Díganme, nunca les ha pasado que a veces hablas y ríes con tus respectivas amigas, si es que tienes y no eres como yo, pero cuando hay un momento de silencio empiezas a pensar en toda la mierda que te sucede, te das cuenta de que eres la amiga menos importante del grupo, de qué todo estaría igual aunque tú no estuvieses; te dan ganas de llorar sin motivo aparente, te gustaría desaparecer, te gustaría cambiar mil y una cosas de tu vida, pero es justo ese momento en el que te das cuenta de que no puedes volver hacía atrás; las cicatrices en tu piel ya están, tú ya tocaste por primera vez los huesos de tus costillas, no puedes regresar hacía cuando te inclinaste frente al retrete y trataste de expulsar toda la comida que había dentro de ti, solo porque en ese momento te odiabas tanto hasta el punto de tener que hacerlo. Te das cuenta de que todo seguirá igual si no te atreves a cambiar tu destino, pero como te da tanto miedo el "Que pasaría si..." que solo entonces escondes todos tus sentimientos detrás de una, como no, ¡Una sonrisa! sonrisa que nadie se da cuenta que es falsa.
Pero espera, ¿Cuantas veces ya lo has hecho? Sonreír cómo si todo fuera perfecto, con la vaga esperanza de que por lo menos una persona te toque el hombro y te diga como es que te sientes en verdad. Muchas. Millones de veces. Pero eso nunca sucede, porque sabes aparentar muy bien todo ese dolor que tienes acumulado dentro tuyo desde hace ya meses y meses, quizá años.
¿No estas cansada de todo eso? Créeme, sé cómo se siente. Sé como duele. Sé que lloras en la ducha para que nadie te oiga gritar. Sé que esperas a que todo el mundo duerma para derrumbarte. No siempre es fácil, pero sé exactamente cómo se siente. Y por ese mismo motivo es que he decidido terminar con esto de una vez por todas, de verdad, lo que tendría que haber hecho hace ya tanto tiempo pero no tenía la fuerza; ahora si, ya basta.
Luego de mi estúpido acto de la semana pasada, cuando ingerí siete pastillas antidepresivas y quedé lentamente dormida me restringieron todo tipo de medicamentos que hasta ese entonces me estuvieran dando. Pero el más importante de las curas no me las sacaron, la voz.
Desde aquella madrugada Rachel pasa prácticamente todo el día del lado derecho de mi cama, hablándome, tratando, como hizo desde el primer día, de que por fin habrá los ojos y me de cuenta de que esto no es vida. Y ¿saben qué? creo que lo he logrado.
— ¿Alguna vez te has sentido como una bolsa de plástico a la deriva del viento, queriendo empezar de nuevo? ¿Alguna vez te has sentido tan delgada cómo el papel, como un castillo de cartas, a sólo un soplido de caer? ¿Alguna vez te has sentido, ya profundamente enterrada gritando a seis pies bajo tierra pero nadie parece escuchar una sola palabra de lo que dices? ¿Sabes que todavía hay una oportunidad para ti? — Dijo ella y el mundo se me vino abajo, en seco y sin retorno. No pude evitar que las lágrimas se deslizaran por mi rostro; bajé la mirada porque todo lo que acababa de decir era verdad.— Porque, aunque no lo asimiles en este momento, todavía hay una oportunidad para ti.
— Eso es lo que quiero, una oportunidad. —Le respondí sollozando. — No quiero llegar más lejos de lo que ya me he adentrado. Quiero ser la chica que pueda decir con orgullo "Superé a la anorexía, bulimia y la autoflagelasión" pero sin fingir que nunca me pasó, no quiero esconder mis cicatrices, quiero aceptarlas; Necesito admitir lo que fui y por lo que pasé, para que me recuerden los errores que no tengo que volver a cometer. Definitivamente lo que quiero es todo lo contrario a ser otra víctima de los trastornos y la ansiedad, que terminan pagando el precio más caro, no quiero que esto termine con mi vida.
— Estoy muy sorprendida de todos tus notables cambios, Liz. Siempre supe que eras una chica inteligente. Aquí todos te vamos a ayudar para que de a poco puedas salir adelante y no tengamos que volver a verte en este lugar, si no es porque me vienes a visitar. — Contestó entre risas.
— Gracias Rachel, en serio gracias. — Le dije con toda la sinceridad que podía haber permitido que salga de mis labios.
De veras que extrañaba mi habitación, todo esta exactamente como lo dejé el día que me automediqué por primera vez. Luego de haber sido interna por un poco más dos meses y medio en el centro de rehabilitación volví a casa. No perdí mucho tiempo de clases porque cuando ingresé a LU.CO.BA solo quedaba media semana electiva, y todavía no empiezan de nuevo, si no que en aproximadamente dos semanas, así que espero poder pasar a tercero de secundaría sin ningún problema.
Por fin volví a sentir ese dulce aroma que había en el Instituto de Música en el que practicaba piano, y ahora, nuevamente, canto. Todo esto es una gran nueva segunda oportunidad de vivir. Es como renacer.
Logré encontrar amigas que me entienden por todo lo que pasé, y no me daban la espalda cuando estaba en mis peores momentos. Otra cosa por la que estoy sumamente feliz es que con todo estos cambios en mi vida terminé mi novela que había comenzado a escribir mientras estaba en el centro de rehabilitación; y una editorial me ha ofrecido en un futuro publicarla. Eso fue lo que me llenó el corazón, poder compartir mi historia con alguien, con muchas personas, ayudar, ayudarme, superar y aceptarme.
Y si, claro que a veces hubo días en los que anhelé la remota posibilidad de volver a vomitar, en los que por una milésima de segundo planifiqué como haría para saltarme las próximas comidas, hubo momentos en los que traré de recordar donde había dejado por última vez mi frasco lleno de cuchillas. Pero luego de todo lo que he pasado, todas las personas que me demostraron estar en las verdaderas sintuaciones consideradas "Malas", los motivos que sigo teniendo para luchar día a día por mi vida, después de la desolación y el olvido lo que queda es la paz.
Ahora, con muchas cosas ya aprendidas y todavía muchas más por aprender, con una historia para contar y un nuevo sentido por el qué vivir, esa voz en mi cabeza que anteriormente me autodestruia, ahora, cuando los pensamientos se tornan oscuros, me dice "No lo hagas, tú sigues siento mucho mejor que toda esa mierda, solo mantente fuerte, todo pasa."
Porque siempre va a llegar el día, no importa que tan lejos hayas llegado, en el que, simplemente, te cansas. Te cansatás de la rutina de perseguir lo imposible, de esperar, de que no te tomen enserio, te cansarás de todo y a la vez de nada. Te vez sumergida en una especia de tormenta que no va a tener fin nunca. Pero, de repente, un día como cualquier otro, esa tormenta pasa a ser una simple llovizna, y después, como todo, desaparece. Entonces, y sólo entonces, te atreves a desafiar al mundo con esa sonrisa que llevabas reprimida tanto tiempo.
Estaba leyendo un poco, tratando de volver a esos momentos que para mi ya eran historia, mientras por mis auriculares sonaba "Belive in me" cuando mi celular que se encontraba sobre la mesa de noche vibró y la pantalla se iluminó.
"Nick te ha enviado un mensaje"