De oscuridad y luz

702 104 4
                                    

- ¿Estas bien?- Le preguntó Severus a Ivonne, mientras llegaba a su lado, cargando aun la espada repleta de energía oscura.

Ella asintió mientras él veía esa cosa peluda y extraña en sus brazos.

- Este es Wawa- Le dijo a Severus- Ya sabes quien es el que hizo ya sabes que...

- No es precisamente una criatura temible.

- Mato a Voldemort. A mi parecer, si es temible.

- ¿Y ahora que hacemos?- Preguntó Sirius- Con Voldemort y su espada, me refiero.

- Destruirlos- Dijo la rubia mientras acariciaba el lomo de esa cosa extraña- Y arrojarlos al lago. Las sirenas se encargaran de ocultar bien los pocos restos que queden.

Nadie dijo nada. Por un lado, era una buena idea, y por el otro, nadie quería contradecirla, ya que había hablado con un tono bastante macabro, no propio de ella.

Ivonne dejó a Wawa en el suelo, para luego esgrimir su varita.

- Apártense- Ordenó con un aire oscuro.

Lentamente todos la obedecieron, hasta dejarla sola, frente al cuerpo de Voldemort.

Ella miró ese cadáver, con una sensación de odio creciendo en su interior. Tantas cosas malignas y enfermas había echo ese ser, y había muerto demasiado rápidamente.

Ivonne se acercó a Severus a paso firme.

- Dame los guantes- Le pidió ella.

Severus clavó la espada en el suelo y comenzó a sacarse los guantes protectores, no muy convencido de lo que hacia, y luego se los entregó.

Ella se los puso rápidamente, empuñando la espada y acercándose a Voldemort.

Apuntó con ella y conjuró:

- ¡Fiendfyre!

Una ráfaga de fuego demoníaco salió de la espada, impactando en Voldemort.

Permaneció varios segundos, incinerando a ese despreciable ser.

Al final, solo una montaña de cenizas era lo que quedaban del temible mago.

- Ictus Ventosa- Conjuró luego, haciendo volar las cenizas hacia el lago.

Ivonne miró la espada que tenia en su mano derecha. Sus deseos de matar a Egon comenzaban a dominarla y su energía oscura era palpable.

- Ivonne... Suelta la espada- Le pidió Albus al notar como la antigua McCain desaparecía.

Ella no respondía. Estaba demasiado sumida en sus oscuros pensamientos como para obedecerlo.

El profesor de pociones decidió intervenir. Por lo menos, a él si lo escucharía.

- Iv...- La llamó mientras tomaba uno de sus brazos- Deja eso... Vuelve.

- Podría matar a todos los mortífagos con esta arma...- Susurró ella, presa de la oscuridad- Haría la justicia que en el ministerio de magia no se hace. Ellos permanecerán vivos, sin ser castigados... Merecen pagar por cada una de las muertes.

- Podrías, si. Pero no debes. No te ensucies las manos con esas escorias. Suelta la espada.

Ella seguía sin responder a los demás. La poca oscuridad que había en su alma, ahora la controlaba, creciendo a cada segundo, olvidando quien era y quienes eran ellos.

Todos comenzaban a preocuparse. Si Ivonne no soltaba la espada, quizás perdiera el control sobre si misma, y atacaría a cualquiera.

- La estamos perdiendo- Dijo Alastor notando como la luz de la dama, desaparecía entre las sombras- ¡Actúen ahora!

Onix y Zafiro | SSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora