el trozo de tela, me colocó el esponjoso y largo velo, ajustando con horquillas (Pasadores) la diadema, lo acomodo hacia atrás, se coloco tras de mi y abrocho la tela, que me di cuenta, era la cola, larga, con rosas a juego con la falda, -Madeleine, seras la novia más hermosa de toda Francia- aseguro orgullosa de su trabajo, me vi en el espejo nuevamente, de verdad, me veía muy bien, no es lo que me había imaginado, bueno, en realidad, no me había imaginado ni siquiera mi vestido en un largo tiempo, y ahora, estaba usando mi vestido de bodas, si fuera para mi boda con Jules era probable que estuviera más feliz, ya no sabía que sentir por uno o por otro, yo no soy así, hay algo que me esta pasando, es algo raro -Madeleine- dijo Madame Ines sacándome de mis pensamientos -Iré por tu madre y la reina para que vean lo hermosa que luces- salió de la habitación y ahí me quede, pensando en que era lo mejor, ambos me darían un beneficio, Alexander, una vida cómoda y seguridad, Jules, su amor eterno e incondicional, a quien de verdad amo, sea como sea, estaría con el, y en aquel momento, mientras veía por la ventana a lo lejos, estaba el, con una mirada tan triste que me desgarraba el corazón, lo había lastimado, lo cual me enfureció, por que me di cuenta de que estaba sucumbiendo a los encantos de Alexander, fruncí los labios, fingiría amor por el, y estaría con Jules, entonces, la respuesta apareció en mi mente, con eso, lograría lo que quería...

No me voy a casar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora