Capítulo 16: La mariposa que no pudo volar.

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No me despegue de él durante más de dos minutos, los cuales ninguno de los dos dijimos absolutamente nada, eso es el tiempo que creo que paso, aunque yo lo sentí una eternidad, siempre cuando estoy en sus brazos el paso del tiempo se alarga. Le había mojado el hombro derecho a causa de un par de lágrimas que se me escaparon en el abrazo, había sido un poco debilucha, tire mi orgullo junto a mi manta que seguía en el suelo. Cuando nos separamos, me tomó la cara con las manos, erán grandes y suaves, sus ojos se posaron sobre los mios y no pude evitar que mis olluelos salieran al esbozar una pequeña sonrisa.

— Erés más linda así, sonriendo. Pero eres aun más linda sin cicatrices en los brazos. — Y ahora fue él quien sonrió al mirarme. Carajo, era perfecta, con esa iléra de dientes blancos como el papel, y sus labios rosados carnosos. Daniel. Lo recordé a él, justo antés de que Nick ubicara sus labios en los mios.

— Nick...— Susurré con los ojos cerrados— Daniel y yo...— Seguíamos a solo centímetros del otro.

— Lo entiendo, perdón.— Y se separó bruscamente de mi, no quería que lo hiciera.

— Espera un momento— Fui lo más rápido que pude a mi habitación para sacarme el pijama y cambiarme con algo más adecuado, y no semi desnuda como estaba antés. Cubrí mis brazos con una remera y encima un buzo dos tallas más grandes que la mía. Me puse unas calsas y las primeras Converse que ví.

Al cabo de un minuto ya estaba lista, cuando volví al living Nick estaba sentado en el sofá en el que anteriormente me encontraba yo. Había tratado de besarme, ¿Él sentía por mi todas las cosas que yo siempre supuse pero nunca me atreví a preguntarle?, lo cierto es que por mucho que me pese, Nick no hace más de tres semanas tenia novia... o algo muy parecido a una novia, siempre peleaban con Carly, pero supuse que siguieron adelante porque muchas veces en el colegio los vi juntos, pero no me contaba nada sobre ella, solo decía que era su novia  y no quería que nadie sepa nada, hasta hace varios días, el día que me internaron, que nunca más la mencionó. ¿Había terminado con ella? ¿Por qué? Pero lo más importante ¿Por mi? ,no podía sacarme esa idea de la cabeza, pero tenia que hacerlo. Aunque hace  ya mucho tiempo, cuando apenas eramos conocidos, yo estaba enamorada de Nick, me encantaba, para ese entonces solo tenia 12, nunca antés me había enamorado y lo veía todo color de rosa, hasta que caí en la realidad. No quiero ampliar mucho el tema de mi primer desamor, solo me di cuenta que Nick me miraba como una amiga y ya, lo superé, o  eso creí....

— Bien ya volví. — Dije mientras me sentaba a su lado en el sofá, me miro de reojo y ahogó una sonrisa, lo pude notar. Como si dijera "No quisiera que te vayas nunca", ignore todo lo que pudiera pasar por mi cabeza y seguí con la conversación. — ¿Quieres hablar de algo? .

— Fui un idiota. 

— Nick no...— Me interrumpió y siguió.

— Si, no tenia que haberlo hecho nunca.— Me respondió, se podía notar en su voz lo mucho que lo lamentaba.

— En cerio, no hace falta...—Logré decir, cuando volvió a interrumpir.

— No, escúchame. Yo se por lo que estas pasando, no solo porque me lo has contado todo, bueno casi todo— Dijo posando sus ojos en mi brazo, entendí lo que quería decir.... — si no porque te conozco más que a nadie en el mundo. Y dejé que que una simple pelea lo estropeara todo, no tenia porque prohibirte que veas a Daniel, si quieres salir con él vé y hazlo, esta vez no me entrometeré. Pero sabes que no me agrada en absoluto, no quiero que te lastimen Liz. Erés muy frágil y hermosa como para que alguien te haga daño, no dejes que lo hagan. En cuanto a mi, se que me necesitas y tú sabes que siempre estaré para lo que sea, ¿Siempre juntos dijimos una vez?

— Así es. — Le respondí pestañeando lo más rápido que pude para que ninguna lágrima se me escapara.

— Entonces así será 

— Prometido?—Pregunté

— Prometido.—Me afirmó.

Eran las dos y media de la tarde, Nick ya se había ido, al rededor de las una del medio día, hablamos un rato de cosas sin sentido y luego le jugué un partido en la Play Station, el cual me dejó ganar, como siempre. Mi madre y Luce, como había supuesto anteriormente, volvieron a casa mucho después del horario que habían dicho, aproximadamente a la una y media. Era domingo, y ya había hecho toda la tarea para la semana que se aproximaba, así que estaba totalmente libre, decidí ver un par de películas que ya había visto, pero que simplemente me encantan. Posdata, te quiero y El diario de Noah. Me la pase llorando, como era de esperar, por algún motivo siempre buscaba una razón para ponerme más triste de lo que ya estaba antés, eso me agradaba.

Luego de pasarme la tarde llorando, echada en mi cama con una caja de pañuelitos a mi lado, me encontraba en una estado de sensibilidad absoluta, así que pensé seriamente mi sutuación actual, así que trate de ser lo más concreta posible y dije en voz baja: Soy bulímica, tengo 14 años, peso 44 kilos, mido 1,57. NO! Eso no, quería ser más abierta, algo que pudiera definirme en cerio, tomé una libreta en la cual siempre escribía cosas para descargarme del peso que llevaba encima día a día y un lápiz, no me había percatado cuando las palabras me salieron solas y escribí:

«Soy pro ana, soy pro mia. Me detesto, odio lo que veo en mi reflejo. Mis muñecas son papel y me convertí en un monstruo vestido de rosa. Mis amigas, si es que sigo teniendo, y mi familia no saben con el infierno que conviven, aunque no creo que lo noten, nunca me preguntan como estoy, ni siquiera cuando estoy destrozada.

Los libros son mis mejores amigos, y la música mi compañera. Duermo para vivir menos, bebo para comer menos, me callo para no gritar...

Me encantaría que la gente sepa lo que en realidad hay en mi interior. Apenas una niña que creció demasiado rápido, la misma niña que sufrió humillaciones publicas, lo que hizo que ahora ella se odie a sí misma. Pero mis cicatrices no mostraré jamás. Me hundo en mis pensamientos, al igual que hundo la navaja en mi brazo, me introduzco en una cegadora creencia de que todo seria mejor sin mi, como meto mis dedos a la garganta por el simple hecho de que al hacerlo siento liberación. ¿Podré cambiar algún día? ¿Mi vida será distinta en el futuro? ¿O Ana y Mia arazarán con ella dejándome sin futuro alguno? Esa soy yo, esa es mi vida, ese es mi infierno....»

Y si, me di cuenta de que en mi cabeza se encontraban sentimientos mucho más profundos de lo que pensaba. Me gustaría haber crecido más lento, sin tener que sufrir todo esto, se suponía que la adolescencia sería una de las mejores etapas de mi vida, y sin embargo, cuando me pregunten en unos años como me sentía hoy en día, responderé; Que hubiera preferido que mi vida sea distinta, me hubiera gustado tener más libertad, más confianza, más autoestima, quizá no odiarme tanto, al fin y al cabo esta es mi realidad, y solo soy una mariposa que no pudo volar. 

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