Capítulo treinta y uno

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Capítulo treinta y uno.

Uno de los lujos que podía darse ahora, es estar acostado con la pelirroja a su lado, platicando de todo y a la vez de nada. Y ahí, se encontraba justo ahora, con ella boca arriba con su panza de casi ocho meses, mientras él pasaba sus manos con delicadeza en el abultado vientre de la rusa, dejaba besos de vez en cuando y si tenía suerte el bebé respondía haciendo leves movimientos.

Cada que se movía le llenaba de emoción, no esperaba la hora de tener a esa personita entre sus brazos y más ahora que el bebé de los Barton ya ha nacido. Para Natasha y Steve ver a Nathaniel los hacía sentir pánico, pero a la vez los hacía sentir ansias. La pelirroja miraba con ternura como el hombre frente a ella le dedicaba palabras de amor y caricias a su vientre dirigiéndose al bebé.

— Será una niña. — dijo de repente y dejo un beso. — La niña de papi.

— ¿Cómo estas tan seguro?

— Lo presiento. Tendrá tu cabello y tus ojos, será una pequeña copia de ti, igual de hermosa que tú.

— ¿Y si es niño? — pregunto con diversión, hundió sus dedos en su cabello y Steve la miro. — Será el niño de mami.

— Bueno... yo no tengo ningún problema con que tengan tus genes. También será el niño de papi.

Las caricias y palabras por parte de Steve seguían, parecía no cansarse de eso y que podría hacerlo todo el día. Esos son bonitos momentos que siempre guardara en su memoria y que sin duda han sido los mejores hasta ahora.

— Yo tampoco tendría ningún problema si tienen los tuyos.

— Eres preciosa. — dice mirándola fijamente, haciendo que Natasha obtuviera un leve color carmesí en las mejillas. Sonrió. — ¿Qué sucede?

— Me lo has dicho por tercera vez en menos de una hora.

— Lo siento si te he incomodado. — se acercó más a ella, quedando a varios centímetros de su cara. — Es solo que no puedo pasarlo por alto y mientras tenga oportunidad te lo diré.

— No puedo creer que seas tan cursi en ocasiones. — lo empujo levemente riendo, contagiando con su risa a Steve. — Podrías dar diabetes, Rogers.

Steve rodo sus ojos y rió, acaricio su rostro para después acercarse a sus labios dejando en ellos un beso corto, la miro a los ojos y le regalo una sonrisa para besarla una vez más. En cuestión de segundos otra vez estaba brindando besos y caricias en el vientre de Natasha.

— La niña hermosa de papá.

La sonrisa que adornaba el rostro de Steve era tan grande y sus ojos brillaban haciendo que la pelirroja se contagiara el mismo ánimo que él tiene. Era un hecho, no cambiaría esos momentos por nada en el mundo.




***

— Así que Steve cree que es una niña.

— Esta más que convencido de eso.

— Y tú, ¿que crees que será? — pregunto con diversión. — ¿Niño o niña?

La miro con ojos entrecerrados para después sonreír, la castaña se miraba interesada en lo que iba a decir. Llevo la cuchara con un poco de helado y lo degusto con lentitud, sin ninguna prisa, haciendo que su acompañante comenzara a sentirse impaciente.

— A estas alturas solo quiero que nazca, sea lo que sea siempre tendrá todo mi amor.

— Tenía la esperanza de que me dieras una razón para hacer alguna pelea sana. — dijo desanimada, soltó un suspiro y se encogió de hombros. — Me ha dicho Sam que Tony está haciendo una apuesta.

Recuperando al Amor de mi VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora