Tristeza y enojo

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- ¿Esto es?- Preguntaba Ivonne mientras tomaba el sobre marrón.

- Si. Míralo y después te explicaré...

Ivonne abrió el sobre mientras se sentaba y se encontró con una buena cantidad de fotos de Lily, de diferentes años.

- Aun las tenías- Susurró para si la dama. Ignoraba que Severus la había escuchado.

- Cuando busqué tu gema en un baúl, me encontré con miles de cosas de mi pasado, de esa época. Entre ellas, las fotos.

- ¿Por qué quieres deshacerte de ellas?- Le preguntó a un Snape que miraba hacia el bosque.

- ¿Para que tenerlas? Esta muerta, recuérdalo.

- Pero aun la amas... ¿No quieres tener un recuerdo de ella?- La voz de Ivonne sonaba triste, melancólica.

- No quiero recordar un tonto amor adolescente de una mujer muerta, que terminó casándose con el responsable de muchas de mis miserias- Escupió con desprecio.

- Un amor adolescente que aun sientes... No te preocupes, yo se las daré a Potter...

Ella guardaba las fotos con tristeza. Él no le había negado nada, por lo que supuso que el aun sentía algo por la pelirroja.

- No la amo, si eso quieres saber...

Ella se puso de pie y colocó el sobre en una pequeña mesa, cerca del otro sillón.

- Severus, discúlpame, pero estoy muy cansada...- Le decía mientras miraba al suelo- Tuve una tarde complicada...

- Entiendo las indirectas- Siseó mientras salía de la cabaña- Adiós.

Ivonne quedó sola en su refugio de madera. Suspiró con tristeza mientras trababa la puerta y caminaba hacia el baño, para cambiar los vendajes de una herida que ya casi no sangraba.

Al cabo de media hora ella se recostaba en su cama y apagaba las luces con un movimiento. En la oscuridad de la noche, la luz de la luna entraba por la ventana en su cabecera y caía de lleno en su cuerpo.

Se puso de lado y miró un pequeño portarretratos en una de sus mesas de noche. Hizo aparecer una flama en su mano y vio la persona en la fotografía. Severus Snape. Una foto que había conseguido hacia unos 3 días. Apagó la flama con un movimiento rápido y puso el retrato boca abajo.

Su cabeza pensaba y su corazón sentía. Ambos al mismo tiempo, abrumándola.

"Severus aun siente algo por Evans. Lo sabes, tonta. Y lo peor de todo... Lo amas..."

Hundió su cabeza en la almohada, apagando el sonido de su llanto.

- El jamás va a verme como algo más que su amiga... -Sollozaba- ¿¡Por qué tuve que volver!?

Lloró por un buen rato, hasta que su alma cansada se rindió al sonido de la llovizna que acariciaba su ventana.

Como había sido siempre, el cielo lloraba con ella.

A la mañana siguiente, una dama de ojos azules recorría los pasillos con un sobre marrón, buscando a Potter. Las preguntas a alumnos y profesores lentamente la orientaban pero ese chico si que era escurridizo.

La búsqueda iba bien, hasta que se topó con Sirius.

- Te ves apurada, niña- La molestó Black.

- No, así se ve la gente que tiene cosas que hacer. Pero un vago como tu, no sabe de eso.

- Valla, valla. Te levantaste de pésimo humor... Pasas demasiado tiempo con Snape, ya se te pego su mal carácter.

- Y tú me vas a pegar las pulgas si sigues cerca...

- ¿Sigues enojada conmigo después de todo este tiempo?

- Mientras no demuestres que has cambiado, si... Ahora, muévete...

- ¿Qué es eso que traes?- Dijo Sirius mientras le quitaba el sobre de las manos.

- Déjate de niñerías, Black, devuélveme eso....

- Solo déjame darle un vistazo...- Él comenzó a abrir el sobre.

- ¡Dije que me lo devolvieras!

Ivonne intentó arrebatarle el sobre pero Sirius se defendió empujándola. No había calculado la fuerza ni el hecho de que ella era bastante liviana, por lo que ella tropezó varios pasos hacia atrás, pero evito caerse sosteniéndose de una columna.

- Cielos- Dijo Sirius mientras se acercaba- Lo siento ¿Estas bien?

McCain se enojó y sacó su varita, apuntándole directo en la frente.

- Sigues siendo la misma basura...- Siseó ella con un estilo muy Snape.

- Calma, calma. Toma- Le extendió el sobre, que ella lo arrebató con fuerza, pero aun así, no dejó de clavarle la varita en la cabeza.

Una mano hizo bajar el brazo extendido de la antigua Gryffindor.

- Déjalo. No vale la pena que te ensucies las manos con sangre de perro- La calmó Severus.

Ella guardó la varita, aun enojada y se retiró sin pronunciar ni una palabra.

Severus se limitó a mirar a Black con desprecio, para alejarse también.

Ivonne por fin encontró a Potter y le entregó el sobre. No tenia deseos de quedarse demasiado tiempo, así que se fue mientras escuchaba las conversaciones de los restantes alumnos de Gryffindor.

Fue directo a su cabaña, tratando de no encontrarse a Severus. No tenía deseos de verlo y sentir la tristeza de amarlo en secreto. Al llegar a su puerta, se encontró un paquete de Hagrid. Por lo menos ahora tenía algo que quizás la alegraría. Chocolates. Y por supuesto, su ardilla.

Onix y Zafiro | SSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora