Que idiota. Que idiota que fui. ¿Cómo pude pensar que alguien alguna vez iba a quererme de verdad? Ellas tenían razón cuando hace unos meses atrás me dijeron «¿Por qué te ilusionas tanto? Ese chico solo te tiene lastima». Era solo una pieza de un estúpido juego más. No era importante, yo no le interesaba, yo no era nada.
No sentía ni frío, ni calor. No estaba triste, mucho menos feliz. Sentía esa presión en el pecho. Me sentía vacía... Otra vez.
Me sentía usada, burlada, menospreciada, pero no era nada nuevo, lo nuevo era que me había dolido. Me había dolido la forma en la que entró a mi vida, desordeno todo tipo de esquema que estaba formado en mi, agarro mis sentimientos, los sostuvo un tiempo y luego los dejó caer haciendo que una cantidad gigante de emociones me consuman. ¿Todo había sido una apuesta? Hacía aproximadamente dos años que eramos amigos, de seguro el día en que lo conocí no estaba en sus planes hacerme daño ¿O sí? Cuando fue a mi casa después de mi primer clase del grupo de apoyo ¿Ya estaría planeando todo esto? . No quería pensar, no quería sacar conclusiones de nada, solo sabía que me estaba rota y malherida. Pero claro, ¿Quién se iba a fijar en mi,no? Una tonta con desordenes alimenticios, inseguridades, auto lesiones y miles de monstruos viviendo en su cabeza. No era linda, no tenía cuerpo voluptuoso, yo no era nada.
¿Estaba llorando? No. ¿Por qué lo hacía? Se suponía que nunca nadie me lastimaría más que yo misma, pero él me importaba. A pesar de todo, él me importaba. Cuando me quise percatar tenia tres llamadas perdidas en mi celular de Daniel. ¿A caso quería seguir burlándose de mi? No le iba a dar el gusto. Ya había tenido suficiente ¿No le bastaba con pisotear todos mis sentimientos? ¿Que quería de mi? El amor es una mierda.
Creí, pensé, hasta me atrevo a decir que soñé con, que en un futuro no muy lejano las cosas podrían salir bien. Que yo podría salir de estó, con su ayuda, con mi propia ayuda. ¿No fui suficiente? ¿Que hay de malo en mi? Bueno, todo. Todo lo que provenga de mi es malo. Pero, ¿Tan ingenua parezco como para que se rían de mi en mi cara de esa manera? Todo lo que creí posible un día se fue al polvo. Después de todo; por desgracia la superabundancia de sueños se paga con un número creciente de pesadillas.
La cuarta llamada estaba entrando en mi celular. ¿Iba a contestar? Tomé una bocada de aire, acomode el desorden que se encontraba en lo más profundo de mi cabeza y contesté. Sí.
— Antés de que pueda decir nada, quiero que sepas que me confundí. Liz, en serio me confundí. No erés nada de lo que piensas. Es solo un malentendido. Perdóname. Te quiero.— ¿Tenía que creerle? No.
— Solo contesté para decirte que no quiero que me molestes más. Ni en el colegio, ni el grupo de apoyo, que por cierto, voy a seguir yendo.— Mi voz comenzaba a quebrarse — No me busques, no me mandes mensajes, no me llames, y por favor no me digas que me quieres, porque creerlo significaría engañarme a mi misma. Solo me tienes lastima, todos la tienen. Te conté de mi pasado, mi presente y mi futuro. Te susurré mis miedos y te grité mis sueños. Te enseñé todos mis puntos débiles. Y te fuiste. Cómo yo me voy ahora. Para siempre.
Y corté. Corté todo tipo de sentimientos que había tenido hacia él, hacía todos. Primero dolió pero después dejó de tener importancia. Corté el hilo que me conducía hacía la recuperación. Corté todo lo que me hiciera mal, así como corto mis muñecas cuando todo me hace mal. Al principio arde y sientes que nunca vas a volver a ser la misma, pero después cicatriza y parece nunca haber existido.
Vaya a saber que se cruzó por mi cabeza cuando decicí escribir lo que escribí. ¿Por qué iba a escribir sobre Daniel? No veía el porque hacerlo,decidí escribir algo más profundo. Ya que no tenia nada que perder y mucho menos qué ganar; así que sin pensarlo tomé mi computadora portátil esta vez, no el cuaderno que siempre me brindaba sus hojas para poder descargarme, mi computadora. Letra por letra, palabra por palabra, hasta llegar al punto final. Tenía un foro. De esos que solo un par de personas lo visitan de vez en cuando. En donde puedo expresar todo lo que siento o se me ocurre. Mi identidad era anónima. Mi nombre era "Sobreviviendo" ...