Bastiaan ya había dejado de llamarse a sí mismo Khael, mentalmente sabía que existía una diferencia tácita para comprenderlo aunque no quisiese explicárselo. Algo en el fondo de su cabeza le gritaba que continuase con su vida tal y como la había dejado, que volviese a encerrarse en su habitación, pero ya sabía el fin de tal acción, si por lo menos recordara por qué había comenzado a hacerlo quizás podría volver, pero no.
Se quejó del silencio, en el gimnasio lo único que podía escuchar era el ruido de sus pasos sobre la cinta de correr. Ni siquiera recordaba haberla programado o siquiera haberse montado en ella; hacía rato le sucedía aquello, pequeños fragmentos de su memoria le eran arrancados de su conciente y lo dejaban en la absoluta nada.
Bajó de la cinta y buscó su mp3, no quería encender el equipo de sonido por lo que se internó en un mundo sólo para él y comenzó a correr mientras el estridente sonido atormentaba a sus tímpanos.
Pensó en la charla que había tenido con Azael en donde le había dicho que Alastor era su hermano, le sorprendía por demás, sobre todo porque había sido él quien los había presentado, y Azy tan frágil como se la veía simplemente había exigido ser su guardián. Jamás olvidaría como la pequeña Demonio sostuvo la espada retándolo. La regla para que un Demonio fuese guardián era muy diferente que para que un Ángel lo fuera, el Demonio tenía que demostrar que podía vencerlo en una pelea justa, y Azy lo había hecho, jamás había visto algo parecido ni remotamente, su pequeña se movía con gracia y una elegancia pocas veces vista, y si bien podría haberla vencido si ella hubiera elegido otra arma, tampoco le molestaba tenerla cerca. Era cálida, en todo sentido, más allá de que su cuerpo de por sí estuviera unos grados por encima de lo normal.
Su colorada había sido un encanto desde la primera vez que había posado sus ojos en ella, y siempre supo que algo extraño ocultaba, pero jamás lo preguntó, no tenían esa relación, más bien se basaba en la confianza que la niña había adquirido, pero si él no se metía en sus asuntos el Demonio se mostraba más comunicativa, y sabía que si Azael tuviera algo importante que decirle, simplemente lo diría.
Azael había sido para él lo único que había esperado desde el día que había caído, juntos habían librado incontables batallas en donde casi nunca habían salido perdiendo, claro está que no todos los días eran de gloría, pero los dos formaban un equipo increíble.
Aun recordaba sus manías, aquellas que se le habían quitado con el tiempo, pero no todas ellas habían desaparecido, y con todo, todavía el hecho de que usase polleras y vestidos mínimos aún lo cabreaba.
Azy para él era la hermana que su maldita madre jamás le había dado, era ella entre tanta porquería, por eso la quería tanto, porque Azael se había ganado ese derecho, había peleado por él... al igual que Nathalie. El recordar su nombre trajo un sabor agridulce insoportable, su cuerpo se tensó en protesta y Dios sabía que ya no podía con su ausencia, pero lo estaba intentando, a fuerza de voluntad.
De sólo intentar imaginar lo que sería para ella el exilio, se enloquecía un poco más. No era bueno pensar en ella justo en aquel momento, cada vez que lo hacía sentía como su bestia interna rugía dentro y comenzaba a atacarlo para que la soltase. Era un arma de doble filo que usaría a su debido tiempo, no podía ser antes.
Salió de la cinta y regresó a lo que estaba haciendo antes, dar golpes a un gran saco de arena. Dejó que no fueran más que movimiento mecánicos, pegar y moverse. «¿Será de día o de noche?» se preguntó mentalmente mientras seguía golpeando el saco.
No se dio tiempo a contestarse, volvió al ejercicio y sin importar que todos sus músculos comenzasen a quejarse de tal esfuerzo, siguió abstraído en su mundo.
― ¿Quieres entrenar? ―preguntó su Demonio desde la puerta vestida de manera deportiva.
La miró a los ojos, algo no estaba bien en ella, la conocía mejor que nadie, desde que habían hablando de Alastor, Azy no había vuelto a hablar con nadie y el hecho de que ella fuera quien se acercase, era lo que necesitaba para no negarse a su petición.
ESTÁS LEYENDO
Saga Ángel Oscuro II. La Dama de Blanco
RomanceAclaración, modo de leer la Saga: Ángel Oscuro I. La Sangre del Culpable. Ángel Oscuro II. La Dama de Blanco. _________________________________________________ La Dama de Blanco, es la segunda entrega de la Saga Ángel Oscuro. Será todo un desafío de...