Capítulo tres

1K 98 7
                                    

Capítulo tres.

Habían pasado los días y llevar la sesión de pareja de Natasha ya se le estaba haciendo un poco más sencillo, aunque aún había cosas que no le agradaba para nada. En una de las sesiones anteriores — si, en la de las entrevistas por separado — Bruce Banner llego demasiado demorado y a Steve le molestaba cualquier pequeño detalle solo por ser él.

Sabía perfectamente que eso estaba mal, no debería de caerle mal su paciente, pero no podía controlar ese sentimiento.

No iba a mentir que a toda costa evitaba mirar a ambos por mucho tiempo. Era tonto no poder ver a Natasha por mucho tiempo y era raro no mantener contacto visual con Bruce por un largo rato. Simplemente no lo soportaba. Alardeando sobre su trabajo, aunque parecía que no lo hacía apropósito y dándose un aire de mucha importancia cada que llegaba tarde a las sesiones.

Y justo ahí, en frente de él tenía a la pelirroja esperando a dicho hombre que compartía alianzas de matrimonio con ella. Se supone que debían de haber comenzado hace diez minutos, pero la inexistente presencia del doctor Banner hacía que todo estuviera atrasado.

— ¿Por qué se te hace tan difícil hablar conmigo Steve? — pregunta Natasha fastidiada ya por el silencio.

Los ojos azules de Steve la observaron por detenidos segundos y cada vez que la miraba se hacia la misma pregunta de siempre: ¿Acaso puede haber alguien más hermosa que ella? Y la respuesta siempre era la misma: Por supuesto que no.

— No me es difícil hablar contigo. — contesta al momento que desvía su mirada. Natasha solo sonrió.

— Entonces, ¿te pongo nervioso, Rogers?

— No.

Claro que sí, desde que la conoció lo ponía raramente nervioso, pero con el tiempo supo manejar esa situación. Ponerse nervioso en alguna situación donde había mujeres, casi siempre le pasaba, eso no iba a cambiar nunca para Rogers.

Pero ahí, justo en el momento de terminar la pregunta que el contesto negativamente pudo ver a la Natasha de hace años. Sarcástica, juguetona, bromista he incluso un poco de picardía podía ver en ella.

— Dime Natasha, ¿de que podríamos hablar? — añade Rogers apoyando sus codos en su escritorio.

— Hay muchos temas de los que podemos hablar.

Era un gran logro para Natasha hacer que Steve le sostuviera la mirada por mucho más tiempo, cada vez que lo veía notaba muchas cosas diferentes en él. A simple vista podía darse cuenta que sigue siendo el mismo hombre de siempre, tan caballeroso, bondadoso, noble, porque así es Steve Rogers, tan correcto. Pero había algo diferente, de eso estaba segura.

En el momento en el que Steve estaba a punto de articular palabra la puerta de su oficina se abre y entra la persona que ambos estaban esperando. Natasha podría escupir fuego o agarrarlo abofeteadas por llegar tarde de nuevo y el rubio no estaba preparado para escuchar sus disculpas por llegar tarde, otra vez.

— Gracias por venir, señor Banner. — se adelanta Steve, suficiente tuvo ayer escuchando sobre el problema que tuvo con uno de sus pasantes. — Tome asiento para comenzar con la sesión.

— Me parece bien ir al grano. — se sienta a un lado de su esposa. — Cariño, en verdad lo siento por la demora.

— Bruce, solo comencemos con esto para irnos a casa.

No podía creer lo que estaba viendo, claramente miraba a su esposa un poco apenada por culpa de él. Jamás le había pasado eso con Natasha ni con nadie. Por su culpa alguien sentía pena, por sus acciones y con su sola presencia. Los ojos verdes de Nat se apartaron de él y sintió como de apoco se molestaba, tenso su mandíbula y llevo su mirada al doctor que aun creía innecesario.

Recuperando al Amor de mi VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora