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Dos semanas pasaron antes de que me tuviera que ir, conocí a todos los miembros de mi familia, nos divertimos muchísimo pero ya era hora de marcharme y seguir con lo mío.

-Volverás?- Me pregunta Olivia.

-Claro, en navidad estaré aquí devorando la comida de mis abuelos- Ella sonrió.

-Bien, adiós- Me abrazó antes de que yo entrara en el coche.

-Adiós!- Dije antes de que Matthias pusiera en marcha el coche.

-Dios... Fue increíble- Dije suspirando.

-Si, lo fue-Me dijo Matthias. Se le notaba cansado.

-Estas bien?-Le pregunté.

-Si, desde cuando te preocupas por mi?-

-No soy tan maldita cómo crees Matt-Le contesté.

-Nunca he creído que eres maldita, sólo... un poco terca-

-Terca por no hacer lo que quieres?-

-No, eres terca sin importar quien o que-Me dijo.

-Ya déjame-Le di un pequeño golpe.

Después de unas horas ya íbamos camino a casa en Manhattan.

-Sam, creo que te olvidas de algo- Me dice Matthias cuando entramos en el edificio.

-De que?-

-Hoy Es tu cumpleaños- Y no lo había olvidado, sólo no le puse importancia alguna.

-No lo he olvidado-

-Y porque no estás celebrando de alguna forma?- Me pregunta.

-No lo sé, tal vez no estoy feliz de envejecer-

-Ay Sam, eres joven, a los treinta debes de empezar a amargarte cuando cumplas años- Me dice entrando en el ascensor.

-Entonces ya tienes mucho amargándote, anciano-

-Tengo veintiocho Sam, sólo son tres años más que tu-Me dice.

-Pero casi tienes treinta-

-Gracias por recordármelo-

-Aquí te quedas- Le dije cuando el ascensor paró en su piso.

-Seguiré hacia arriba- Sólo lo mire con confusión y molestia.

-Como sea-Rodé los ojos.

Llegamos a la casa y el aroma a soledad nos recibió.

-Voy a duchar a Nat- Le dije.

Después de darle un buen baño a Nat, la fui a acostar.

-Duerme bien- Le dije dándole un beso en la frente.

-Mami, me molesta la almohada- Empecé a acomodar bien su almohada, encontrándome con una cajita allí.

-Ya está- Le dije retirándome.

Fui a la sala.

-Matthias- Duke sosteniendo la cajita frente a él.

-Feliz cumpleaños- Me dijo.

-Sabia que habías sido tu- Dije sentándome en un sillón frente a él.

-Ábrelo ya- Me dijo.

-Te he dicho que no me gusta...- Fui interrumpida por su dedo en mis labios.

-Deja de encontrarle un problema a todo, por eso es que tu y yo no funcionamos-

Rodé los ojos y abrí la cajita, era un reloj muy precioso, cuanto valdría ese reloj?

-Matthias, no podías reglarme algo menos caro? Siento que sostengo una pieza de arte-Lo reprendí.

-Me encanta que te haya gustado, yo le lo pongo- Me ignoró y tomó mi muñeca.

Y aún esa electricidad de su tacto me seguía afectando, fueron los segundos más intensos del día.

-Ya está- Alcé la vista, estaba tan cerca de mi que podía sentir el calor que emanaba su cuerpo. Virgen de todos los santos ayúdame a no caer en sus brazos otra vez.

-Matthias...- Y ahí fue cuando me di cuenta de que mis oraciones a todos los santos no tuvieron éxito.

Lo besé.

2 AÑOS DESPUÉS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora