El camino hacia ti

40

Ya pasaron tres años desde aquel día en el que nos escapamos definitivamente desde México.
Aquí la vida que llevamos es muy simple y humilde, pero tranquila.
Somos una familia feliz, que se quiere mucho y se apoya en todo.

¿Quién lo hubiera dicho que mi vida iba a dar una vuelta de 360 grados y a cambiar positivamente de esta manera?

Si algo aprendí después de todas las desgracias que viví, es que hay que pasar por el fuego para ser más resistente y poder brillar más fuerte.

"¡Mami, mami! Regresé."-era Dani, volviendo desde su primer día de escuela. Corrió hacia mis brazos y lo apoyé en mis piernas, sobando su cabecita.

"Me hiciste mucha falta mi chiquito."

"Pero si sólo fueron cinco horas, mami."-besó mi mejilla.
"Mira, fue el primer día y ya nos dieron una tarea. Tenemos que colorear estas frutas y escribir sus nombres debajo. La maestra dijo que nuestros papás tienen que ayudarnos."

En ese momento apareciste tú.
"Sara te va a ayudar con esto. Es que yo y tu madre siempre nos salimos de las rayas."-me miraste con deseo.

"¡Saúl!"

"¿Qué? Es la verdad."

"Eres un payaso."

"Así me amas."

"Más que a mi propia vida."

Te acercaste atrapando mis labios entre los tuyos.
Después de todos esos años aún me parecían suaves y dulces.
Aún seguía sintiendo mariposas en el estómago.
Cada beso que me dabas era como si me estuvieras besando por la primera vez.

Sonreí en pensar que la vida, después de tanto sufrimiento, me había recompensado de esta manera.
Eres un hombre increíble.

"Ahora me doy cuenta que no hay mejor sabor que la sonrisa de la mujer que amas en tu boca."-dijiste.

¿Cómo se hace que eres tan perfecto, Saúl?

"Eres un cursi, pero me encantas."

Desde el piso superior se oyeron unos llantos, interrumpiendo nuestro romanticismo.

"¿Por qué mi princesa menor está llorando?"-pregunté entrando a la habitación.

"Duele aquí, mami."
La tomé en mis brazos, acunándola. Se había rasguñado la rodilla.

"Ahora mamá y papá te darán un besito aquí, pondremos un poco de agua fría y ya no te va a doler."

"¿Un besito lleno de magia y amor?"
Reí
"Claro, mi niña."

Arianna tiene dos añitos y su llegada fue una total sorpresa, no habíamos planeado tenerla pero la recibimos con mucha alegría y con el corazón abierto.
Fue el producto de esa pequeña locura en aquel hotel de México, no hay duda.

"Listo princesa. Puedes volver a jugar."

Miré hacia mi vientre, acariciándolo.
Allí dentro estaba una chiquita criatura, otro fruto de nuestro grande amor, Saúl.

"Luca."
Levanté la mirada, mirándote un poco desconcertada.
"Me gustaría que este fuera su nombre."-me explicaste.

"Yo quiero que se llame Miguel."

Sonreíste y te hincaste delante de mí, levantando mi blusa y besándome el abdomen, que no era tan grande aún.

"Hola bebé. ¿Verdad que te encanta el nombre Luca? ¿Sí? ¡Lo sabía!"

"Saúl, te das cuenta que no tiene manera de contestarte ¿verdad? Ni siquiera pateó cuando escuchó ese nombre."-rodeé los ojos.

"Bebé, explícale a tu madre que estás de acuerdo conmigo. Aunque los dos sabemos que cuando se trata de decisiones importantes siempre las toma ella."-me dirigiste una mirada rápida.
"Bueno, pórtate bien mientras estés aquí adentro y no hagas engordar mucho a tu mami. Te estamos esperando con ansias. Serás el bebé más hermoso del mundo. Te amamos mucho." -depositaste otro beso y te levantaste.

"¿Qué haré contigo, tontito?"

"Aceptarme y amarme así como soy. Solamente esto. Tú eres mi todo, Altagracia. Nunca lo olvides."

"Siempre te amé, Saúl y lo seguiré haciendo todos los días de mi vida.
Eres lo mejor que me pudo pasar.
Siempre fuiste la luz en medio de mi oscuridad, el faro que iluminó mi camino, la mano que jamás me soltó y que me ayudó a levantarme después de cada golpe. Eres el hombre que siempre me apoyó, que creyó en mí y me amó por sobretodo las cosas.
Fueron muchos los obstáculos que trataron de separarnos pero no lo lograron.
Tú siempre fuiste mi hogar, y uno jamás olvida el camino hacia su casa.
Jamás me hubiera olvidado el camino hacia ti, amor."

FIN