Paredes de madera y acero

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Ivonne llegó temblando a su pequeña porción de castillo. Era una puerta, ubicada en el tercer piso, en uno de los lugares donde rara vez alguien se dirigía. Era una puerta que daba a una especie de cabaña de madera, que realmente no se hallaba en Hogwarts, sino en el medio de un bosque, en los límites de Inglaterra. Esa casa pertenecía a su padre, junto con algunas hectáreas de ese bosque y habían quedado para ella, luego de que él muriera.

Ya dentro, encendió la chimenea con tan solo con un movimiento de su mano. Se desvistió en el camino, dejando la ropa mojada regada en el piso y rápidamente se metió a la tina, bañándose con agua muy caliente. Eso era una notoria mejoría.

Su cuerpo dejaba de temblar para sentir una lluvia caliente golpear su piel, relajándola mientras respiraba ese vapor.

Se secó rápidamente y buscaba otro Jean y un cómodo suéter, mientras enrollaba una toalla en su pelo.

Se dedicó a juntar todo el reguero de ropa mojada del piso. Mientras tomaba una, quitaba el agua con su varita, lo doblaba tranquilamente e iba por otra.

Levantó algo negro, la capa de Severus, que estaba bastante húmeda.

Se quedó con ese gran trozo de tela en las manos. Sin pensarlo, lo olió. Sus ojos se humedecieron al sentir el fuerte aroma de su antiguo amigo. Olía casi igual que hacia veinte años, pero con un ligero perfume a árboles.

- Vamos, tonta. ¿Que te pasa? Seca eso...- Se decía a si misma.

Le quitó la poca agua que tenia y lo colgó de un perchero, cerca de la puerta.

Se quitó la toalla de la cabeza y acomodó los rizos con las manos, de una manera simple y efectiva. Tosió un par de veces mientras se sentaba en el marco de una de las ventanas, con sus piernas colgando hacia afuera. Sin dudas había tomado demasiado frío. Allí quedo, contemplando el paisaje. Árboles y mas árboles, vegetación, enredaderas, ardillas, aves. Se entretuvo un buen rato, con el sol acariciando sus mejillas, arrojándoles semillas a las ardillas y aves que pasaban. Esas pequeñas e indefensas criaturas siempre le iluminaban el alma. Adoraba ese lugar.

Escuchó que alguien golpeaba la puerta. Esperó un segundo, ya que la única manera de entrar por ahí, era golpeando y diciendo el nombre de quien visitaba. Era un sistema eficiente, ya que las campanillas no sonaban si se mentía. Así evitaba visitas indeseables ocultas con pociones multi jugos.

- Severus Snape- Escuchó detrás de la simple puerta de álamo.

Las campanillas sonaron y ella destrabó la puerta con un ligero movimiento de su mano.

El entró, tranquilo y solemne, como siempre, cerrando la puerta detrás de si.

Miró detenidamente el lugar. Contrastaba demasiado considerando que venia de un pasillo lleno de polvo, en un castillo azotado por una tormenta.

La cabaña era agradable a la vista, aunque muy iluminada para su gusto. La sala era de buen tamaño, con suelo, piso y paredes de madera. El techo a dos aguas, tenia varios tragaluces donde el sol caía como una cascada. Una chimenea de roca, al frente de él. Muchas estanterías de madera, con un sin fin de libros, adornos y cosas. Un sillón de dos cuerpos y uno individual, de lana, descansaban perfectamente ubicados. Ventanales con delicadas cortinas, alfombras rojas y algunos tapices en las paredes enriquecían la vista.

Ivonne no dijo nada. Ese aspecto analítico en él, era idéntico que cuando eran jóvenes, así que no lo interrumpió en su observación.

La vio sentada en la ventana. Mas fuera que dentro de la cabaña.

Se acercó y sacó de su bolsillo, un pequeño frasco que colocó en una mesita de madera.

- Es por si te enfermas luego de bañarte en la lluvia- Dijo mientras la miraba.

- De acuerdo- Ella salio de la ventana, hacia fuera.

Severus no tuvo opción más que seguirla. Aunque no le molestó hacerlo, la vista era grandiosa. Después de ver tantos años el bosque prohibido, con sus tonos de marrón oscuro y negro, ese lugar era de admirar.

Los árboles estaban mucho mas espaciados que en Hogwarts, por lo que la luz caía libremente al suelo de tierra y hierba. Ella estaba sentada en el suelo de la cabaña. Como la misma estaba a un metro del suelo, sobre una plataforma, sus piernas colgaban libremente.

El la imitó, sentándose al lado.

- ¿Y bien?- Cortó el silencio Ivonne mientras le arrojaba semillas a unas ardillas- ¿De que teníamos que hablar?

Severus se tomó su tiempo para responder. Había decidido decir la verdad, aunque terminara muy mal. Y como pocas veces en su vida, no sabía bien como decirlo.

- De la verdad...- Dijo él.

- Te escucho.

- Tenías razón. Me olvidé de las promesas que nos hicimos la última vez. Tú te habías ido, las cosas cambiaron demasiado y no supe mas nada de ti. Te creí muerta, o simplemente, que te habías olvidado de mí.

- No fue ninguna de las dos, como podrás observar...

- No me olvide de todo, no confundas las cosas.

- No confundo nada, Severus. Te olvidases y ya. No quieras ampararte en el hecho de que tu vida fue miserable por que no lo creeré. Se que lo fue, pero la mía también, y sin embargo, volví, como te lo había prometido.

Ambos hablaban sin mirarse. Sus ojos estaban fijos en los elementos del paisaje. Severus bajó la mirada, a sus manos, suspirando. Su orgullo había dominado sus acciones durante muchos años y sabía que en ese momento, no debería ser así.

- Quizás para ti sea tarde- Dijo él- Pero... Perdón...

Ella vio como él colocaba una caja azul en el espacio que los separaba y lo oyó decir:

- Quizás no sea el lago de Hogwarts, pero espero que simbolice lo mismo...

Ivonne tomó la caja y lo abrió. Ahí estaba su dije.

- No quiero que vengas a devolver esto solo por que sea parte de una promesa- Dijo Ivonne mientras miraba su joya- Realmente quiero saber si nuestra amistad significa algo mas que una palabra. Sino, lo entenderé. Nada dura para siempre.

Severus sentía una extraña tranquilidad dentro de si. Esa voz que mantenía la esencia de esa niña de nueve años que conoció hacia tanto, esa presencia que también se mantenía básicamente intacta, el lugar carente de energía oscura... Todo hacia que dentro de él, algo cambiara. Era como si el escudo de acero que había protegido su corazón, durante años, se apartara con el toque de algo sublime.

- Tu amistad significa para mi, mucho mas de lo que crees- Dijo Severus con una suavidad que incluso a él lo extraño.

La vio colocarse su collar, con una sonrisa en los labios y luego decir:

- Como en los viejos tiempos...

Onix y Zafiro | SSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora