Capítulo 2

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Cuando terminamos de cenar recogimos la caja de la pizza y las latas de refresco tirándolas a la basura, después de eso Missis se empeñó en que saldría a tirar la basura. Por más que le decía que se esperara a mañana y por la mañana la tirábamos, pero no, como es tan cabezón salió y la tiró al contenedor.

Mientras tanto me quedé sentada en el sofá y puse una película que echaban en la tele, era la película de Ghost una de mis favoritas.

Missis volvió y se sentó conmigo a verla porque decía que nunca la había visto.
Estábamos sentados en el sofá, con los ojos como platos viendo la película, era tan bonita.

La verdad que me encantaba la escena del barro creo que es la más sensual que he visto.
No obstante también está bastante graciosa la parte en la que él aprende a tocar las cosas.

Al terminar la película optamos por subir a dormir puesto que ya eran las doce de la noche. Mis ojos pedían a gritos que me acostara.

Subimos a la parte de arriba y miré la habitación de Missis, esa si estaba cambiada.
Tenía una cama grande, un puff, mesitas de noche y como no podía faltar, estaba su guitarra apoyada en la pared.

—¿Te gusta? —Dijo detrás de mí y se apoyó en el marco de la puerta con su pose tan carasteristica de él.

—Vaya picadero te has montado pillín —Agarré su mejilla y le guiñé el ojo.

—Pero como crees —Rió.

—La habitación no dice lo mismo ¿Cuántas chicas te has traído aquí ? Eh pillín —Le di un codazo en las costillas.

Este hizo un gesto dramático como si le hubiera hecho daño, pero eso no era así, sabía perfectamente que lo hacía de coña.

—No he traído a ninguna chica —Respondió relajado.

—¿Seguro?

—Si —Sentenció firme.

—Aunque no hayas traído a nadie ¿Hay alguna chica? —Me acerqué a él de brazos cruzados acercándome y observándole moviendo las cejas de arriba a bajo.

—Anda, ve a dormir que ya es tarde —Rió y se metió a su cuarto. Dejó la puerta a medio cerrar.

—Huy que hay alguien. Missis tiene novia, Missis tiene novia —Empecé a canturrear y a bailar cual niña pequeña.

Mi hermano se estaba descojonado de mi literalmente.

—Anda enana, a dormir —Cerró la puerta en mis narices y reí.

por qué sabía perfectamente que alguien había en la vida de mi hermano, no sé si sería su novia pero sé que es alguien especial.

Negué con la cabeza y me metí a mi habitación.

Abrí la ventana por que mi habitación era la más fresca.

Me asomé apoyando mis brazos en ella y observando la luna, estaba grande y se veía perfectamente. Era una imagen relajante, al menos para mí.

Suspiré.

Me aparté de ésta, destapé mi cama y me tumbé sobre ella.
Dejé que los brazos de Morfeo me acogieran, estaba demasiado casada.

*****

Al día siguiente me desperté sintiendo el sol en mi cara, mi habitación  por la noche era fresca pero por el día...era demasiado calurosa.

Fruncí el ceño y me levanté.

Fui al baño a hacer mis necesidades y cuando acabé bajé a la cocina donde Missis estaba cocinando.

—Buenos días —Dijo desde la cocina.

—Buenos días, me debes una explicación.

—¿Explicación? de que —Se encogió de hombros.

—De lo de ayer

—No me acuerdo —Vertió el café en dos vasos.

—Por dios Alberto, no te hagas el tonto —Puse los ojos en blanco.

Me dio mi vaso y se apoyó a mi lado en la encimera.

—No se de qué me hablas —Se hizo el distraído.

Bebí un sorbo de mi café.

—Tienes novia —Afirmé.

—No tengo novia, solo una amiga especial —Se rascó la nuca.

Dejé mi café encima de la encimera y comencé hacerle cosquillas por los laterales. Este se movía encogiendo el cuerpo.

No sé cómo pasó pero me encontraba corriendo por toda la casa, por la parte baja para ser más específica. Mientras, él iba detrás de mí.

—Para, para —Grité poniendo las manos delante.

Pero no podía hacer nada, era más veloz que yo. Llegué hasta el jardín de la casa y solo teníamos la piscina por el medio. Él en una parte y yo en la otra.

—Te vas a enterar. —Me amenazó corriendo hacia mi.

No sé cómo lo hizo pero me agarró de la cintura y me levantó en peso, nos miramos a los ojos y empecé a reír por que con su mano libre empezó a hacerme cosquillas.

La puerta del jardín la abrieron y entró una chica.

—Missis, traigo... —Dijo parando en seco y ambos la miramos. —Lo siento, yo me voy.

La chica salió corriendo del jardín trasero, Missis me bajó al suelo y fue tras ella.

—Kay, espera —Dijo corriendo detrás de ella —Puedo explicártelo, no es lo que parece.

La chica morena de pelo rizado paró.

—No tienes nada que explicarme, tú y yo solo somos amigos —Dijo sería  y vi como apretó los puños.

Estaba celosa.

Me apoye en la puerta y miré lo que estaba pasando.

—Déjame explicarte —Dijo Missis acercándose, pero ella se echaba para atrás.

—Déjame —Le respondió sería y salió corriendo.

Fui con él.

—Miss, tranquilo,puedo explicárselo yo. —Le agarré los hombros. —¿Ella es la chica especial?

Me miró sobre su hombro y asintió.

Apoyé mi cabeza en su hombro.

—Piensa que eres mi novia. La imagen que le dimos era para imaginarlo. —Dijo frustrado.

—Ya, pero no te preocupes, llevame a su casa y yo hablo con ella —Sonreí.

Me miró.

—¿Segura?

Asentí.

Nos metimos para dentro y cerramos la puerta del jardín.

—Esta puerta siempre cerrada —Dije echándole el pestillo.

—La dejo abierta por las mañanas para que entren estos,así me ahorro de abrir la de la entrada —Respondió restándole importancia al asunto.

—Eres un gandul —Sentencié.

Subimos a las habitaciones para vestirnos, me puse un vestido rosa claro con unas sandalias blancas, me hice una cola y salí. Missis me esperaba en la puerta.

Él llevaba un pantalón corto y una camiseta de tirantes.

Salimos de casa, fuimos al garaje a coger el coche, nos montamos y arrancó.

—Entro yo sola, de mujer a mujer es más fácil conversar —Le guiñé el ojo.

No dijo nada y siguió conduciendo.
Cuando llegamos, bajé del coche y me acerqué a la puerta. Lo pensé tres veces en sin llamar o no.

—Vamos —Me alentó a que lo hiciera.

—Voy, voy, tranquilo —Alcé los brazos exasperada.

Toqué la puerta y esperé a que me abrieran.

Ayúdame a olvidar (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora