Brotes de primavera

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Un extraño peso sobre el pecho, despertó a Severus Snape. Pensó que era Ivonne, pero sentía que ella estaba un lado...

Abrió los ojos rápidamente, para ver a Wawa, recostado sobre él.

- Engendro del demonio- Insultó él mientras lo empujaba fuera de la cama.

Pensó en acomodarse para seguir durmiendo, pero Wawa se puso velozmente entre él e Ivonne.

- Vete de la cama- Le ordenó en voz baja, mientras intentaba quitarlo. Pero el guardián del bosque era más hábil de lo que parecía.

Se zafó de las manos de Severus y se acercó a Ivonne.

- Ni se te ocurra- Lo amenazó.

Un chillido agudo sobresaltó a Ivonne.

- ¡¿Qué te ocurre?!- Gritó ella mientras se sentaba rápidamente y enfrentaba a Wawa- ¿Qué rayos haces chillando a esta hora?

- No se que quiere tu mascota... Pero creo que deberías dejarlo a fuera.

- Se lo que tiene- Dijo ella mientras se refregaba la cara y echaba a la criatura con un ademán- No sabe cuan confiable eres...

- Asegúrate de que entienda que soy confiable... No quiero despertar todas las mañanas con eso respirándome en la cara...

Ivonne se quedo estática. ¿Acaso había oído bien?

- ¿Todas las mañanas?- Preguntó ella, confundida.

- A menos que quieras que duerma en mi despacho, obviamente- Decía él mientras comenzaba a vestirse.

Ivonne tenía la duda en su mente, pero no podría preguntarle eso...

Ella se giró sobre si misma, para darle la espalda. Debía pensar un poco. Él había comentado algo que podría interpretarse de muchas formas, y debía saber cual de todas era.

Severus la conocía a la perfección. Sabia que había una duda enorme en esa rubia cabeza.

- No lo entendiste...- Dijo él mientras abrochaba su camisa.

- No... Recuerda que a estas horas, mi cerebro aun no reacciona bien- La dama lo miró mientras se sentaba lentamente- Si quieres explicarme...

Él rodeó la cama, para llegar del lado de Ivonne. Se sentó sobre el espacio que ella le apartó y la miró con ternura.

- Si lo entendiste, en realidad. Solo quieres que te lo confirme- Dijo él.

- Severus Snape, se mas simple... Es de mañana... Ten piedad con mis neuronas dormidas....

Él la abrazó con fuerza y hundió su nariz en ese cuello blanco, con toques de cabellos dorados.

- Eres mil veces mas adorable que cuando eras mas joven...- Susurró él, volviendo su voz increíblemente honesta, suave y delicada.

Ivonne lo miró. Tanta honestidad en su voz, no podría ser normal.

- Levántate, vamos a caminar por el bosque- Dijo el ex mortífago mientras se ponía de pie.

- ¿Ahora?

- No... Dentro de quince días... Claro que ahora- Dijo sarcásticamente mientras tomaba su mano, para ponerla de pie.

- Bien, bien, aguarda que me ponga algo de ropa...

- Déjate de tonterías, así estas bien. ¿Quién temes que te vea?

- No voy a andar por el bosque desnuda... Es una falta de respeto...

- Adán y Eva andaban desnudos en el paraíso... ¿No?

Ella no le hizo caso, se puso un camisón muy cómodo y se encaminaron hacia el bosque.

Ambos caminaban silenciosos, entre los árboles llenos de vida y bajo un manto de sonidos por demás tranquilizantes. El viento fresco y la luz moteada que se filtraba entre las hojas eran el complemento ideal.

- ¿Por qué la súbita decisión de caminar?- Preguntó ella.

- Por que te ves hermosa recién despierta, bajo el sol de la mañana y con la mata de cabellos desaliñados- Él la abrazo por la cintura.

Ella solo sonrió, tiernamente, mientras cruzaba uno de sus brazos por la exquisita cintura de él.

- Podríamos hacer que estos momentos fueran mas frecuentes. ¿No crees?- Preguntó él, con ese extraño tono honesto en su voz.

- Seria esplendido.

- Y almorzar en la plataforma, mientras le tiras migajas a las ardillas.

- Y visitar la laguna de las luciérnagas en verano.

- Buscar mis pantalones todas las mañanas, debajo de la cama...

- Hasta que Wawa decida esconderlos en otro lado...

- ¿Qué mas te gustaría hacer? Soy todo oídos... Y nariz.

Ivonne rió ante las ocurrencias de Severus.

- Déjame pensar...- Dijo ella- Comer chocolate frente a la chimenea en invierno, probar la Flauta de Pan...

- Mudarme aquí, con todo y despacho...

Ella se detuvo en seco. El experto en pociones entendía su duda, por lo que se acercó y continuó enumerando:

- Dormir juntos todos los días... Convivir... Firmar cierto documento... Despertarnos por chillidos que no serian de Wawa...

Él se acerco más, sacando un simple anillo del bolsillo, y continúo diciendo:

- Podríamos comenzar ahora. Tú sabes lo que te estoy pidiendo. Mi pregunta es ¿Quieres o no?

Ivonne no se lo esperaba, por lo que tardó en reaccionar, bajo la mirada transparente de el, y su clásica ceja levantada, en señal de espera.

- Si...- Dijo ella, casi sin voz.

Estaba shockeada, y había pocas maneras de traerla de vuelta.

Severus la abrazó con fuerza, sintiendo ese par de suaves brazos aprisionándolo.

- No es para tanto...- Dijo él, sarcásticamente- Solo te pedí matrimonio, no una misión suicida en Rusia...

Ella rió, liberando su tensión y un par de lágrimas de dicha que corrieron por sus mejillas.

- Te amo Sevy.

- Yo también, tonta extremista- Bromeó él mientras secaba sus lágrimas- Déjame ver. Regálame una de tus sonrisas.

Era fácil para ella sonreírle. Y él adoraba ver ese rostro que se iluminaba como el sol. No pudo evitar devolverle una sonrisa sincera, antes de besarla con cariño.

Solo ella podía liberar esa forma de ser que se escondía dentro de su clásico manto de rigidez. Solo ella podía ocultar al antiguo y malvado mortífago, al tosco y frió maestro de pociones. Solo ella rescataba de su interior al poderoso guardián de su bienestar y al ahora flamante y amoroso esposo en que se convertiría. Solo ella, y nadie más.

- ¿Qué prefieres que hagamos ahora?- Dijo el mientras se sentaban en una piedra, debajo de un roble- ¿Probar la Flauta de Pan, comer chocolate frente a la chimenea o mudar mi despacho?

- Elijo la cuarta opción.

- No hay cuarta- Le dijo mientras la miraba.

- Podemos agregarla... Si quieres.

Severus entendió a lo que se refería y dijo:

- Opto por la cuarta...

Los antiguos mejores amigos se abrazaron bajo el roble en primavera, pero no solo era una estación, era el inicio de una época mejor. Mas tranquila, pacifica, sin seres oscuros y plagada de nuevos sentimientos que brotaban como los retoños a sus pies.

Sus ojos brillantes y cargados de vida y sueños, chocaron. El y ella. Severus e Ivonne. Dos gemas: onix y zafiro.

Fin

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⏰ Última actualización: Sep 23, 2018 ⏰

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Onix y Zafiro | SSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora