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Había escuchado hablar por casualidad de ti en una conversación ajena, que no me incumbía.
Saúl Aguirre: un periodista veracruzano justo, sincero, que lucha por las causas en las que cree y que siempre cuenta la verdad en sus artículos, tratando de poner su pequeño granito de arena para un mejor País.

Yo, jamás había conocido un hombre así.
Esas palabras y una foto tuya, fueron suficientes para despertar en mí una gran curiosidad.

Me informé sobre ti: cuantos años tenías, donde vivías, si estabas soltero o casado.
Aún me siento apenada por esto, pero si no lo hubiera hecho quizás nunca nos hubiéramos encontrado.

No te lo niego, cuando te ví por la primera vez en persona quedé hipnotizada.
Además de ser un hombre admirable, eras jodidamente guapo.

¿Será que eras real, o solamente el fruto de mi imaginación?
Hoy sé que fuiste lo más real y hermoso que tuve en la vida.
Aún lo eres.

Me sentí feliz cuando unos días después de aquella noche en la que te pedí el celular, me seguiste, viéndome entrar en esa cafetería que se volvió tan importante para nosotros, y tuve la oportunidad de sentarme a tu mesa.
Por la primera vez cara a cara contigo.
¿Qué sentiste al tener mis ojos tan cerca? Seguro te cortaron la respiración.

Te pregunté si tenías con que encender un puro, aunque si yo casi nunca fumaba; no tengo mucha fantasía para estas cosas, lo sé.
Me tocó recibir un pequeño regaño por tu parte.
Luego tomé de tu frappé con cookies fingiendo que era mi favorito, aunque en realidad nunca antes lo había probado.
No pensé que esa acción te molestaría tanto.

Me fui, con la cabeza baja, pensando en que era exactamente lo que yo me esperaba de ti.

Quizás, quería que me rescataras de un mundo que nunca supe amar.
Por lo menos, no antes de conocerte.

El camino hacia tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora