Los días pasaban inevitables y Severus sufría cada vez más ante cada amanecer. Las palabras de Ivonne se habían marcado como fuego en su mente.
Se pasaba todo el tiempo libre, vigilando el horizonte, en busca de algún caballo de mensajera, de una figura femenina o de lo que fuera que trajera buenas noticias sobre ella y su paradero. Pero dos semanas habían pasado sin siquiera un mínimo patronus.
- Profesor Snape- Lo llamó Sybill una tarde en la que él miraba la nada desde el puente- El director lo esta buscando.
- Si, lo se- Dijo sin inmutar ni un músculo de su cara.
- Debe ir... Ya nos reunió a todos y falta solo usted.
- Dile que no pienso ir.
- Severus...- Dijo la adivina con la voz entrecortada- Aunque no valla, lo haremos de todos modos. Es hora de aceptar los hechos...
Severus se le acercó rápidamente, con la cara tiesa y cargada de rencor
- Si tienes el corazón como para aceptar su muerte, bien por ti- Siseó- Yo no.
Sybill se alejó sollozando por la perdida de una mujer que también había sido su amiga en la adolescencia.
Durante dos horas, el profesor de pociones miró el infinito, esperando encontrar esos dos ojos azules que tanto necesitaba. Era el único que la estimaba y que no se encontraba en el gran salón. El lugar tenía los estandartes negros y Albus hablaba a los alumnos, con una tristeza que jamás nadie había visto.
Allí solo se encontraban los que tenían algún tipo de afinidad con ella. Había muchos alumnos de Gryffindor y de las restantes casas, pero ninguno de Slytherin.
El anciano expuso lo sucedido, algunos datos sobre la misión, la forma de ser de ella y el profundo cariño que sentía hacia la dama.
Las clases del día estaban suspendidas y Severus solo caminó.
A medianoche, con la soledad amparándolo, llegó a la lápida de Ivonne. Ésta descansaba en una ligera colina, debajo de uno de los pocos álamos que había en Hogwarts y frente al lago.
Él cayó de rodillas frente al trozo de granito, cerrando sus ojos negros con fuerza y encogiendo sus puños hasta que quedaron blancos.
Susurró a penas un "Adiós Ivonne" mientras una gota caía de su nariz y desaparecía en la hierba.
Respiró con fuerza y se puso de pie. Se juró a si mismo, y a la memoria de ella, que empuñaría el arma de Voldemort y terminaría con él. Por él mismo, y por lo que había sufrido de joven y adulto siendo un mortífago condenado. Por ella y por su muerte en manos de seres oscuros. Así le costara la vida, la vengaría. Internamente deseó que eso le costara la vida. Quizás así, la volviera a ver.
Con paso cansado, lento y triste, regresó a su despacho, a su soledad.
Un sujeto de unos cincuenta años llegó un par de días después. De rostro cansado, ropa similar a la de un mortífago, ojos grises y una cabellera enrulada y blanca.
Muchos alumnos se asustaron de ese sujeto. Podría ser fácilmente un seguidor de Voldemort.
Fred y George corrieron hasta Alastor, que se encontraba cerca y lo advirtieron del visitante.
El auror lo vio y lo reconoció de una de las fotos.
- ¡Eres Uwe Dietrich!- Le dijo mientras lo examinaba.
- ¡Ia!- Asintió en alemán.
- Muéstrame el brazo derecho...
El invitado accedió mientras decía en un tono extranjero:
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Onix y Zafiro | SS
Fanfiction¿Qué pasaría si alguien especial vuelve luego de ser olvidado? ¿Qué pasaría si fuese un año caóticamente único? Lean y averígüenlo.... Una historia de amor, aventura, comedia, suspenso, miedo y los restantes géneros literarios que se mezclan y fusio...