Capitulo 23: Masacre de Luna Llena

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Había creído una vez, después de enterrarse en cientos de películas malas que su hermano lo obligaba a ver, que el final siempre era el mismo. Todo terminaba bien, nunca el mal triunfaba. El efecto sorpresa, por decirlo de alguna manera, era que siempre alguien aparecía en escena y salvaba el día, un disparo, una llamada, una aparición, la salida perfecta, el cable correcto. Cualquiera de estas cosas ayudaba a que todo saliese bien, siempre y cuando no hablaran de películas de terror, allí todos morían...

Bien, Michael sentía que todo aquello era una puta película mala de terror, lo único que faltaba era que saliera algún idiota deforme con una motosierra y seguramente sería el colmo.

Se sentía en una especie de cámara especial. Capaz de aniquilar a todo aquel que se acercase si quiera a mirar que había adentro. Por que no se trataba de los días que había pasado sin Lena, o cuánto ella había sufrido. Tampoco iba al hecho de que era la única que le regalaba lucidez o que sin ella estaría jodido. Sino que, alguien se la había llevado, ese mismo que también había matado a Gabriel. Y si había pasado todos estos días controlando su temperamento, supo sin lugar a dudas, que era para soltarlo luego. Todo junto, en una sola noche. Y era ahora.

No miró a los demás, si estaban armados o no era problema de cada uno.

Adam se quedaría, y no por ser un mal luchador, sino para quedar al custodio de la Bruja y los humanos, todos los demás irían al encuentro de un par de Vampiros y el caído que pronto pasaría a peor vida. Él personalmente se aseguraría de que aquello pasase.



Tenía el cuerpo tenso, mucho más que todas las veces que se había preparando para una guerra, y si bien, no era una como las demás, por dentro quería creer que sí. Que sería como esas guerras en las que la damisela en peligro era rescatada. Tenía que ser, por el bien de todos.

Miró levemente a su hermano, Raphael no se parecía a lo que había sido alguna vez, su hermano había encontrado las pelotas que le hacían falta y agradecía eso, porque si las cosas no salían como él esperaba, quizás su hermano no terminase muerto después de todo. El maldito podría seguir, era bueno, mucho más de lo que una vez hubiera imaginado.



Por último y antes de salir por la puerta sin esperar a nadie, reparó en Will, lo sentía como un niño pequeño mirando como todos estaban condenando a la horca, quería decirle que no era así, que todos volvería, pero comprendía lo hipócrita que sería si lo hiciese, él mismo pretendía terminar con su penosa existencia a como diera lugar si las cosas no iban bien. Pero si eso llegaba a pasar, se llevaría a muchos bastardos consigo.

― ¿Todo bien? ―medió le gruñó al niño.

Éste lo miró con sus maravillosos ojos oscuros, Dios, dolía verlo tan angustiado, y era nuevo para Mike tener un sentimiento por alguien que conocía hacía tan poco tiempo, y además fuese humano.

― Di que volverás con ella...

Mike asintió, los dos sabían qué pasaría si eso no llegaba a ocurrir. El pequeño se acercó a él e hizo un recuento de sus armas, rápidamente se fue y volvió con dos dagas más y se las colocó en la cadera.

― Listo ―anunció feliz.

El Ángel asintió, no le daría las gracias, tampoco le diría adiós. Estaba claro que armarlo había significado algo para los dos. Algo que las palabras jamás expresarían. Alguien cuerdo seguramente no sumaría más hierro filoso a lo que él ya portaba, en realidad, alguien cuerdo ni siquiera se le arrimaría. Pero allí estaba Will, nada cuerdo, como ya había demostrado en otras ocasiones.

Saga Ángel Oscuro II. La Dama de BlancoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora