Como matar al sol

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El profesor Snape golpeó firmemente la puerta del despacho del director y permaneció junto a Ivonne, esperando el permiso para entrar.

- Adelante- Se escuchó detrás de la puerta.

Severus abrió la puerta, pasando y cerrándola luego de que Ivonne entrara.

- Ivonne... Querida- Decía el anciano mientras se le acercaba- Siento tanto haberte metido en esa misión tan peligrosa.

- Tranquilo Albus. Yo te pedí la autorización.

- Lo se, pero si hubiese sido mas inteligente, me hubiese negado.

- Estoy viva. Habré sufrido de una obligada perdida de memoria, pero estoy bien. No le veo lo grave.

Albus se sentó. Sabía que ella podía ser tan terca y testaruda como Severus, así que era en vano seguir insistiéndole.

Urien, que se encontraba sentado frente al escritorio, se acercó a su antigua alumna.

- Urien, gracias- Le agradeció Ivonne al elfo, mientras le daba un caluroso abrazo que incomodaba a Severus- Aunque debo cuestionarte los métodos. Debería golpearte por haberlo hecho sufrir así.

- Pero funcionó. Eso es lo que importa. Ahora que mi trabajo esta hecho, debo irme.

- ¿Tan pronto? Quédate. Quizás tengas alguna técnica interesante para enseñarnos.

- No Ivonne. Las únicas técnicas que se me permiten enseñar, tu ya las sabes. El resto es secreto.

- ¿Volverás a visitarnos?

- Claro que si- El elfo puso una mano en su hombro- En tu boda.

- ¿Cuál boda? ¿De que hablas?

Urien solo sonrió y se dirigió a la salida. Se detuvo frente a Severus y le dijo:

- Confió, por tu inteligencia y capacidad, que sabrás protegerla como es debido.

- Obviamente...

Urien dio un respetuoso saludo general y salió del despacho, rumbo a quien sabe donde.

- Bien- Dijo el gran mago- Ivonne ¿Viniste a decirme algo?

- Si. Bueno, en realidad vine a decirle que por el momento, no quiero comentar muchas cosas de lo sucedido en Berlín. Quisiera saber si es posible esperar a que me recupere del todo para reunir a la Orden a infamarles del tema.

- ¿Qué tan mal estas?

- Solo mareada, algo lenta, confusa y con dolor de cabeza. Pero creo que con un buen día de descanso, estaré como nueva. Si mañana a la tarde me encuentro bien, solicitaré a la orden para la noche.

- Mañana a la tarde vienes y me dices como te sientes. A partir de ese momento, organizaremos cuando reunirnos. Te he exigido demasiado con la misión, que cumpliste perfectamente. No quiero demandarte más. Ve y descansa, lo necesitas.

- De a cuerdo, gracias. Nos vemos mañana.

Ivonne se retiró lentamente, seguida del silencioso Severus. Era cierto, necesitaba comer algo y dormir mucho. Sentía que su cabeza iría a estallar, derramando el cerebro por todos lados. Estaba más mareada de lo que debería y sentía que sus parpados pesaban lo mismo que dos Hagrids.

Por suerte, en poco tiempo ya estaba recostada en su cama, durmiendo como debía.

Mañana seria otro día, mañana vería que hacer.

Cuando Ivonne abrió los ojos, se dio cuenta que había dormido, como mínimo, doce horas. Se sentía fresca como una lechuga, descansada y con muy buenos ánimos. Retozó en la cama, dándole los buenos días a la fotografía de Severus que tenia a un lado.

Onix y Zafiro | SSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora