Yoongi's Boy |Yoonmin|

Decidido

Ha pasado una semana desde la muerte de Dae-Hwon.

Yoongi aún no despierta.

Nada estaba bien, dentro de mí nada lo estaba. Por fuera me encargaba de llevar el equipo de Yoongi a sus misiones, todo ha salido de maravilla gracias a los demás chicos, y he tenido que imponerme ante todos ahora que Yoongi ya no está para que me defienda. No me molesta, para nada.

Sólo quisiera que él estuviera aquí, en mi primera cita con mi médico para la revisión del bebé. Traté de convencer a Wooyoung de que debía esperar a que mi hombre despertara, pero casi cumplía un mes y era necesario. Al final no pude hacerlo cambiar de opinión.

Tuvimos que sobornar al médico para que no llamara a la policía por los golpes que me vio cuando hizo el ultrasonido. Aunque le explique que no fue el padre de mi hijo quien hizo eso, parecía dudarlo un poco cuando nos fuimos.

Tenía la foto de mi pequeño bebé en mis manos todo el trayecto a casa. Lo miraba con adoración mientras ansiaba llegar para poder hablarle a Yoongi sobre cuán pequeño es nuestro bebé. Apenas es una manchita, pero allí está.

Caminé de vuelta recibiendo algunas miradas por personas que caminaban, al parecer volvían de una misión. Las cosas se pusieron un poco tensas. El equipo tenía conflictos cuando se trataba de mí.

O me respetaban o se burlaban de mí. Aunque por fortuna habían más de lo primero. A los pequeños groseros los tengo en la mira para cuando Yoongi despierte. Quiero su permiso para patearles el trasero.

Abrí la puerta de la habitación, fruncí el ceño por la oscuridad que había en ella, yo dejé las cortinas abiertas cuando me fui. Yoongi aún seguía en la cama durmiendo, antes de ir con él caminé para abrir las cortinas y dejar que la luz entrara a la habitación.

—Déjalas cerradas, me duele la cabeza —me congelo aún con las cortinas en mis manos. Con mucha rapidez me giro a ver hacia la cama, donde Yoongi se cubre los ojos con un brazo y se mueve para acomodarse.

Corro hacia él de la emoción, tengo una gran sonrisa en mi rostro y tantas ganas de llorar que no puedo contenerlo. Brinco hacia la cama y me monto encima de Yoongi. Lo sorprendo pero no me importa, cuando mueve su brazo sano para tomar mis caderas, es que me inclino y lo comienzo a llenar de besos por toda la cara.

—Dios mío, mi amor —lo escucho reír y eso me llena el corazón de vida. Me siento completo teniéndolo nuevamente—Estás despierto, estás despierto —poso mis labios sobre los suyos con euforia, tomo sus mejilla con mis manos y cuido de no apoyarme en su herida.

—Que hermoso despertar y que me recibas así —dice recibiendo gustosamente los besos que le sigo dando hasta que recuerdo la foto. Entonces me separo de él y lo veo hacer un puchero—Oye, no te detengas, me gusta —le niego con una sonrisa, es tan tonto. Busco con la mirada donde ha ido a parar la foto y la encuentro a un lado de nosotros.

—Tengo algo que mostrarte —me estiro sin quitarme de encima suyo, una vez tengo la foto la pongo en mi pecho y le sonrío con emoción—Sabes que me hubiera encantado que estuvieras conmigo, pero siento más emoción de mostrártelo yo, estando solos —Yoongi no entiende mucho y me mira sonriendo de lado. Me muerdo el labio y chillo ligeramente antes de darle la foto.

La toma con su mano y sus ojos se llenan de brillo al instante. Su pequeña boquita se abre y mueve la foto para verme ahora sonriendo ampliamente.

—¿E-Es nuestro be- —asiento rápidamente antes de que termine la pregunta. Jadea feliz y vuelve a mirar la foto.

—Es la pequeña mancha de aquí —con mucho cuidado me recuesto a su lado, él sostiene la foto para ambos y yo le señalo el lugar que dijo el doctor—Ese es nuestro bebito —una vez mostrado, ruedo hasta quedar encima nuevamente, pero ahora con mi mentón en su pecho.