Yoongi's Boy |Yoonmin|

Castillo de mentiras

Cuando poco a poco recupero el sentido, lo primero que siento son unos dedos acariciando mis cabellos. Me muevo y siento la tela rozarse contra mi mejilla. Abro los ojos un poco confundido, alzo la cabeza y cuando miro hacia arriba, Yoongi baja la mirada y me mira con una sonrisa pintada en su rostro.

—Ya estamos por llegar a casa —con su ayuda, me siento y me tallo el ojo con mi puño. Estamos en la parte trasera del auto de Yoongi, veo que el conductor es Ashton y a su lado, como copiloto, está Namjoon. Quien parece bastante irritado.

Mis ojos pasan hasta la ventana, reconozco al instante los edificios y locales de Corea.

—¿Ya pensaste bien dónde quieres nuestra casa? Porque yo vi algunas casas en un condominio bastante lindo —acerca su rostro a mi oído y susurra aquello con un tono de voz bajo.

La verdad, es que Corea es muy lindo para vivir. Pero he vivido toda mi vida aquí, me encantaría que el lugar donde Yoongi y yo estemos, sea en un lugar que nos acoja con su clima cálido, tal vez una vista al mar. Aunque también pienso mucho en nieve, los dos acurrucados en mantas cuando haya mucho frío.

—Aún no me decido —respondo sin dejar de mirar a la ventana. Una de las manos de Yoongi roza la mía con sus dedos, y eso me hace mirarlo.

—No hay prisa, tenemos todo el tiempo del mundo.

Mi hombre siempre me llena de fantasías, promesas y palabras lindas. Besos y caricias, cosas asombrosas. Lugares recónditos y paisajes espectaculares. Y lo amo por eso.

Durante el resto del camino, Yoongi y yo hablamos de posibles lugares donde podríamos vivir, no es hasta que el auto se detiene cuando me doy cuenta de que hemos llegado a la casa de Corea. El cuartel central de la red de Yoongi.

—Ashton te llevará a comer ¿si? Luego si quieres puedes ir a pasear por los jardines —mis ojos brillan de tan sólo pensar en ver los bellos jardines que tiene esta casa, con entusiasmo, asiento rápidamente.

Con un suspiro y un beso en los labios, Yoongi baja del auto y al instante, varios de sus hombres se le acercan y comienzan a hablarle. La puerta de la ventana donde veo a mi novio irse, se abre por Ashton, que se agacha y con un ademán, me invita a bajarme.

En la casa soy muy conocido, y muchos me evaden, sólo algunos se atreven a saludarme. Los susurros son los que escucho todo el tiempo, no importa a dónde vaya. En cada rincón de la casa, escucho a personas susurrar después de qué paso al lado de ellas.

"Es el niñito que tiene al jefe a sus pies"

"El jefe lo mima mucho, nunca hace nada"

"Quien como él, vive una vida de lujos a base de su novio"

"Yoongi le comprará una casa donde él quiera, el desgraciado es afortunado"

"Debe ser una buena putita, para que un hombre poderoso y aclamado como Yoongi esté a su lado"

Trato de ignorar la mayoría de ellos, tampoco digo nada a mi hombre, porque sé que, cualquiera que siquiera hable mal de mí, estaría muerto la mañana siguiente. Yoongi los mataría. Eso es un aspecto sobre él que aún no descifro del todo. Su sobreprotección conmigo. Nunca deja que nadie me toque, o que me vea de manera indebida. Si se acercan mucho a mí, él explota, se pone muy bravo.

Tomo con mis dedos una pequeña flor blanca, la llevo a mi nariz y aspiro su aroma natural. Sonrío cuando el viento sopla sobre mi rostro.

—Debe ser lindo vivir en un castillo de apariencias —esa voz, esa voz me hace tener cólera de tan sólo escucharla. Aún agachado, miro hacia arriba para encontrarme con Namjoon parado al lado mío, ambos brazos detrás de su cuerpo, mirando hacia enfrente, a los límites de la cerca de la casa.