Capitulo 12: La Maldición del Hada

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Sintió un súbito viento helado recorrer su espalda, francamente Sinner se sentía un tanto incomodo en su papel de estúpido, pero no había ido solo, Rush estaba con él, la morena daba miedo con solo verla, su cabello oscuro y ondulado le daba el aspecto de niña tierna, pero embotada en todo aquel cuero de chica ruda lograba un efecto intimidante, y el Hada tampoco lo hacía nada mal aunque la niña estuviera vestida con una pollera ínfima y un corsé a modo de remera dando a entender que salía de un burdel.

Sebastian se mantenía apartado de todos y cerca de Rush, como era de costumbre entre ellos.

Los brujos ocurrentemente habían tenido algo que hacer, aunque nadie hablaría sobre aquello que tenían que hacer.

Kyle desagradablemente también estaba allí, adoptando su estado natural, ojos dorados y cabello negro, era alto para ser un simple adolescente y se notaba que pasaba demasiado tiempo haciendo ejercicio, pero por más que aquello se suponía que en algún momento había llamado su atención, mirarlo de otra manera simplemente le repugnaba.

Observó el decorado de la habitación, no había vivido lo suficiente como para que aquellas trivialidades le llamaran la atención, todo lo relacionado al arte o la decoración le eran simplemente ajenos, aunque los cuadros quedasen bonitos en las paredes, no le veía la finalidad.

El Hada no le había dicho nada desde que habían entrado, pero permanecía a su lado en una pose extrañamente relajada. Suponía que ella había sacado la información de algún Oscuro, pero no lo había dicho, en realidad hablaba poco y nada, lo que era extraño para su raza pero tampoco la invadiría para que lo hiciera, Sinner intentaba hacer aquello rápido, advertirle a Nathalie sobre lo que él había averiguado de su madre he ayudar si sus servicios eran requeridos, nada más.

Dudaba que la niña quisiera saber que su madre lo había contratado para matarla, pero estaba seguro de que la información de que una horda de oscuro comandados por Vampiros querían su cabeza, era algo importante de saber y más lo que Nick le había dicho, a Nathalie la buscaba un Demonio, y no uno cualquiera.

Cambió su visión ni bien se encontró con los ojos de Nathalie, no era lo que a él le habían descrito como ella, pero definitivamente tenía que serlo y debía admitir que era hermosa, sus ojos era de un color único entre violetas y azules, su cabello rubio caía en cascada desacomodadamente, su pálida piel parecía demasiado perfecta, tanto que quería tocarla para saber si era real lo que estaba viendo en aquel momento. Entendía como tantos Vampiros habían muerto bajo sus manos, y aunque a él no le interesaran las mujeres, sabía admitir cuando algo era hermoso, y aquella niña lo era y demasiado. Sus labios de un rosa pálido se diluyeron en una sonrisa agria mientras más personas aparecían de tras, un grupo bastante variando de seres que constaban de un Ángel, un Vampiro y por último un Lobo.

El frío se incrementó pero ni siquiera le prestó atención, un rugido llamó su atención, eso y muebles de la sala saltando despedazados por el aire mientras Azzdriel se arrojaba a medio transformar sobre el Lobo sexy y moreno que había visto antes.

***

Azzdriel era calma, a veces podía serlo. Ningún Hada lo era, pero ella lo lograba porque no sólo la sangre de un Hada corría por sus venas, algo que no tenía que estar allí también rugía bajo su pulso, apuñalándola, haciendo de su cuerpo un enemigo potencial, algo con lo que tendría que aprender a vivir hasta el día en que su vida terminase para siempre.

Ya había muerto una vez, después de haberse sentido más viva que nunca, y si bien era completamente injusto, la habían hecho la mujer que era ahora, dura y capaz de cualquier cosa, de una manera retorcida de verlo tendría que estar agradecida, pero no lo estaba.

Saga Ángel Oscuro II. La Dama de BlancoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora