Recuperando al Amor de mi Vida

Capítulo quince

Capítulo quince.

— Entonces, ¿nos vemos ahí?

— No entiendo porque tanta insistencia de ir al cine, Rogers. — dice divertida. — ¿Estás dispuesto a aguantar ver cualquier película?

— Lo estoy.

— ¿E incluso una romántica?

— E incluso una romántica. — habla decidido, escucha una pequeña risa del otro lado de la línea. — Aunque los dos sabemos perfectamente que no te gustan ese tipo de películas.

La risa se detuvo, él tenía razón, a la rusa no le gustaba ese tipo de películas, eran contados los filmes que le gustaban de ese tema. La mayoría se le hacían bastante melosas o incluso tan irreales.

— Esta bien, solo por esta vez ganas, te veo en una hora en el cine.

El rubio sonrió victorioso y comenzó a alistarse cuando la llamada finalizo, se sentía nervioso por lo que le diría a su amiga. Por fin se le declararía y aunque no iba a ser de la manera en la que tenía pensando, lo haría. Bucky tenía razón. Se arriesgaría, porque si no lo hacía nunca sabrá si ella siente lo mismo. Y si no sentía nada por él más que amistad, entonces intentaría cualquier cosa para ganarse su corazón o simplemente lo dejaría por la paz.

La hora había pasado y los dos se encontraron en el cine, compraron las entradas y las palomitas, se decidieron por ver una película de terror, en lo que comenzaba la función platicaron de cómo fue su día. Cuando menos los esperaron la película término y salieron de la sala entre risas, en realidad no era lo que esperaban.

Ambos caminaban en silencio por la calle en dirección a la casa de la pelirroja, Steve no tenía ni idea de cómo comenzar la conversación, sentía palpitar su corazón como si hubiera corrido un maratón y sus manos comenzaban a sudar. Volteo a verla en una fracción de segundos, ¿cómo podía decirle que su nombre era el de esa chica misteriosa para ella? ¿cómo confesarle su amor por ella sin que todo se fuera por la borda?

— Nat. — la nombro un poco titubeante, metió sus manos en los bolsillos del pantalón y la miro.

— ¿Sí?

— ¿Recuerdas a la chica que te conté aquella vez en el restaurant de comida tailandesa?

— Claro, ¿cómo olvidar a esa chica misteriosa de la cual no sé ni su nombre?

A Steve le pareció que su amiga estaba un poco enojada, tras la mención de la "chica misteriosa" aun así ignoro cualquier posibilidad, Natasha no parecía de esas amigas celosas. Carraspeo un poco y volvió su vista al frente.

— Bueno... — los nervios estaban amenazando en salir en ese momento y no quería que eso pasara. — Quiero decir algo sobre ella.

— ¿Qué? ¡Por fin el reservado Steve Rogers quiere hablar sobre su chica misteriosa!

El rubio no sabía si Romanoff sonaba irónica o solo era él queriendo que ella estuviera celosa por el tema. Era tonto, pero quería que fuera de esa manera.

— Si... pero, no sé cómo comenzar.

— Solo dilo, Rogers.

— Esta bien... solo lo diré. — soltó un suspiro y detuvo su andar mirando a un punto en la lejanía. — Es una chica magnifica. Es muy bonita, no, no, olvida eso... es hermosa. Eres hermosa.

Lo último lo había dicho en un susurro casi para él mismo, tanto que Natasha creyó que escucho mal aun así se sorprendió un poco y comenzaba a sentirse nerviosa, ¿acaso estaba pasando lo que ella creía o solo se lo estaba imaginando?