Capítulo 15

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Hablar con Kayla me vino muy bien, eran sentimientos que tenía reprimidos y tenía que soltarlos de alguna forma. Por suerte los solté.

Por una vez en muy pocos años después de lo que pasó era la primera vez que me sentía medio bien.

—Maize, ¿Volvemos con ellos? Están demasiado preocupados, sobre todo tu hermano, dice que como no aparezcas en dos horas llama a la policía. —Me miró encogiéndose de hombros.

—Mejor será. Es demasiado dramático —Dije riéndome y levantándome de la roca.

Me limpié un poco el culo ya que lo tenía manchado de tierra.

Caminamos hacia el último tramo en el cual acababa el paseíllo de rocas. Al terminarlo bajamos a la tierra y antes de emprender el camino agarré a Kayla del brazo y la paré.

—¿Que ocurre? —Preguntó al ver mi mano agarrando de su muñeca.

Me puse en frente de ella.

—No les digas que me viste echa mierda encima de aquella roca, mi hermano sufre al igual que yo —Respondí.

—Tranquila, de mi boquita no saldrá nada de nada —Hizo un gesto con la mano como poniéndose un candado en la boca.

Sonreí.

Caminamos por un tiempo largo, al llegar a su altura Alberto vino corriendo hacia mí y cuando estaba cerca me agarró en peso abrazándome fuertemente.

—Miss, me vas a espachurrar... —Dije riendo y abrazándole del cuello.

—¿Donde te metiste? —Preguntó cuando me bajó al suelo. 

—Se fue a bañar a la otra playa, dice que no había tantas algas ni nada de eso —Saltó Kayla en mi defensa.

La miré de reojo y sonreí.

—¿Y por qué no nos avisaste? así nos hubiéramos ido todos —Dijo Andrés.

—Estabais demasiado entretenidos con la escenita de ellos —Señalé a los enamorados.

Estos se sintieron identificados y se pusieron a reírse lo que provocó que una risa se escapara de mis labios.

Optaron por meterse al agua pero no tenía ganas de hacerlo, así que me quedé sentada debajo de la sombrilla para no quemarme. Cuando miré por encima de la pantalla de mi móvil vi a Andrés que me miraba como si quisiera leerme la mente, observándome de arriba a bajo. Lo pillé mirándome.

—¿Que ocurre? —Pregunté dejando de mirar aquel aparato y poniendo mi atención en él.

—Nada, que se que no te fuiste a bañarte a otra playa por las algas.

—¿Y eso por qué?

—Mira, la vez que te vi en la playa bailando nos bañamos en la zona de las rocas donde estaban todas las algas, y tú no hiciste ningún gesto de asco —Me dijo señalándome.

—Veo que eres muy analítico, ¿Te gusta analizarlo todo? —Pregunté.

—Rió —No, no soy para nada analítico, simplemente soy observador —Se encogió de hombros —Y sé que seguías mal por lo de ayer —Añadió.

Suspiré.

Como siguiera así de transparente iba a leerme todo el carnet de identidad, y no era mi plan suficiente tenía con mis problemas para tener que lidiar con un chico así. Aunque me ayuda bastante.

—Llevas razón, es por lo de ayer ¿Contento?

—Mira Maize, me da igual lo que pase por tu cabeza, pero quiero verte alegre, quiero ver a la chica de la que tanto hablaba Missis. 

—Bueno, algún día la verás —Sonreí. —Las mujeres tenemos nuestros bajones y subidones. 

—Ya.

Nos pusimos ha hablar de temas diversos hasta que los otros decidieron salir para comer. 

Comenzamos a comer y mientras comíamos nos reiamos y hablábamos de todo un poco. Mi malestar aún no había pasado, no obstante tuve que hacer como que ya se había disipado para que mi hermano no sufriera, no quiero que lo haga por mi. Sin embargo me gusta tener a alguien que se preocupe tanto, pero no que llegue al tal punto en el que sienta en sus propias carnes mi sufrimiento. Eso nunca. Así que he de tener cuidado y no hacerlo sufrir.

*****

Llegamos a casa después del día tan agotador que pasamos en la playa. Andrés me dejó en la puerta de mi casa y ya él se fue primero. Mi hermano se empeñó en llevar a cada quien a su casa.

Subí a mi cuarto para buscarme ropa e irme a ducharme.

La sal estaba impregnada en mi cuerpo y me daba tirizia, ya empezaba a ponerme algo blanca.

Preparé el agua y me metí en la bañera dejando que el agua cayera por todo mi cuerpo, me lavé bien la cabeza para que después no me picara. Al terminar me sequé el cuerpo con la toalla, me vestí y la lie en mi pelo para secarlo.

Me quité la toalla al creer que ya tenía medio seco y me lo desenredé.

Miré la hora y eran las ocho, me pondría a bailar para soltar algo de adrenalina y todo lo que me hacia mal, siempre me relajaba eso.

Entré a mi cuarto, puse la música en el reproductor y comencé a hacer danza contemporánea.
Baile hasta que los pies me dolieron, hasta que no quedaba ni una gota de mal estar en mi cuerpo.

Sin darme cuenta del tiempo en el que llevaba bailando, y sin saber que tenía observadores a mi alrdedor, terminé y miré por encima de mi hombro ya que me sentía observada. Era mi hermano que estaba apoyado en el marco de la puerta observándome.

—Veo que estás mucho mejor, siempre has hecho eso cuando querías deshacerte de alguna cosa mala —Sonrió.

—Bueno, supongo

—Hacia tiempo que no veía esa coreografía.

—Hacia tiempo que no la hacia.

—Oye, ¿Te parece que cantemos algo?

Le miré.

—Es buena idea

Él se fue a su cuarto y en breve llegó con dos guitarras, una me dio a mí y la otra la cogió él. Se sentó en mi cama y yo junto a él. Coloque la guitarra sobre mi regazo y comenzamos a tocar los primeros acordes, después empezó a cantar la canción de Ed Sheeran Perfect. Al terminar las primeras estrofas empecé yo a cantar hasta que nuestras voces se juntaron.

Mi teléfono sonó y paré para ver quién era, al mirar la pantallita vi el nombre de mamá reluciendo en esta.

—¿Quién es? —Preguntó mi hermano.

—Mamá —Respondí.

La relación con mi madre no era del todo buena, se fue con su pareja por ahí dejándome con mi padre. El siempre ha sido el que se ha hecho a cargo de nosotros.

—¿Que?

—Hola, Maize, ¿Cómo estás? —Dijo ella y oír su voz se me hacía raro.

—Bien, supongo

—¿Te ocurre algo?

—No, ¿Querías algo? —Pregunté seca.

Missis me hizo unos gestos para que me aflojara y yo le hacía gestos nada conformes.

—Veras, me voy a casar con Jordan. Por si os gustaría venir, sé que no he sido una madre ejemplar pero... Quiero que mis dos hijos estén en mi boda.

—Ya veré, ahora estoy muy liada.

—Es dentro de cinco meses

—Ya te decimos algo, adiós —Antes de que terminara de hablar le colgué.

Mi hermano me miró preocupado.

—¿Que pasa? —Preguntó.

—Mamá, vuelve a casarse

Ambos suspiramos y continuamos con lo que estábamos haciendo.

Ayúdame a olvidar (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora