Misiones

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Severus despegaba rodeado de telas blancas. Se miró a si mismo y sintió un gran alivio por no ser una pantera. Aun ni si quiera amanecía. El se levantaba temprano, pero nunca tanto y eso lo extrañaba.

Algo había impedido que el durmiera con tranquilidad, por mas que hubiese utilizado una poción para dormir y un par de vasos de ciertas bebidas alcohólicas.

Se sentó en la cama, con cierta pesadez en la cabeza. Hubiese jurado que en realidad no había dormido absolutamente nada. No sabía que era, pero algo estaba dejando su cerebro en encendido durante horas y estaba cansándose de eso. Quizás un buen golpe en la cabeza lo solucionara...

Caminó despacio hacia su despacho, aun medio dormido y encendió la chimenea. Se sentó pesadamente en su sillón, suspirando con fuerza, mientras miraba su brazo, libre de toda marca tenebrosa y pasaba su mano por la piel desnuda. Durante tantos años él lo hizo todo para tener la calma en su piel, sin ni un mínimo resultado. Y luego llegó Ivonne, con sus ojos de mar y su bondad, a quitárselo como si fuese algo tan fácil de hacer.

La leña crujía y chispeaba al ritmo de las flamas en un lugar oscuro y silencioso, solo acompañado por el ligero y rítmico respirar del profesor de pociones.

¿Qué era lo que lo estaba abrumando? Y lo mas terrible ¿por que a él?

Era hora de ocupar su mente con algo más. Corregiría algún trabajo o lo primero que viera, hasta que fuese la hora de dar sus clases.

Era la hora del almuerzo y todos se encontraban en el salón común.

- ¿En verdad McCain te dio las fotos de ella?- Le preguntaba Hermione a Harry- ¿Qué hacia ella con tantas fotos?

- No lo se. Me dijo que las había conseguido hacia poco y que le parecía bien que yo las tuviera...

- Quizás eran amigas- Dijo Ron.

- Yo creo que alguien que quería a Lily, las tenía y se las dio a Ivonne...- Concluyó Ganger.

- Silencio, ahí viene ella- Susurró Ron.

Ivonne entraba por la puerta principal, a paso firme, dirigiéndose hacia Dumbledore.

Se acercó al gran mago y colocó una carta en la mesa.

- Necesito su autorización para una misión- Dijo ella- Y entre antes la firme, antes puedo comenzar.

- No te ves muy feliz por eso- Dijo Albus mientras tomaba la carta y comenzaba a abrirla- ¿Y por que tengo que autorizarte?

- Ahí dice.

El director comenzó a leer la carta, analizando lo que allí pedían.

- No, claro que no...- Dijo él, mientras era escuchado atentamente por varios profesores, entre ellos, Snape- Es demasiado arriesgado. No te autorizaré.

- Director, por favor- Suplicaba ella- Déjeme hacer esa misión. Tengo las habilidades necesarias como para obtener muy buenos resultados.

- No. Conoces los riesgos tanto como yo. Es casi suicida...

- Usted sabe que esta oportunidad no se da dos veces- Ella bajó la voz- Y no tiene a nadie que tenga las habilidades y ni el deseo de hacerlo...

- Y yo no tengo deseos de mandarte a matar. Entiéndelo Ivonne...

- Usted no entiende... Quiero hacer algo útil. No puedo estar en Hogwarts, vacacionando, mientras la Orden tiene misiones arriesgadas. No soy un miembro y eso me da el beneficio de entrar en ciertos lugares que ustedes no pueden. Sabe que puedo traerle datos valiosos. No me arruine la oportunidad de hacer algo por mi hogar...

Onix y Zafiro | SSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora