Capítulo nueve

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Capítulo nueve.

¿Qué era lo que estaba sucediendo con las casualidades?

O eran eso, simples casualidades o el destino estaba poniendo a esa linda pelirroja en la mayoría de las partes en donde él se encontraba. A lo lejos vio como la chica levantaba su brazo agitándolo en modo de saludo con una sonrisa en su rostro. Quería pasar desapercibido ante a ella, pero fallo.

Llevo su mano a la altura de su cabeza devolviendo el saludo, apretó sus labios aparentando una sonrisa, pero sabía que parecía cualquier cosa menos eso. Se sentía nervioso ante la chica, sentía esa sensación inexplicable que lo hacía sentirse de manera inusual. Seguía viéndola a lo lejos y tan solo por una fracción de segundo pensó que ella daría media vuelta y se iría satisfecha con el saludo que le había propinado, pero comenzó a caminar con dirección a él.

Steve comenzó a caminar a paso lento hacia ella también, no quería verse descortés.

¡Capitán! ¿Cuánto tiempo? bromea la chica. Se ve mejor que nunca.

Y ahí estaba otra vez ese tono de voz seductor con guiño y sonrisa ladeada incluidos. Era por esa razón que Rogers se sentía nervioso. En las pocas veces que ha visto a Natasha y cabe a destacar que no han sido muchas; se dio cuenta de que la pelirroja le gusta mucho coquetear. No tiene la menor idea de si eso es solo con él o quizás también con el resto, la verdad es que eso lo tenía sin cuidado. Solo que no podía evitar sentirse nervioso y a la vez apenado.

Hola, ¿cómo estás?

¿Cómo se le hace que estoy, Capitán?

Natasha le volvió a sonreír y Steve solo se removió en su lugar. Ahí estaba de nuevo la chica de aquella fiesta por la noche. ¿Qué le debería de contestar? No era lo suficientemente valiente como para decirle que se encontraba hermosa con su cabello pelirrojo un poco despeinado y con su ropa deportiva. Volteo hacia un lado por unos segundos para luego volver a posar su vista en ella.

Bien. termina por decir. Se me hace que te encuentras bien.

Gracias. Natasha no pudo evitar reír por la respuesta del rubio. O eso creo.

Bueno, supongo que debes tener cosas por hacer, no te quito más tú tiempo.

Para nada me quitas mi tiempo, Capitán.

El pánico se instalaba en él, en cantidades un tanto grandes. Tenía a una chica bonita enfrente a él y lo único que podía observar por mucho tiempo era su comida o las cosas sobre la mesa.

¿Le ha comido la lengua el gato, soldado? pregunto Natasha con diversión.

El simple hecho de ver a Steve tan apenado y con la cara un poco roja le hacía gracia. ¿Por qué? La respuesta era fácil: jamás había visto a un chico de esa manera. Todos tenían un solo objetivo y no descansaban hasta obtenerlo.

No recibió respuesta del rubio, llevo una papa frita a su boca y siguió observándolo. Proponer ir a comer fue una idea buena, tenía hambre y encontrarse con Steve no lo tenía contemplado, pero le pareció buena idea invitarlo ya que habían tenido una buena charla hace unas noches atrás.

Si no querías acompañarme a comer lo hubieras dicho. añade la pelirroja neutralmente. Steve posa su vista rápidamente en ella.

No es eso. No pienses que me es desagradable tu compañía.

¿Entonces por qué evitas mirarme lo menos posible?

Recuperando al Amor de mi VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora