Pistas y cambio de humor

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Dentro del despacho del director, Severus Snape esperaba a Albus, de pie, como una estatua, mientras pensaba en Ivonne.

Dumbledore entró por la chimenea y si bien no lo vio, sentía que el oscuro profesor se encontraba allí.

- Siéntate por favor- Le dijo a Severus, sin mirarlo.

Este obedeció silencioso e impasible, como solo el podía ser.

- ¿Has descubierto algo sobre el problema de Ivonne?- Le preguntó el anciano.

- Si. Utilice el Legeremens y descubrí varias cosas. Antes de que despertara, solo hay un espacio en blanco. Pero no es su memoria la que esta en blanco, es mas bien un muro, una pared colocada a propósito. Estoy seguro que Egon utilizó una técnica antigua y oscura para que ella no pudiese recordar nada. Sin embargo, logre traspasar ese muro y conseguir un recuerdo anterior a la misión.

- Eso es fantástico- Se alegró Albus.

- El problema esta en que al llegar a un recuerdo pasado, Ivonne sufre un gran dolor de cabeza.

- Bien... Algo es algo Severus.

- No lo veo muy preocupado por la salud de Ivonne, director- Siseó Snape.

- No intentes analizarme Severus. He estado buscando información sobre lo que puede tener y tengo varias ideas. Pero con el dato que me has dado, solo me queda una opción. Es el Murus Canus. Una antigua técnica que crea un muro casi impenetrable en la memoria.

- ¿Cómo lo eliminamos?

- No lo se... Pero de todos modos iré con la Orden a buscar el modo de revertirlo.

Dumbledore se levantó y se dirigió hacia la chimenea, para luego desaparecer entre las flamas verdes.

El día estaba llegando a su fin y Severus caminaba lentamente hacia su despacho, recordando las cosas que había visto en la mente de Ivonne. Casi todos los recuerdos que se asociaban a él, contenían el mismo sentimiento cargado de nerviosismo.

Pero no entendía. No era un nerviosismo ante lo descocido o lo preocupante. Era otro. Un nerviosismo matizado con felicidad, confusión y ansiedad. Muy similar al nerviosismo que el mismo sentía cuando estaba cerca de ese par de ojos azules.

Quizás caviar la posibilidad de que se sintieran igual al estar juntos. Pero el problema estaba en que él no sabia a ciencia cierta que rayos sentía con ella.

La suave brisa otoñal movía ligeramente sus negros cabellos mientras caminaba hacia las mazmorras, pensando. No era completamente amistad, si bien eso era lo que mas sentía, después de tantos años. Partió de lo seguro, eran buenos sentimientos. La pregunta era ¿Qué tan buenos?

Algo en su interior le indicaba como una flecha lo que sentía, pero su orgullo y terquedad intentaban taparlo.

Entró a su despacho y se sentó en un sillón oscuro.

Pensó que era tiempo de dejar de especular sobre eso. Sea lo fuera, era mejor limitarlo a amistad. La última vez que había pasado de ese límite, se vio cara a cara con algo doloroso.

Tres días completos habían pasado e Ivonne permanecía con su memoria obstruida, sentada en soledad, en el despacho del director y frente a ese escritorio repleto de cosas.

Hacia una media hora que estaba allí y se estaba cansando de esperar. Ya el sol se había ocultado hacia bastante tiempo.

Algo entumecida, se estiró hacia atrás, en su asiento, apoyando su cabeza en el respaldo y mirando hacia el cielo.

Cerró los ojos, pensando, calmándose, imaginando... En fin, haciendo lo posible para entretenerse.

Los minutos pasaban, lentos, aburridos, quietos y silenciosos.

Onix y Zafiro | SSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora