Capítulo dos

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Capítulo dos.

Tal vez si se disponía a dormir en su cabeza no seguirán rondando las palabras que uno de sus mejores amigos le ha dicho. Ni siquiera tenía apetito. Por supuesto que no seguía amando a Natasha Romanoff... quien ahora tiene legalmente el apellido Banner, ¿o seguía con su nombre de soltera? Lo más probable era que no.

En los poco minutos en los que vio a Bruce Banner se dio cuenta que era un hombre el cual con cualquier cosa estallaría y un poco autoritario, o quizás solo sus pensamientos se equivocaban y el hombre con el que se casó Nat era todo lo contrario. Aun así, seguía creyendo que puede haber una posibilidad de que Natasha siguiera con su nombre de soltera, era una mujer terca y algunas veces difícil de convencer.

Natasha Banner. Natasha Banner. Banner.

Frunció su entrecejo y se dirigió a su habitación desbotonándose su camisa en el proceso. No le agradaba para nada la idea de haberla encontrado después de tanto tiempo; casada con otro hombre, con otro apellido y quizás con una familia. ¿Y si Tony tenía razón y él la seguía amando? ¡No! Eso no puede ser.

Bastante tiempo ha pasado como para que un sentimiento amor albergue en él. El único sentimiento que puede haber es el de cariño de amigos, probablemente conocidos.

— Stark solo me quiere fastidiar. — se dice a sí mismo mientras se coloca su pantalón de chándal.

Pero, ¿y entonces porque sintió tantas cosas cuando la vio? Ni siquiera el mismo lo puede explicar. Se metió a la cama y siguió pensando en eso, tratando de aclarecer sus dudas, no podía dormir por todo lo que su mente maquinaba en esos momentos. Después dar vueltas como loco en la cama y también darle vueltas una y otra vez al asunto, se dijo a si mismo que tal vez todo se debía a la sorpresa de verla de nuevo. Froto su cara resignado y comenzó a buscar la manera de acomodarse para dormir, tenía que hacerlo, mañana tendría trabajo por hacer y necesitaba agarrar energía.

***

— Sigo pensado que esto es innecesario. — dice entrando a la cocina detrás de su esposa. — Hay diferentes maneras de arreglar lo nuestro.

— Dime cuales son y las tomare en cuenta.

Bruce comenzaba a pensar que su esposa se estaba comportando de una manera pesada y empezaba a no soportar esa actitud. Observa detenidamente la postura de Natasha. Sus labios estaban a medio fruncir, tenía los brazos cruzados y eso hacía que sus pechos se alzaran, su expresión seria comenzaba a ponerlo un poco nervioso y sus bonitos ojos verdes lo miraban fijamente.

— No lo sé, ¿sí?

— Por supuesto, porque tú nunca sabes nada Bruce. — le da la espalda, buscando algo en el frigorífico. — ¿Sabes qué? Solo comprométete y se puntual, da al menos un cuarenta por ciento para que esto funcione, Banner.

— ¡Esto es estúpido! — grita por lo bajo. — Hay otras formas, te lo he dicho, ¿Por qué terapia de parejas? Es algo vergonzoso.

— ¿Es vergonzoso saber qué es lo que está pasando en nuestra relación? ¿Eso es lo que crees? ¡No me hagas enojar más, por favor! — frunce su ceño y suelta un bufido. — ¿Quieres otra forma de arreglar esto?

— Así es, eso quiero.

— Entonces vayámonos de vacaciones. Hace mucho que no lo hacemos. — sentenció decidida, plantándole cara. — Solo tú y yo. Sin trabajo, sin celulares.

Al escuchar eso Bruce solo se puso recto y abrió lo más que pudo sus ojos, dio un paso hacia atrás y con una de sus manos despeino un poco su cabello. Sabía que esa era una opción, ¿pero de que servía irse de vacaciones con su mujer si todo seguiría igual? Pero tampoco quería ir a terapia de parejas. Algo tenía que hacer sin moverse de New York ni de su casa.

Recuperando al Amor de mi VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora