- Capítulo 3

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Duramos más o menos dos horas hablando sobre trabajo, sus gustos, los próximos conciertos, mi sueldo, literalmente de todo... y cuando creí que habíamos terminado de hablar lo importante, él me dice:

- Ahora que terminamos con lo importante, por que no me cuenta un poco sobre usted ya que vamos a estar un buen tiempo trabajando y sería bueno conocernos - me dice y por último saca una sonrisa que muestra perfectamente sus dientes blancos y provoca que salgan eso bellos hoyuelos.

- Oh, pues... ¿que quiere que le diga? - digo un poco nerviosa, su belleza intimida a cualquiera y además no ayuda en nada para calmar mis nervios.

- Lo que usted quiera, puede contarme sobre su familia, sobre su profesión ¿que fue lo que le llamo la atencion? prácticamente hableme sobre usted - sonríe de lado.

¡Ay señor Jesucristo por que tenías que hacerlo tan hermoso!

- Bueno, pues yo soy colombiana, mi familia vive en colombia, tengo sólo un hermano. - su mirada era fija hacía mi, procesaba cada palabra que yo decía. - emm pues amo mi profesion, desde pequeña me a gustado el diseño de modas, siempre conté con el apoyo de mi familia y más que todo el apoyo de mi abuela y mi madre. Lo que me llamo la atención es la forma en la que uno puede jugar con los colores y las prendas, además también veía en las revistas y en la televisión que muchos diseñadores mostraban sus colecciones pero algunas eran extravagantes y de mal gusto. Así que yo quiero que eso cambie por completo.

- Wow, dejame decirte que te brillan los ojos cada vez que hablas de tu familia y de tu profesión - me dijo con una calida sonrisa. - Eso te hace más linda de lo que ya eres.

¡Omg! alguien que me pellizque por favor, esto parece un sueño.

Reí un poco.

- Pues gracias, usted se ve lindo con sus hoyuelos... disculpe mi atrevimiento. - creo que en este momento estoy mas roja que un tomate.

Se ríe al ver mi expresión.

- Igualmente gracias y no es molestia, señorita Rodriguez. - dijo con una voz tan sexy y dulce que casi me derrito. - Sigueme contando un poco más.

- Emm pues vine a nueva york para más oportunidades en mi profesión. Amo a los animales, sobre todo a los perritos. - ahora la que habla dulce soy yo, diganme ¿quien no ama a los perritos? - Mi color favorito es el rojo y algo muy importante sobre mi que en ocasiones me enojo demasiado pero cuando digo demasiado es demasiado, eso es algo que no me gusta de mi.

- También me gustan los animales, emm pues no tengo un color favorito definido, no me gusta usar tanto el negro por que siento que no me favorece... algo que si tengo es que soy muy fácil de estresarme. - dijo eso de una forma tan sincera, que me encanto. - Yo creo que te ves tierna cuando te enojas, pues supongo, no se muy bien.

- Eso no dice mi hermano, siempre me dice que soy muy exagerada y que estoy loca. - él se ríe un poco. - Pero gracias a Dios el enojo se me pasa rápido.

- Eso es normal entre hermanos, yo también soy así con mi hermana Laura - es el hombre más tierno que he visto en mi vida, ¿por que tiene que ser mi jefe?

Tocan la puerta y eso interrumpe nuestra conversación trivial. Era una de las secretarias avisando que ya era hora de almorzar. Anthony le agradece a la chica y le pide que por favor se retire. Luego vuelve hacía mi.

- ¿Le gustaría ir a almorzar conmigo, señorita Rodríguez?

- Claro que sí, es un gusto para mí. - respondí con una gran sonrisa.

- Mmm que bueno que acepte, entonces recojamos estos papeles y nos vamos a almorzar, ¿si?

- Claro, si señor.

Mientras recogiamos los papeles, en medio de todo nuestras manos se tocaron por accidente... como en las películas, yo lo volteo a ver y él ya me estaba viendo, lo unico que hizo fue sonreirme. Y claro que yo le devolví la sonrisa.

- ¿Nos vamos? - preguntó de una forma tan caballerosa.

- Por supuesto.

- Después de usted señorita.

- Gracias, señor.

Esto era divertido, ambos le poníamos la gracia al asunto. Cuándo salímos de su oficina por fín pude prestarle la suficiente atención a su ropa. Llevaba una camisa blanca que marcaba muy bien sus musculos, unos pantalones que marcaban un poco su bello trasero, unos zapatos elegantes de color negro, estaba impecablemente peinado y algo inconfundible... su perfume, uff por Dios santo, olía tan bien que quería quedarme pegada a su camisa por el resto de mi vida.

Cuando salimos del edificio fuimos directamente a su auto, él como todo un caballero abrió la puerta para que yo entrara, luego él dio la vuelta para ponerse en el puesto del conductor y partimos.

- ¿Y que quiere almorzar, señorita Rodríguez? - pregunta con su mirada fija en la carretera pero con una linda sonrisa.

- Cualquier cosa, con esta hambre que traigo podría comer cualquier cosa. - dije sobandome un poco la barriga.

- Mmm, que interesante. - dijo con una mirada pícara.

¡Ay Dios ayudame!

Hola chic@s!! Espero que estén muy bien 🤗 aquí les traigo el tercer capítulo de "Nuestra Historia - Romeo Santos"... espero les guste, lo hice con mucho amor. También quiero agradecerles por su apoyo, cada una de las vistas que tiene mi novela valen mucho para . ❤ los quiero ❤🇨🇴🌍

Nuestra Historia - Romeo Santos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora