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Llegamos al hotel.
Cenamos los tres, mientras te conté con lujo de detalles todo lo que había pasado desde aquel horrible día cuando fuimos separados y tú hiciste lo mismo.

¡Teníamos tantas cosas por contarnos, tanto que recuperar!

Mauro, los engaños, la distancia...fueron nuestros enemigos. Lograron separarnos durante muchos años.
Pero ya nada importaba.
Tú estabas allí, a mi lado, guapo y tierno como siempre y yo más enamorada que nunca.

"Ven Dani. Ya es hora de dormir."-lo tomé entre mis brazos, metiéndolo en su cama, la cual estaba a lado de la mía.

"Solo falta tu hermana, chiquito. Ya pronto estaremos con ella, formando una familia feliz. Te amo mi niño."-acaricié su mejilla, dándole un beso en la frente.

Me estabas mirando, sonriendo de oreja a oreja.
"Te ves tan hermosa en esta faceta maternal. Ojalá nuestro hijo nos acepte rápido como lo que somos: sus padres."
"Te amo mi campeón"-le dijiste.

Te besé intensamente, hasta quedarnos sin aire.
Extrañaba sentir la dulzura de tus labios y la calidez de tu lengua, acariciando cada rincón de mi boca.

"Ven, amor."-me dijiste, tomándome por la mano.

"¿A dónde?"

"Vamos a hacer una pequeña locura. Aquí está nuestro hijo durmiendo y no es bonito hacer ruido y despertarlo."
Reímos.

Pedimos a la recepción del hotel una recámara libre para esa noche.

"Que malos padres somos. ¿Cómo se nos ocurrió dejarlo solito?"

"Shhh. No te preocupes, está durmiendo como un angelito, no se dará cuenta. Es solamente por esta vez. Nos necesitamos, Altagracia."

Tenías razón.

Fue una noche única, mágica, inolvidable.

Me desnudaste mirándome con maravilla, como si fuese la primera vez que lo hacías, como si estuvieras desenvolviendo tu regalo más preciado.

Los besos fueron suaves y tiernos, quedando impregnados por toda mi piel.
El calor de tu cuerpo pegado al mío logró encender ese fuego que por tantos años quedó guardado en mis adentros.
La pasión que los dos sentíamos era sin límites.
Tus caricias fueron tan intensas que lograron tocarme el alma.

¡Que bonito fue volver a hacerte el amor!

Nos dejamos caer sobre la cama, exhaustos de tanto placer.
Me apoyé sobre tu pecho desnudo, jugando con él lóbulo de tu oreja mientras que tú acariciabas mi cabello.

"Deberíamos regresar a nuestro cuarto. Son las dos de la noche."-te propuse.

"No. ¡Quedémonos así hasta que se me pase todo lo que te extrañaba!"

Y así permanecimos, en silencio por un tiempo indeterminado, disfrutando de la bonita sensación de nuestros cuerpos pegados.

"Esta noche quiero soñar contigo, amor."

"Pero si aquí me tienes, Saúl."

"No importa. Quiero soñar contigo siempre, todas las noches de mi vida aunque estés tumbada en el otro lado de la cama."

Reí.
"Mi tontito guapo, ¡como te extrañé!"

"Yo más. Estos años sin ti no fueron vida. Y ahora por fin te recuperé. No hay para mí felicidad más grande. Imagínate: muy pronto pasarás todo el día a mi lado, cocinaré siempre por ti, nos bañaremos juntos en la misma ducha, dormiremos cada noche en la misma cama, compartiremos las sábanas, los sueños, la vida...Ah, y veremos como crecen todos nuestros hijos, porque te aseguro que serán muchos."

Besaste mi frente y nos quedamos dormidos abrazados y felices.

El camino hacia tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora