- Capítulo 35

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Llegamos a nuestro destino por fin, son exactamente las 7:30 de la noche, fue un viaje largo pero muy productivo.

- Esta bien, familia, hemos llegado a nuestro destino. - anuncia Anthony parándose frente a nosotros.

- ¿Ya nos puedes decir a donde nos trajiste? - pregunto.

- Familia - me encanta esa palabra en él - los he traído a Boston, para pasar unos días en familia lejos de lo cotidiano en nueva york.

- Increíble idea, hijo mío. - aprueba su madre.

- ¿Y que esperamos, mijo? - pregunta su padre.

- Por ahora vamos para una casa que alquilé por estos días y comeremos algo. Después yo creo que es mejor que descansemos y mañana empecemos con buenas energías. - se le nota la felicidad en su rostro.

- Estoy de acuerdo con eso, papá. - añade Alex.

Después de esto tardamos más o menos 10 minutos en llegar a la casa que alquiló Anthony.

Es super hermosa, está algo aislada del ruido de la ciudad. En sí, la casa es campestre, tiene un jardín delantero lleno de flores y algunos árboles. Por dentro el piso es de madera, tiene una chimenea, los muebles son de cuero, todo se ve perfectamente ordenado.

- ¿Les gusta? - pregunta Anthony mientras entramos.

- Esta hermosa. - dije viendo todo.

- A mi me encanta. - pronuncia Laura.

- ¡Voy a buscar mi habitación! - exclama Alex y se va por las escaleras.

Entre Anthony, Laura y yo ayudamos a acomodar las cosas y poner cómodos a mis suegros.

Yo no tengo nada de hambre sólo muchísimo sueño, estoy agotada.

- ¿Quieres comer algo, mi amor? - me pregunta Anthony mientras se acerca.

- No, mi vida, sólo tengo algo de sueño. Nuestro bebé y yo estamos agotados. - si no duermo voy a levantarme de mal humor.

Él sonríe.

- Familia - llama la atención de Laura y sus padres - Sofía y yo vamos a dormir, estamos agotados. Buenas noches, los amo.

- Buenas noches. - me despido de ellos.

- Yo no creo que vayan a "dormir" - dice Laura haciendo comillas con sus dedos.

¡Ay Dios!

De inmediato creo que me puse más roja que el suéter que traía puesto.

- ¡Cállate, Laura! - exclama Anthony.

En seguida Anthony y yo subimos las escaleras, no queremos más vergüenza.

•  •  •

- ¿Por qué te pones esa pijama tan sexy? Ten piedad de mi, mujer. - dice Anthony desde la cama mientras yo cepillo mis dientes.

Literal esto no parece una pijama, no quise ponerme un pantalón para dormir así que me quede en bragas y un buso de Anthony que me queda enorme.

Termino de cepillarme y me subo a la cama tapandome con la acogedora manta que hay.

- Esto no creo que sea tan sexy. - digo miéntras observo lo que llevo puesto - lo tuyo si es sexy.

Él solo lleva sus boxers color blanco.

- Para mi todo lo que te pongas me parece sexy, me parece hermoso, divino. - acerca su rostro al mío.

- Si te sigues acercando...

- Si me sigo acercando ¿que? - arquea sus cejas.

- No podré resistirme. - eso lo encendió más.

Y así poco a poco con besos y caricias empezamos a hacer el amor, lo hicimos lento y sigilosamente para no llamar la atención del resto de la familia. Esto no es como en casa pero no deja de ser satisfactorio..

•  •  •

- ¿Qué haremos hoy? - pregunta con ansias Alex.

- Muchas cosas, wuuu. - bromeo con él.

El simplemente se ríe.

- Buena esa. - chocamos nuestras palmas.

- Hoy prepararemos un día de campo, vamos a disfrutar toda esta naturaleza sin nada de celulares ni play station. - dice Anthony.

Alex lo mira como si se hubiera muerto alguien.

- Eso fue una indirecta muy directa hacia mi, papá. - refunfuñea Alex.

Estos dos son un caso, señores.

•  •  •

Palabra que denomine nuestra tarde es: comida. Literal comimos de todo, Anthony ni se diga. Lo pondré a hacer ejercicio apenas lleguemos a casa.

Doña Lidia, Laura, las sobrinas de Anthony y yo estuvimos toda la tarde, además de comer, hablando de todo. En verdad de todo. Ellas son muy carismáticas y amables, son personas con las que dan gusto estar.

Mientras nosotras estábamos en eso, Anthony, don Francisco y Alex estuvieron jugando quien sabe que cosas. Se veían super tierno esos tres.

3 generaciones de Santos.

Más o menos a las 5:40 de la tarde, empezamos a recoger todo para irnos a cenar dentro de la casa.

Doña Lidia dijo que prepararía algo delicioso para todos, no dejo que alguien la ayudara.

Todos los demás preparamos la mesa y planeabamos de todo para mañana.

Poco a poco el olor de la comida que estaba preparando Doña Lidia empezó a llenar las fosas nasales de todos.

- ¡Ya está listo! - grita Doña Lidia desde la cocina.

Entramos todos a la cocina y vimos una olla con sancocho. Olía riquísimo. Además de eso había preparado un puré de papa y una ensalada con lechuga, tomate y pepino.

- Doña Lidia - ella me mira - todo esto se ve y huele riquísimo.

- Mi madre cocina super delicioso - dice orgullosamente Anthony.

- Eso veo.

•  •  •

Todo lo que cocinó Doña Lidia sabía tan delicioso como se veía. Todos comimos casi de inmediato, hasta Don Francisco repitió sancocho.

Mientras ayudaba a recoger la mesa recibo una llamada de un número desconocido. Dudo durante un momento pero de igual forma contesto.

- ¿Hola? - que confuso.

- ¿Señorita Sofía Rodríguez?

- Si, habla con ella. ¿En qué le puedo ayudar?

- ¿Usted es familiar se Julieta Delgado?

- Ella es mi mejor amiga ¿Por qué?

- Lamento decirle que... - y a partir de ese instante todo se nublo, todo se volvió oscuro.

Recuerdo que lo último que dije fue: "No, Juli, no"

¡Hola amores míos! Mucho drama ¿eh? 🤗 ya casi llega el final, espero que disfruten esto.❤🤩

Nuestra Historia - Romeo Santos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora