Onix y Zafiro | SS

Regresando a casa

Banquete, alumnos, velas, risas y sonido de mandíbulas ocupadas reinaban en el salón común de Hogwarts. Hacia unos escasos días que había iniciado el año, así que la mayoría tenia mucho de que hablar, y mucho que comer.

Ahí se veía el alumnado entero, sirviéndose de los manjares y bromeando sobre todo. Y una mesa larga colmada de profesores un año más viejos. Aunque ese detalle, no se notaba.

A medio camino entre Hogwarts y Hogsmeade, un hermoso caballo negro galopaba a toda marcha. Era un frisón. Un hermoso caballo de buen porte, extensa crin y pelaje en las patas. Las mismas estrellas brillaban en su suave pelo, reflejándose en las marcas de sus músculos. No corría con urgencia, era un galope continuo y tranquilo, sin embargo, era extremadamente veloz.

No tardó demasiado para llegar a terreno solidó de piedra, propiedad de la escuela de magia. Bajó la velocidad y cambió de forma con gran naturalidad.

En el gran salón, Neville, que estaba sentado cerca de la puerta, quería demostrar su última técnica aprendida durante las vacaciones. Se jactaba de poder controlar el fuego... Algo sumamente extraño si se consideraba que tardo seis años en aprender el Expelliarmus...

- Neville... No estoy segura de que sea buena idea eso...- Ginny intentaba convencerlo, junto con los otros alumnos, de que no lo hiciera.

- No se preocupen, lo dominé durante las vacaciones. No es tan difícil como parece- Neville se veía muy seguro mientras terminaba de comer un bocado.

Hizo un extraño movimiento de varita, y dijo el conjuro. Pero el bocado le jugo una mala pasada. Con una ligera tos dijo algo que no debía.

Una bola de fuego rápidamente se extendió por casi la mitad del salón. Todos se arrojaron al suelo mientras el fuego alcanzaba las mesas y todo lo que hubiese por encima.

El caos se había generalizado. Los alumnos que habían quedado fuera del alcance de las llamas, escaparon lejos. Pero la mayoría de los Gryffindors quedaron dentro de una pared de fuego.

Quien sabe que demonios había conjurado Neville.

Los profesores lanzaron un hechizo, pero nada ocurría. Ese fuego era inextinguible.

Todos gritaban a los que habían quedado presos en el fuego. La mayoría ya debía estar muy quemados, sino muertos.

Sin embargo, el fuego lentamente fue bajando de intensidad. En el centro se podía observar una especie de cúpula azul brillante que se mantenía mientras el fuego se apagaba.

Cuando el peligro cedió, la cúpula azul se abrió, como si fueran dos alas, dejando al descubierto todos los alumnos dentro del mismo.

Estaban sanos, aunque algo chamuscados.

Todos se acercaron, asesorándose que estuvieran bien.

- ¿Quién fue el demente que hizo ese hechizo?- Sirius preguntaba mientras revisaba alumnos. Hasta ahora parecían estar bien.

Un par de alas blancas, casi transparentes desaparecían de las espaldas de alguien que no estaba ahí antes.

- Lo siento- Susurraba apenado Neville.

- Diez puntos menos para Gryffindor- Dijo el director- Por casi matar a los alumnos y dañar las cosas de Hogwarts.

Pero la mayoría no prestaba atención a eso, miraban a la figura de una mujer extraña, que extinguía una flama en su mano, cerrando el puño.

- ¿Quién es?- Preguntaba Lupin.

La persona se giró para ver al director, quien estaba detrás de ella, y rápidamente repaso todos los rostros.