Capítulo trece

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Capítulo trece.

Los orbes azules del chico miraban la figura de aquella bonita pelirroja en la lejanía. Sus mejillas se ponían sonrosadas con tan solo pensar en ella y el cómo se sentiría besar esos labios. Tenían dos semanas saliendo — casualmente — a almorzar o a comer un helado en Central Park, después de la escuela. Y este día no era la excepción.

El día estaba un poco nublado y por no arriesgarse habían decidido ir a comer comida tailandesa.

Ambos disfrutaban de la compañía del otro, comenzaban a conocerse mejor y comprender cada gesto que hacían. Y aunque Natasha aún no lograba que Rogers saliera con alguna chica, no se rendiría tan rápido. Quería cumplir su objetivo de cupido como diera lugar, aunque todo ya era un tanto diferente.

No tardaron en llegar al establecimiento de comida, se sentaron en una mesa disponible y ordenaron. La pelirroja miraba con ojos entrecerrados a su amigo, notando que su cabello estaba un poco más corto, paso su vista a su mochila, donde guardaba las zapatillas de ballet y su ropa. Ante la mirada del rubio saco una hoja con las orillas de color rosas y corazones adornando las mismas.

Puso el papel sobre la mesa y deslizo un poco hacia él. Steve bufo al darse cuenta de la sonrisa picarona de la rusa. Sabía perfectamente que se trataba de otro número de alguna chica.

— Deberías llamar a este número, estoy segura de que se llevaran bien.

— ¿Por qué sigues con todo esto? — pregunto, viendo los números que están garabateados en el papel, esperando tontamente que fuera su número. — Ya te dije que no llamare a nadie.

— ¿Por qué no lo haces? No me digas que tienes miedo.

La voz desafiante de Natasha hace que el rubio alce sus cejas. No tenía respuesta para esa pregunta, bueno, si la había, pero no soltaría esas palabras, así como así. Ya no era tan difícil para él darse cuenta que Romanoff le atraía en todos los sentidos.

No es eso.

— Entonces dime, ¿por qué'

Podía ver la curiosidad en los ojos amazónicos de la pelirroja y sabía que en sus ojos se podía ver un poco la desconfianza. Estaba claro que no quería decirlo. Tamborileo sus dedos en la mesa y la miro fijamente.

— Ya tengo a alguien especial.

— Oh.

Esas palabras le molestaron un poco, le dio una mirada de desconcierto y una de sus sonrisas picaras apareció en su rostro, estaba al tanto de que al Capitán no le agradaban mucho ese tipo de sonrisas.

— Así que alguien especial, ¿eh? — añadió de repente. — Y, ¿ella ya lo sabe?

— Uhm, no, aun no lo sabe.

Y tal vez nunca lo sabrá, pensó el rubio. El alivio que sintió Natasha al escuchar eso la hizo sonreír de lado. Necesitaba, no, quería saber de quién hablaba su amigo. Por alguna u otra razón, no le gustaba que Steve haya encontrado a alguien, ¿acaso hubiera sido así también cuando él decidera llamar a uno de los números que le dio?

Se sentía con esa incógnita y lo sentía de cierta forma extraña. No le estaba agradando para nada que a Steve le gustara una chica.




Un poco desesperado se dirigió a la recepción del hotel, necesitaba buscar a Stark y no estaba en ninguno de los lugares que él conocía. Tuvo la suerte de preguntarle a Clint si había tenido la dicha de encontrarse con Tony, pero el castaño le dio una negativa, tampoco no había visto a Pepper Potts, pero gracias a su amigo se enteró que la asistente y novia del multimillonario estaba teniendo un día de chicas con Wanda, Laura y Natasha.

Recuperando al Amor de mi VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora