Restaurando collares

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Los días pasaban. Ivonne no aceptaba hablar con Severus, ni permitía que nadie le explicara lo sucedido.

Lo peor era que ella se pasaba horas sentada fuera de su cabaña, mirando la nada con los ojos vacíos, completamente sola, silenciosa y quieta.

Su salud había empeorado considerablemente.

Sin su mejor amigo y amor de su vida, no tenia razones de estar, ni para sonreír.

Haberlo perdido, fue equivalente a perder su alma.

Se sentía deprimida, sola, inútil, usada y abandonada. Pensaba todo el tiempo, en sus días felices, junto a él, basados en una mentira.

Lentamente, su luz interior se apagó. Se veía como Ivonne McCain, pero su alma no estaba.

Severus no estaba mejor. El también se pasaba el día encerrado, mas que de costumbre, maldiciéndose a si mismo, extrañándola y necesitándola hasta mas no poder. Quería ir a visitarla, hablar con ella. Pero la puerta jamás se abría para él, ya lo había intentado.

El maestro de pociones también estaba abandonándose y su misterioso brillo en los ojos, se había extinguido.

Un día, él hablo con Uwe, y le pidió un favor.

El alemán, que conocía bien a Ivonne, cedió.

El mismo día, Urien aparecía nuevamente en Hogwarts.

El elfo se dirigió al despacho de Severus, entrando sin llamar.

- ¿Qué sucede?- Pregunto el ser de cabello largo, como cansado de las torpezas del ex mortífago.

- Adivina... Me odia... ¿Te parece suficiente lo que sucede?- Siseó Severus con una cara muy lejana a la de siempre, sentado en un sillón y bebiendo Wishky.

- ¿Y como pasó?- Urien se sentó en una silla.

- Se enteró de dos cosas, que son ciertas. Pero solo leyó una versión. No me permite que le explique la mía.

- ¿Y para que me llamaste?

- Demonios elfo- Se enojó Snape- Eres su amado maestro orejudo. Si escucharía a alguien, será a ti. Intercede.

- ¿Por qué debería hacerlo?

- ¿Solo vas a hablar con signos de interrogación?

- No. Solo quiero saber si el hecho de que no este contigo, es para su bien o no. Si hiciste algo tan malo, quizás te lo merezcas.

- ¿Por qué no vas y la visitas?- Le dijo mientras le señalaba la puerta con su vaso- Después dime si lo que vistes, es bueno para su salud.

Urien se preocupó y salió de inmediato en busca de Ivonne. Había pasado por alto que ella lo amaba como a nadie, y que eso podría ser malo para su bienestar.

Más lo preocupó lo que encontró. Ojeras, ojos sin brillo, un rostro oscuro cargado de depresión, delgadez.

- ¿Qué te pasa?- Le preguntó a una Ivonne que no había mostrado ningún cambio a pesar de su visita sorpresa- Te ves fatal.

- Tú sabes que pasa, no te hagas el idiota... Lees las mentes constantemente...

- Ivonne... Terca Ivonne... Si lo amas ¿Por qué no vas y hablas con el?- Decía Urien mientras se sentaba en un sillón

- Por que estoy mal. No puedo estar amando a una persona que me usó y que, además, mató a mi abuela...

- ¿Acaso crees que el te usó y la mató solo por que si? ¿No piensas que hay una razón más importante? Por favor Ivonne, lo conoces... Casi más que a ti misma.

Onix y Zafiro | SSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora